viernes, 27 de noviembre de 2015

Alrededor de la violencia de género


La violencia no es sino una expresión del miedo.
Arturo Graf

Del artículo “Los efectos de nuestra legislación de protección contra la violencia de género”, extraigo un buen número de frases que, siempre que consigamos liberarnos del inconveniente apasionamiento, nos pueden poner en disposición de reflexionar de la manera más adecuada sobre este tipo de violencia y sobre la ley que trata de combatirla. Veámoslas pues seguidamente, sin renunciar, por supuesto, a la lectura del artículo completo.
Hay que aproximarse para su adecuado análisis con prudencia y cabeza fría, evitando en lo posible la fuerte carga emocional que suele envolver esta cuestión.  
La ley se fundamenta en una ideología denominada “feminismo de género”* [v. Feminismo] que sostiene que no existen, fuera de las físicas, diferencias entre sexos.  
Se deduce una difusa “responsabilidad colectiva” de los hombres, y se presupone que los actos de violencia responden necesariamente a esta “situación de desigualdad” y “relaciones de poder”.  
El principio de igualdad y no discriminación, la presunción de inocencia y otros pilares básicos del Estado de Derecho quedan gravemente en entredicho
No deja de ser paradójico que la que quizá sea la norma más ideologizada de nuestro ordenamiento haya sido aprobada por unanimidad y sin apenas debate**, lo que dice mucho sobre el valor y la categoría intelectual de nuestros legisladores, y sobre su incapacidad de liderar una opinión pública que por definición debería ser plural.  
Cualquier intento de tratamiento de esta materia es probable que tope con una fuerte corriente de corrección política que rechaza la legitimidad de cualquier debate sobre la norma y sobre sus medidas.  
Podemos dudar de la objetividad de quienes han hecho de la defensa de este “feminismo de género” un modo de ganarse la vida.  
Es preciso insistir en el drama que supone para muchas mujeres el vivir bajo el terror de los malos tratos.  
Podemos suponer que muchas de las agresiones no se denuncian. Menos de la tercera parte de las mujeres asesinadas en los últimos diez años había denunciado a su pareja. Y en algunos de los casos en que habían presentado denuncia la habían retirado posteriormente. 
El índice de agresiones y asesinatos en este ámbito, en contra de lo que pueda creerse, es afortunadamente en España bastante inferior a la que existe en los países de nuestro entorno.  
Las cifras medias europeas casi doblan a las españolas, y Finlandia las cuadriplica, lo que demuestra la gran relación que existe con el consumo excesivo de alcohol (en ese país un grave problema).  
El número de casos de violencia doméstica contra mujeres denunciados y el de mujeres muertas ha permanecido bastante estable a lo largo de los últimos años, con una ligera tendencia creciente.

Esto podría llevarnos a la conclusión de que las medidas adoptadas por la ley han servido de poco. Sin embargo hay que tener también en cuenta dos importantes factores: el aumento de inmigrantes recibidos (muchos de ellos provenientes de países con culturas más machistas) y el factor socioeconómico, la posición económica desfavorable.  
Por supuesto, si hemos criticado la tendencia a criminalizar a todos los hombres, a los que se pretende responsabilizar colectivamente a pesar de que la mayoría de ellos sea respetuoso con sus parejas y no cometa abusos, lo mismo debemos decir de los inmigrantes, a los que no debe imputarse ninguna responsabilidad colectiva. 
Aun considerando estas circunstancias, podemos preguntarnos si las medidas de la ley han sido suficientemente efectivas, si se podrían mejorar, y también si los recursos de la misma están siendo utilizados abusivamente con excesiva frecuencia, generando problemas que el legislador no previó.

*Teoría contraria a la planteada por la socióloga Esther Villar en su libro El varón domado (Der Dressierte Mann, 1971): las mujeres no son oprimidas por los hombres, sino que ellas los controlan para su ventaja.
**Tal vez haya sido una decisión‘‘a la búlgara’’. 

Tenemos algunas claves para combatir la violencia de género, pero no disponemos de estrategias absolutas para erradicarla. Parece ser que el perfil predominante del agresor/maltratador no es el de un individuo mentalmente sano, sino de otro poseedor de alguna alteración psíquica, incluyendo los trastornos de personalidad y las alteraciones derivadas de adiciones a alcohol o drogas. Es significativo que Finlandia, país con la mejor educación del mundo, se encuentre a la cabeza en esta lacra. De modo que una buena educación en las escuelas, aun siendo deseable y beneficiosa para cualquier sociedad, no parece ser el factor decisivo; aunque quizás habría que analizar las bondades y los errores de los diferentes enfoques educativos. En definitiva, la lucha contra la violencia de género ha de continuar en todos los frentes sociales y apoyándonos en evidencias, hasta minimizarla en lo posible.

Creemos que toda discriminación es negativa por definición. Hablar de ‘‘discriminación positiva’’ es una deriva linguística como otros desvíos que ya hemos visto: abuso del súper, obsesión con el género, evento programadodesdoblamiento léxico... Pero, ya puestos en la esfera antiviolenta, por qué no tratar de combatir toda clase de violencia.

