miércoles, 16 de mayo de 2012

Sobre la ergonomía musical


Me aprovecho de una entrada de Ana María Pérez Martínez en su blog “Postura sana en el Conser de Gijón”, para tocar el tema de la ergonomía musical (ergonomía específica para músicos), que tiene un gran valedor en el Dr. Joaquín Farias Martínez, Catedrático de Ergonomía Musical del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, que en una conferencia recogida en video va más allá incidiendo en diferentes aspectos de la salud de los músicos. 


El Dr. Farias inicia su intervención, sobre enfermedades de los músicos y ergonomía, citando la frase del neurólogo Oliver Sacks que en su libro Musicofilia define a los músicos como “los atletas de los músculos pequeños”. Habla de diagnósticos erróneos y hace una previsión de nuevas enfermedades de los músicos en los próximos años, como el “codo de violinista” cotejándolo con el “codo de tenista”, a consecuencia de movimientos específicos. Refiere distonías focales (distonías: trastornos del tono muscular) específicas de los músicos e incide en su concienciación en referencia a la ergonomía, su dedicación junto a la investigación sobre la salud laboral de los músicos.

Hace una consideración sobre el concepto “diletante”, como recreación en el arte, que lleva al músico a tocar por su propia satisfacción e incluso a someterse a dolorosos procesos de rehabilitación para superar lesiones y seguir hasta el final con lo que le apasiona. Por eso anticipa las futuras lesiones de los músicos viendo lo que sucede en las orquestas jóvenes, con músicos que ejercitan muchas horas, propensos a lesiones crónicas; y sobre los límites, alude a Paracelso: “nada es veneno y todo es veneno, dependiendo de la dosis”. Por otra parte, señala el hecho de la degradación en nuestro país de los músicos veteranos.

Hace referencia a la afectación de diferentes aparatos y sistemas orgánicos: el sistema vascular y sus repercusiones, como el aumento de la frecuencia cardiaca durante la interpretación que conlleva riesgo de isquemia coronaria, o de accidentes cerebro-vasculares (p.ej. accidentes isquémicos transitorios) en instrumentistas de viento; el sistema nervioso y sus afecciones por exceso de entrenamiento, por estrés, con generación de distonías; la no apreciación de problemas en los órganos de los sentidos, como la hipoacusia; el sistema músculo-esquelético y sus graves repercusiones. Y subraya que los músicos no suelen ser conscientes de sus problemas de salud.

Al final de su intervención, hace énfasis en no minimizar las pequeñas lesiones y contempla las lesiones iatrogénicas, debidas a tratamientos inadecuados. No podemos obviar la extrema fragilidad del ser humano ante el trabajo, en este caso la actividad musical.

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