viernes, 1 de junio de 2012

Anecdotario médico 3


Lo mismo que en la primera parte, las anécdotas que a continuación voy a referir fueron vividas personalmente o, siendo ajenas, se asemejan a otras que me han sucedido durante mi ejercicio profesional como médico general. ¡La consulta es una enorme caja de sorpresas! (No es la salud cosa de risa, sino más de compasión, pero es bueno reír, y mejor reírse de uno mismo) Os recuerdo que entre paréntesis concreto su temática o lo que me sugieren. Y sin más preámbulo, os dejo otra decena de mi personal anecdotario médico:

(Descentrado) Ya atendido un paciente, le digo el nombre y apellidos del siguiente para que, al salir, lo avise. Dándose por enterado, afirma e interroga: “¡Vale!... ¿Quiere que le avise a alguien?”. A menudo la cabeza está en las nubes...

(Tierra de sordos) Media hora explicándole al paciente lo que debe hacer y... “¿Entonces qué me dice?”, pregunta como si no se hubiese enterado de nada.

(Panacea) Dice una paciente con toda naturalidad: “Estos sobres (de Ibuprofeno) que me dio un sobrino me fueron muy bien para la tos. ¡Es que valen para todo!”.

(Deontología médica) En hospital concertado, le informan a una paciente que para consulta ginecológica tiene varios meses de espera. “¿Y como paciente privada?, pregunta ella. “¡Pues para mañana mismo!”, le responden.

(Diagnósticos encontrados) Al mismo paciente, y en el mismo hospital, el internista le diagnostica una EPOC y el neumólogo una simple tos psicógena.

(Nesciencia) Se le recomienda a un paciente de riesgo la vacunación antigripal y el acompañante exclama: “pero ¡es asmático!”. Parece fallar la educación sanitaria.

(Estreñimiento vs diarrea) Una mujer que está a punto de salir de viaje está muy preocupada por si se estriñe con el cambio de aires; hasta su vecina le recomendó un laxante. En cambio se extraña al hablarle de la “diarrea del viajero”.

(Duda inquietante) La paciente que duda: “Entonces, ¿cómo tengo que tomar este jarabe? ¿Por la boca?”. Se hace un silencio; y menos mal que el pensamiento del galeno frena su lengua: “No, por...”. La ética obliga al médico a contenerse.

(No comment) Siendo habitual que se consulte por naderías o cuestiones no médicas, un "usuario" veinteañero vino a consulta –espoleado por su madre– porque se lastimaba al afeitarse. Tras superar mi perplejidad, lo derivé al barbero.

(Soledad) La señora Elvira tiene dolor en el dorso de los pies, especialmente después de caminar. Es viuda y vive sola. Cuando va a casa de algún hijo o de excursión, aunque camine un largo trecho, mejora hasta olvidarse casi del dolor de pies. Sin hallársele una causa orgánica a su mal, reconoce que “los nervios la devoran”. Elvira me hace comprender que los peores males son los del alma.

2 comentarios:

  1. Hola José Manuel, tengo una anécdota que creo que te gustará:

    Estando yo en urgencias con un dolor espantoso por un cólico de riñón, escucho al equipo médico valorar la placa que me acababan de hacer diciendo que, efectivamente, se trataba de un cólico..."frenético". ¿Frenético?, pensé yo, pero ¿en manos de quién estoy?!!!

    Cuando se lo comenté a una de las enfermeras entendió mi asombro y se rió divertida mientras me explicaba que esa era una forma de pasar las guardias con cierto sentido del humor. El personal sanitario acababa utilizando los "palabros" que los pacientes más mayores daban a las dolencias, por lo que los cólicos pasaban de ser "nefríticos" a ser "frenéticos", las hernias "discales" a ser "fiscales" y la próstata a ser "próspera".

    Después de todo tiene hasta cierta lógica el equívoco. Un cólico de riñón puede hacer que hasta el más pintado se vuelva frenético, todos los hombres preferirían mantener próspera su próstata de por vida, y las hernias discales se sabe que son tan preocupantes como cualquier inconveniente que puedas tener con el fisco.
    Risueños saludos.

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    1. ¡Muy bueno!, es como lo de la inyección del "tuétano" (tétanos) o, en el terreno radiofónico, lo de los "fósforos" (forofos).
      Por cierto, Ana, hace años tuve un primer cólico "frenético" en Asturias, concretamente en Arriondas. Era el mes de agosto y llegaba para presenciar el Descenso del Sella (ya sabes, desde esa localidad a Ribadesella), llevaba muchas horas de coche (las carreteras no eran las de ahora) y estaba algo deshidratado, lo que probablemente favoreció la formación de una piedra (cálculo). Mira por dónde, ahora se me ocurre "cólico pedrítico".
      El humor es bueno, es necesario reír, y cada vez más.
      Un frenético beso.

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