La escalera de la violencia
***
Toda la política feminista descansa sobre una falacia desastrosa: la supuesta existencia de dos especies humanas, masculina y femenina.
Salvador de Madariaga

Enlaces relacionados
La Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, del 22 de marzo de 2007, se estructura en torno a la denominada acción positiva. Dicha norma se inspira en la línea discursiva y teórica de la perspectiva de género... Sin embargo, dicha argumentación adolece de una contradicción insuperable: ¿cómo es posible implementar un modelo en el que para mejorar la situación de los más, en teoría, desfavorecidos (en este caso las mujeres) es necesario vulnerar la posición y derechos individuales de los más aventajados (hombres).
La industria de la llamada violencia de género

Violencia de género y otros términos relacionados
  • Violencia de género: tipo de violencia (física, psicológica, sexual e institucional) ejercida contra cualquier persona o grupo de personas por su orientación sexual, identidad de género, sexo o género. Según la ONU, el término se utiliza «para distinguir la violencia común de la que se dirige a individuos o grupos sobre la base de su género». Supone una violación de los derechos humanos. 
  • Sexismo (discriminación sexual o discriminación de género): prejuicio o discriminación basada en el sexo o género.
  • Misoginia: aversión, desprecio u odio hacia las mujeres. 
  • Misandria (o misoandria): aversión, desprecio u odio hacia los varones u hombres, o tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar al varón como sexo y con ello todo lo considerado como masculino.
  • Homofobia: aversión por la homosexualidad o los homosexuales. 
  • Transfobia: aversión por las personas transgénero, la transexualidad o la diversidad de género en general. 

5 comentarios:

  1. Sin duda alguna, YO también deseo que se reduzca la vio. Así mismo , agradecerle infinitamente por compartir esta visión con nosotros. peru-lima

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    1. Desde luego, Anónimo, hemos de esforzarnos en reducir la violencia, pero obrando con prudencia y evitando la guerra de sexos.
      Saludos extensivos a los amigos de Perú.

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  2. Creo que sobre la violencia de género y muchas otras cosas le gustará conocer lo que publica en su blog un colega suyo, psiquiatra. Allí aparecen extensas puestas al día de las publicaciones internacionales especializadas en este tema, y parece tristemente muy claro que el enfoque de "guerra de sexos" que nuestras autoridades han decidido darle al tema no tiene la más mínima base factual:

    https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/

    (athini_glaucopis@hotmail.com)

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    1. El (mal) enfoque hispano es claramente una "guerra de sexos". Y con el disparatado anuncio de la "República feminista", no digamos.
      Gracias por el comentario y el enlace.

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    2. Encuentro tres artículos al respecto. Del último, “Violencia de Género versus Violencia Doméstica. Una reflexión”, valgan algunas consideraciones que, desde la supremacía moral de algunas feministas, dejan constancia –además de resentimiento– de una pequeñez intelectual. (Aunque, afortunadamente, hay voces críticas desde el propio feminismo.)
      https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/search?q=violencia+de+g%C3%A9nero

      –Tono de poseer la verdad absoluta sobre las diferencias entre la llamada violencia de género y la violencia doméstica, dando por demostradas y evidentes cosas que no son ciertas según la literatura acerca de la violencia de pareja y la psicología humana.

      –La violencia de género es una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión. La situación de desigualdad es el patriarcado y la ideología que la sostiene el machismo.

      –El planteamiento de esta doctrina feminista es binario: los hombres son los perpetradores de la violencia y las mujeres las víctimas (las mujeres no son agresivas más que en respuesta a la violencia de los hombres). Planteamiento que se ha demostrado erróneo ya desde los años 70 del siglo XX.

      –La violencia que ejercen mujeres sobre hombres se considera en España violencia doméstica, no de género. Como la de hombres contra hombres o mujeres contra mujeres. Pero la llamada violencia de género, que supuestamente se dirige contra las mujeres por el mero hecho de serlo, no es tal, sino una violencia que se dirige contra las parejas.

      –Sobre las raíces de la violencia de pareja que, según el feminismo, estarían en el “machismo”, nos encontramos con la paradoja nórdica: países como Suecia con una igualdad mayor entre los sexos y un nivel de sexismo a nivel social mucho menor presentan tasas de violencia de pareja más altas que España.

      –No hay que confundir la violencia de género con la violencia doméstica. Una división planteada por el feminismo que no se sostiene.

      –Se describen casos de feminicidios, o de intento, en los que constan como factores causales: conductas de control, celos, alcohol y drogas, tanto en mujeres asesinadas o casi asesinadas por una pareja mujer como por una pareja masculina.

      –El movimiento de la violencia de género es un componente icónico y central del movimiento feminista y el feminismo es un componente central de la estrategia de ciertos partidos políticos.

      –Ha habido planteamientos desde el propio feminismo para abandonar esta estrategia de contención o de enrocamiento y aceptar la violencia ejercida por las mujeres y por hombres sobre hombres y mujeres sobre mujeres.

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