domingo, 10 de noviembre de 2013

Fracaso educativo… y cívico

La diferente respuesta de los padres a las malas calificaciones del hijo en distintas épocas

Education is not the filling of a pail, but the lighting of a fire (La educación no es llenar un cubo, sino encender un fuego). W. B. Yeats

Reflexión inicial: Se dice que tenemos los jóvenes mejor preparados y, al mismo tiempo, las mayores tasas de fracaso escolar de la historia. ¿Cómo se cuece esto? Yo, cuando menos, me quedo perplejo ante semejante paradoja.

Otras reflexiones necesarias:

Lo que está destruyendo nuestra enseñanza, y a nuestra sociedad en general, es una mezcla de dejadez, complacencia y permisividad que, lejos de promover las libertades, lima los derechos de los ciudadanos de bien, que resultan desprotegidos y humillados. Sin duda, falla la "educación en valores".

Se ha perdido el principio de autoridad y se desprecian las normas de urbanidad, conceptos con gran contenido que a algunos ven como retrógrados pero que simbolizan todo lo contrario, pues son bases de la libertad y del progreso.

Hemos visto aumentar el número de niños (algunos de más de treinta años) caprichosos, a los se les permite todo, que campean a su albedrío y enarbolan la negra bandera del “hago lo que quiero”, no de una necesaria y sana rebeldía. 

Se ha constatado que la permisividad de los padres favorece la violencia de los hijos, porque desarrollan una intolerancia a la frustración. Y, junto a la permisividad, la sobreprotección de los niños conduce al fracaso escolar.

Ante el exceso de maleducados, al amparo de un Estado falsamente garantista que ha perdido el norte, se plantea una Educación para la Ciudadanía, beneficiosa entendida como Civismo (comportamiento social respetuoso) y perniciosa como adoctrinamiento o pastoreo. Hay que educar, no pastorear.

Tampoco hay atención a lo que expresa el aforismo de Yeats que encabeza esta entrada. Educar implica estimular, motivar. Y los buenos maestros procuran descubrir las capacidades o potencialidades de los alumnos.

En definitiva, el fracaso educativo es preocupante, y la carencia de formación cívica, para echarse a llorar. No debemos olvidar que fracaso escolar y violencia van de la mano. Sin demasiado optimismo, veo el presente desmadrado y vislumbro un futuro próximo demasiado turbio. Creo que tenemos un gran problema humano. 

¡Lo que pudimos haber sido y a dónde hemos llegado!

Cómo convertir a sus hijos en pequeños delincuentes
Por Emilio Calatayud, juez de menores

*** 
La autoridad paterna pasó del autoritarismo a desvanecerse en la absoluta permisividad.

Enlaces educativos
Qué pasó con la enseñanza. Elogio del profesor, Luisa Juanatey

Reflexión anexa
La caída del nivel educativo comenzó cuando el profesor se convirtió en ‘profe’ y la señora/señorita maestra en ’seño’. ¡Exceso de familiaridad, perdida la autoridad! El fracaso cívico comenzó con una transición política rupturista con las normas sociales: el civismo era cosa del pasado y lo moderno no entendía de cortesía ni de respeto. ¡Y del todo vale surgieron problemas de convivencia!

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