lunes, 21 de agosto de 2017

Prescribiendo silencio


Qué descansada vida / la del que huye el mundanal ruido...
Fray Luis de León, Oda I: Vida retirada


Aquí y allá ruido fatigante... ¡Venga el placentero silencio!
Hasta en composiciones musicales hay oportunísimos silencios.
Somos adictos a la comunicación constante. Y necesitamos silencio.
Hubo un pianista que se consideraba intérprete del silencio.

Demasiado ruido en las ciudades. Siento necesidad
de refugiarme en un lugar aislado, de apacible silencio...
Convendría pasar alguna temporada voluntariamente recluidos
en un cenobio o una cueva. Escuchar solo el sonido del silencio.

Un proverbio: no abras la boca si lo que vas a decir
no es más hermoso que el silencio. Mejor es callar que abrumar.
Un sonoro contraste: el ruido persistente nos irrita y el silencio
indefinido nos inquieta. Hiere el absoluto —ruidoso o silencioso—.

Vemos salas de espera atronadoras y silentes: consultas
médicas públicas y privadas con diferente respeto.
Música relajante entra en mi espacio para contrarrestar 
el ruido exasperante. Bellas sonoridades como el silencio.

Un sabio pensamiento: mejor silencio que ruido. Silencio
mantenido puede alterar, pero ruido persistente puede matar.
Un hecho: demasiadas prescripciones químicas ruidosamente
emitidas. Sería provechoso prescribir un poco de silencio.

El silencio es terapia sin efectos secundarios
mitigadora o curativa. Poderosa música que sosiega.
El ruido excesivo es dañino. El ruido mantenido enferma.
¡Necesitamos la sanadora música del silencio!

Los sonidos del silencio - Simon & Garfunkel
***
Sobre el ruido
El ruido, antítesis del silencio, puede ser nocivo; es decir, perturbador y perjudicial para la salud. Lo es por encima de niveles soportables, que suponen contaminación acústica o sonora. De modo mantenido, el alto nivel de ruido puede llegar a afectar la audición y provocar trastornos nerviosos, siendo causa de irritabilidad y alteraciones emocionales. Si el ruido impide dormir, los efectos perjudiciales se redoblan, desde la falta de concentración hasta los problemas cardiovasculares.

De esto ya hablamos en otra entrada: «El ruido que acecha».

Y en una urbe ruidosa nos lamentamos: «Vigo es la ciudad más ruidosa de España».

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