viernes, 30 de octubre de 2015

El fin de un cirujano


[Microrrelato]

Cuando el juez dictó su radical sentencia, mi mundo se vino abajo. Hasta sentí la cariñosa palmada de mi abogado como un sonoro reproche en la espalda. No había consuelo para quien entregara los mejores años a lo que más amaba. Ni la intención de apelar que mostraba mi letrado podía levantarme el ánimo. Me daba cuenta de que todo había concluido. E hice un rápido repaso existencial… Había logros personales y profesionales, una línea de felicidad apenas quebrada. Miles de intervenciones exitosas, agradecimiento de pacientes, reconocimiento de colegas, aplauso de ciudadanos. Y un día, por error –acaso por cansancio–, el bisturí cortó la arteria del paciente, que se desangró irremediablemente; fue inútil el intento de hemostasia. Mi carrera se había acabado (significaba la expulsión del Cuerpo de Cirujanos), y también mi vida… Es cuanto puedo decir, antes de administrarme la inyección letal que elimine mi sufrimiento.

Microrrelato publicado en www.abogacia.es/microrrelatos

Let It Be - The Beatles
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El error médico es algo inevitable bajo la condición humana e inadmisible desde la óptica profana, que no admite un solo fallo.

4 comentarios:

  1. Siempre os he "envidiado" la responsabilidad a los médicos, Pepe. La mía puede llevrme (si me equivoco) a consecuencias la peor de las cuales es que un alumno tenga que repetir curso de manera inmerecida; a Dios gracias, hasta hoy (y toco madera), no me he encontrado ni siquiera en un caso así, pero muchas veces he pensado en la vuestra, en lo terrible que es algo tan, a la postre, posible como esto que reflejas en esta entrada: que a los médicos (a los cirujanos en particular), fallos que pueden ser minucias pueden llevaros a consecuencias trágicas, y ni siquiera los mejores profesionales estáis a salvo de esto. Es un riesgo tremendo; pienso que, al menos, la sociedad debería poneros a salvo de cosas como el estar presionados por el exceso de trabajo. ¿Lo hacemos?

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    1. Sobre este espinoso tema, amigo Pablo, me parece muy apropiado un pensamiento de Marañón:

      “La Medicina es como profesión excelsa, pero como ciencia humildísima, y hay que aceptar esta insuficiencia y esta humildad en gracia a esta excelsitud... Pedir cuentas al médico de su fracaso con un criterio científico, como se le pide a un ingeniero que ha calculado mal la resistencia de un puente, es disparate fundamental y es principio inaceptable.”

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    2. "Pedir cuentas al médico de su fracaso con un criterio científico, como se le pide a un ingeniero que ha calculado mal la resistencia de un puente, es disparate fundamental y es principio inaceptable.”

      Soy ingeniero y estoy totalmente de acuerdo, totalmente.
      Un saludo

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    3. La frase marañoniana nos muestra a las claras que en Medicina dos más dos no siempre es igual a cuatro.
      Gracias, Juana, por tu comentario.

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