viernes, 2 de noviembre de 2012

Médico de familia, resignarse o emigrar

por Mónica Lalanda
 

“La culminación del trabajo es un logro en sí mismo, pero lograr la difusión más allá del contexto local, significa un aliciente. La labor del médico debe ir más allá de un estímulo y la satisfacción radica en el mismo hecho de ejercer la medicina, pero tampoco podemos negar que un trabajo arduo que se vea reflejado en la mejoría de un paciente o en un logro académico calma un poco la carga laboral diaria en la que un médico se ve inmerso”. Martin Arevalo Flores
Este párrafo de un psiquiatra peruano es propicio para considerar la situación actual de un médico de familia del sistema público hispano. Porque cada vez es más ilusorio el aliciente. Y no hablo, ni muchísimo menos, de un mimado, millonario y, aun así, insatisfecho futbolista de elite. Pero la insatisfacción se expande entre los profesionales de la medicina de manera inequívoca. No es sólo la merma de ingresos. Es también, y sobre todo en el primer nivel asistencial, el trabajo bajo presión, a contrarreloj, entre el suplicio papeleril y la descoordinación, sometidos a criterios absurdos contra los que es difícil oponerse sin aguardar represalias. De modo que en Hispania, tras más de veinte años de proyectos de mejora y bla, bla, bla, incumplidos, ¿qué les queda a los médicos jóvenes? Pues emigrar… o seguir soñando despiertos y resignarse.

Bueno, queda una tercera opción: empeñarse en cambiar el status quo. Al modo de otros médicos experimentados que, como apunta el doctor Vicente Baos, muestran su "preocupación por una forma de entender la medicina que parece desvalorizada ante la prisa, la especialización y la deshumanización del mundo moderno". Pero el deseable cambio no habrá de venir sólo por los buenos deseos, sino por el activo empeño en conseguirlo.

4 comentarios:

  1. Asi es Jose Manuel, muchos tambien creemos que la situación sociolaboral del médico de familia es lamentable, por no decir intolerable, desde cualquier punto de vista y no podemos dejar de expresarlo.
    Al igual que la tercera opción que expresas, no podemos abandonarla, aunque solo sea por mantener un punto de equilibrio mental.

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    1. La tercera opción, amigo Juan, es un añadido que pretende dejar una puerta abierta a la esperanza. Pero ahora, asistiendo a una disputa "tuitera" entre MF y Especialistas, veo que se disipan las energías. No se dirige la acción hacia dónde se debe.
      Saludos.

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  2. Es lamentable que la juventud preparada tenga que emigrar.
    Y si esto está ocurriendo con jóvenes con carreras universitaria, ni te cuento la "carne de cañón" que son los que abandonaron los estudios encandilados con el dinero fácil de la construcción o los servicios en los tiempos de bonanza.
    Mis dos hijos, (con sus carreras acabadas), están subsistiendo con trabajos precarios y mirando a la frontera de reojo.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Si uno reflexiona sobre la situación, no se la explica... o llega a reconocer una vez más la idiosincrasia hispana, chapucera e improvisadora. Seguimos sin planificación y, lo peor, sin ideas (o sin voluntad para aplicarlas).
      En otro espacio, un usuario del sistema de salud nos recuerda que todo seguirá igual mientras los profesionales dependan estructuralmente de la gestión política. Y, para colmo, sobre la búsqueda de apoyo en la población (que justifica y recibe los servicios sanitarios), que nos encontramos con un insalvable obstáculo: la tremenda falta de cultura y de sensatez que nos rodea en la sociedad actual.
      Realmente, poco alentador... Pero, a pesar de todo, mantengamos las espadas en alto.
      Un fuerte abrazo.

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