jueves, 27 de octubre de 2011

Una mujer admirable


El caso de Irene Villa, una víctima del terrorismo que sufrió la mutilación de sus piernas y de varios dedos de una mano, es digno de admiración. Pone los pelos de punta pensar en lo que ha pasado y en su capacidad de superación y de perdonar a quienes causaron sus graves lesiones físicas. Han pasado veinte años desde aquel grave atentado, la he vuelto a ver en televisión y me he quedado maravillado al comprobar, como siempre, la luminosidad de su rostro y su esplendorosa sonrisa. Ni un atisbo de odio o de rencor en su mirada, a pesar de ser una luchadora deseosa de acabar con el terrorismo etarra. Atesora generosidad y fortaleza. Ruboriza el pensar que muchos perseguimos una felicidad inalcanzable y nos hundimos en nimiedades. Ella en cambio es la fresca imagen de una mujer feliz, que ha sabido sobreponerse a algo que para la mayoría supondría un hundimiento moral insuperable. El 17 de octubre cumplió 20 años de su segunda vida; lo celebramos. Es para aplaudirla y quererla. Irene es un ser admirable.

2 comentarios:

  1. ¡Admirable Irene! Es cierto, José Manuel.
    Le deseo toda la felicidad que se merece.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Creo que no nos equivocamos en nuestra apreciación, querido Francisco.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar