viernes, 8 de abril de 2011

Una sinfonía formidable


La Sinfonía Del Nuevo Mundo de Antonin Dvorak (1841-1904) es quizás la más popular después de la Quinta de Beethoven. No por melódica, pegadiza, agradable o fácil de comprender ha de ser despreciada, por más que algunos conocedores del sinfonismo la consideren apta para neófitos y superficial para oídos expertos. Sus valores musicales son incuestionables, aunque su discurso se distancie de otras sinfonías teóricamente portadoras de mensajes profundos que calan el alma humana. Dvorak no necesita del formalismo de Brahms, del misticismo de Bruckner o de las complejidades de Mahler. Basta la belleza sonora y la evocación americana -del Nuevo Mundo-, enmarcados en su espíritu checo, para hacerla permanecer en la memoria colectiva.

Alberto Oliveras presentando "Ustedes son formidables"

Muchos españoles de cierta edad, relacionarán los primeros compases de la Sinfonía del Nuevo Mundo con un popular programa radiofónico: "Ustedes son formidables", presentado por Alberto Oliveras y que tenía fines solidarios. Un primo de mi madre siempre me lo decía y últimamente me lo ha recordado el Dr. Francisco Doña, que de pequeño lo escuchaba con su padre. Nada mejor entonces que dedicarle la entrada a este médico amigo jerezano. Al fin y al cabo, también él es formidable.

No conozco mejor interpretación discográfica de esta sinfonía que la del húngaro Ferenc Fricsay al frente de la Filarmónica de Berlín. En concierto también es soberbia la de Sergio Celibidache y la Filarmónica de Munich, orquesta no tan renombrada como la de la capital alemana pero que a las órdenes del director rumano resplandece como una gema. Ambas son precisas y expresivas, de transparente sonoridad y contundentes en los clímax. Dejo enlaces a la fabulosa lectura de Ferenc Fricsay del movimiento final (Parte I, Parte II), y traigo aquí la de Sergiu Celibidache por el valor añadido de las imágenes.

[Vídeo añadido post., por eliminación del previo]

6 comentarios:

  1. Muchas gracias José Manuel, amigo, por el recuerdo y la dedicatoria. Para mí tienen un valor especial, por lo que tú sabes y comentas...
    Desde que hablamos de ella, no he dejado de escuchar la Sinfonía del Nuevo Mundo. La he añadido a mis favoritos en YouTube. La he oído una y otra vez, en el coche, durante mis desplazamientos entre Jerez y Cádiz. Y he vuelto a disfrutarla ahora, con inmenso placer.
    Gracias, una vez más, y un fuerte abrazo.

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  2. Te mereces esta sinfonía y mucho más, querido Francisco. Y en especial esta formidable interpretación de Celibidache y la Filarmónica de Munich, tan intensa, precisa, transparente, hermosa, exquisita.
    Un formidable abrazo.

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  3. Formidable tu reconocimiento de una obra preciosa, querido José Manuel; desde luego, has hablado con mucha sabiduría. Me ha encantado la versión de Celibidache.
    Un bico.

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  4. Te diré, querida Lola, que la Sinfonía del Nuevo Mundo fue una de las primeras obras sinfónicas que me "enganchó" a la música clásica, escuchándola en Radio 2 de RNE, y casi a la par que mis dos primeras adquisiciones discográficas: la Sinfonía nº 6 "Pastoral" de Beethoven y la suite sinfónica "Scheherazade" de Rimsky-Korsakov. Supongo que son obras que en enganchan a los no iniciados por su fácil escucha, sus arrebatadores discursos melódicos y sus apoteósicos clímax sonoros. Luego ya vendría el discernimiento entre unas interpretaciones y otras; y en la obra que nos concierne pueden apreciarse diferencias abismales entre las diferentes grabaciones existentes. En fin...
    Un sinfónico bico.

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  5. El segundo movimiento (Largo) es un paraíso para el uso de los vientos, sobre todo ese diálogo entre el corno inglés y sus primos los oboes. Hay cierta controversia sobre si Dvorak usó una canción espiritual negra del sur de los EE UU, o si hubo un plagio de uno u otro lado con la canción "going home", pero el gran compositor Checo logró darle un sabor "americano" a este pasaje, para plasmar en música el deslumbrante espectáculo del nuevo mundo que él fue testigo. Este movimiento no tiene nada de superficial querido amigo, es más, es una gran lección de orquestación.

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  6. Toda la sinfonía es un triunfo sonoro, incluido el scherzo que sigue a ese maravilloso largo que describes, amigo Tony, y que precede al brillante final. Sabor del Nuevo Mundo y espíritu del Viejo (checo y propiamente dvorsakiano). Y desde luego nada hay de superficial, salvo para críticos que buscan destruir lo que ellos no podrían crear.
    En otro momento hablaremos de su Cuarteto Americano y de su Concierto para violonchelo, concebido poco antes de su retorno al hogar bohemio.

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