viernes, 9 de marzo de 2012

Para salir por piernas


Antes no creía en nada; y ahora, ni eso.
Chumy Chúmez.

Si uno toma conciencia de la corrupta Hispania en la que vive, regida en los cuatro puntos cardinales –salvo honrosas excepciones, claro– por especuladores, defraudadores, desfalcadores, manipuladores y otros individuos de poca ética, es para salir por piernas.

No hay derecho a decretar restricciones, no hay legitimidad moral para pedir sacrificios, por culpa de una casta deshonesta que se ha extendido como una mancha de aceite pringoso sobre los honrados ciudadanos pringados.

Se ha pasado del despilfarro absoluto a la austeridad inconcebible. Y para colmo se permiten fraudes y abusos como los dela banca, corralitos o corralazos que claman al cielo, con la pasividad gubernamental. Es sabido que el poder corrompe... pero ¿tanto?

Uno pierde el patriotismo, si es que alguna vez lo tuvo, reniega de la bandera y desearía ser invadido sin ofrecer resistencia. Haber llegado a esto tras duras luchas ideológicas, creyendo en un prometedor futuro, confiando en el esfuerzo colectivo, me hace volver a la inmortal frase de Chumy Chúmez.

4 comentarios:

  1. Cuanta razon tienes amigo Jose Manuel, no son tiempos faciles y menos para los que sin duda tambien somos victimas del sistema.
    Aunque esperemos se cumpla el famoso reFran de que "no hay mal que cien años dure"

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    1. Lo malo, amigo Juan, es que para entonces todos calvos.
      Un esperanzado saludo, a pesar de todo.

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  2. Y lo que te rondaré, morena. Yo sí creo en las muchas personas buenas, nobles y generosas que hay, Pepe, pero el problema es que aquí se ha instalado el becerro de oro (me parece que este episodio bíblico es el que más acertadamente refleja nuestros males de hoy) y sus adoradores, groseros, malvados, inmorales, corruptos, materialistas y avariciosos (como cabía esperar de los creuyentes de semejante deidad) son muy poderosos y tienen por ello gran facilidad para extender su pestilencia. Aquí hace falta una revolución que cambie por completo los valores que mandan en nuestra sociedad.

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    1. Pues tendrá que haber una revolución, Pablo, preferiblemente incruenta, semejante a la de Los Claveles que conquistó las libertades democráticas, pero este caso en pos de la honestidad. Lo que no sé es si precisaremos de un Moisés para poner orden...

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