martes, 6 de noviembre de 2012

Hace veinte años…


Hoy hace veinte años de la muerte de mi padre*, cuya imagen sigue, y seguirá, presente en mi recuerdo. No me parece que haya pasado ese tiempo. Y al evocarlo, el espacio se llena de una interminable melodía. Es por ello, que tras el fallecimiento de otro ser querido hace menos de un mes, volví a rememorarlo, e inexplicablemente un impulso me llevó a componer una canción elegíaca, Cuando otra alma se va (Último adiós), cuya letra reproduzco…


Cuando otra alma se va,
cualquier alma bienquerida,
se tiene la sensación
de que es absurda la vida.

Todo parece distante,
en nada hay alegría,
las lágrimas de tristeza
nuestro dolor atestiguan.

Y sin embargo nos queda,
tras la rabia contenida,
lo mejor de su presencia,
el dulzor de su sonrisa.

[Canción, 13 oct. 2012]

*Severino “Chicho” Brea Barros (1929-1992)

Por él descubrí el Bolero de Ravel, a él le escuché tocar en la rondalla piezas musicales que me impactaron, como El sitio de Zaragoza de Oudrid o la "Entrada de los invitados" –de Tanhäuser– de Wagner. Y en su honor, traigo la "Serenata" de Los millones de Arlequin, de Ricardo Drigo, una música que mucho le gustaba. [Tanto como "Granada" de Isaac Albéniz.]


Y, con posterioridad, decido añadir mi propia canción "Cuando otra alma se va".

5 comentarios:

  1. Querido José Manuel: es un poema precioso. Te mando un abrazo con cariño sincero. Duele mucho la ausencia, lo se. Nunca se deja de echarlos de menos, aunque pasen los años. También a mí me gusta la serenata (y el vídeo con Nana Mouskouri); no la había escuchado desde la juventud.
    Moitos bicos, meu amigo.

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  2. Sentido testimonio de amor filial el que plasmas, amigo mío, gracias por compartirlo. Desde luego, como dices, lo mejor es lo que nos queda...

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  3. Gracias, queridos Lola y Lizardo, por vuestras cariñosas palabras.
    La vida continúa...

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  4. Querido amigo Jose Manuel, como decia nuestro admirado maestro G. Marañón: "Somos tambien lo que fueron nuestros padres",
    Su ejemplo y cariño permanecen siempre y sin duda se refleja en tu calidad humana.

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    1. Gracias, amigo Juan, por tu confortante presencia y por esta marañoniana referencia.

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