viernes, 11 de diciembre de 2009

Dos sinfonistas cubanos

Dos compositores contemporáneos del escritor y musicólogo Alejo Carpentier (1904-1980) fueron los iniciadores del moderno sinfonismo cubano: Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla. El autor de El siglo de las luces trató en vida a ambos músicos y los sobrevivió largamente, ya que murieron jóvenes. Teniendo como referencia La música en Cuba (1945), historia de la música cubana del propio Carpentier, realicé las siguientes anotaciones biográficas.


Amadeo Roldán (1900-1939). Músico nacido en París pero de ascendencia criolla. Fue primer violín de la Orquesta Filarmónica de la Habana y, según Carpentier, en su faceta creadora aparecen notados por primera vez con exactitud los ritmos cubanos; estableció un verdadero método de efectos sonoros de instrumentos típicos de Cuba que otros músicos habrían de seguir. Roldán nos dejó la Obertura sobre temas cubanos, obra capital que marca una nueva era en la historia de la música cubana, y otras composiciones sobresalientes: Tres pequeños poemas (Oriental, Pregón, Fiesta negra), La rebambaramba y El milagro de Anaquillé como música de ballet, Danza negra para voz y grupo instrumental, Motivos de son sobre poemas de Nicolás Guillén, Rítmicas V y VI para percusión, etc. Su producción es una de las más sólidas de un autor cubano. Por otra parte, gracias a su mediación se interpretó por primera vez en La Habana la 9ª sinfonía de Beethoven. Murió joven, y su pérdida fue muy sentida por Carpentier.

Alejandro García Caturla (1906-1940). Músico y juez nacido en Remedios, Villa Clara, fue el temperamento musical más rico y generoso que haya aparecido en Cuba, a juicio del autor de La música en Cuba. Carpentier lo retrata como un hombre con una asombrosa capacidad de aprendizaje, independiente y fuertemente atraído por la negritud, hasta el puso de llegar a casarse con una mujer negra, pese a los prejuicios de su acomodada familia. Inspirado por el folklore cubano e influido por la música de vanguardia, dejó una extensa producción, entre la que deben ser citadas las Tres danzas cubanas para orquesta, Berceuse Campesina para piano, y en especial La rumba para orquesta, estrenada por Erich Kleiber al frente de la Orquesta Filarmónica de la Habana, una de las páginas más extraordinarias creadas por un músico cubano. Murió prematuramente, asesinado por un delincuente común al que había juzgado y pensaba condenar, y su pérdida fue tan dolorosa para Carpentier como la de Roldán, si nos atenemos al derroche literario que ambos desencadenaron al dejar el mundo de los vivos.

Bibliografía:
Carpentier A. La música en Cuba. Varias ediciones.
Carpentier A. Breve historia de la música cubana. En: Temas de la lira y del bongó (libro recopilatorio). Ed. Letras cubanas. La Habana, 1994.

Como ilustración sonoro-visual traigo aquí tres videos: un pequeño apunte biográfico de Roldán, su pieza “Rítmica Nº 6” y el “Preludio nº 3” de García Caturla. No son gran cosa, pero es lo que pude encontrar.




2 comentarios:

  1. Que precioso el preludio de Caturla. Siempre las obras atonales me han despertado una inquietud, porque se puede ver los matices de lógica en el caos. Brillante contrapunto de primera especie, con intervalos de quintas inusitados, y disonancias conjuradas como por arte de magia. Simplemente genial.

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  2. Sí, Tony, esta pieza tiene un encanto especial, inmersa en el mágico caos de lo bellamente imprevisible. Lástima que la obra de Caturla, al igual que la de Roldán, no esté suficientemente divulgada. Gracias por tu comentario.

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