Que alguien teje nuestro destino habrá quien lo crea y quien lo niegue. Quizás la creencia no sea firme, en uno u otro sentido, y cambie en función de las circunstancias vitales. De cualquier manera, el hilo vital es un buen elemento de inspiración literaria y poética. Así sucedió con el poeta mallorquín Joan Alcover (1854-1926), que escribió La Balanguera después de la tragedia vital que supuso la muerte de su mujer y de su hijo. Alcover tomó el título de un personaje femenino del folklore mallorquín –o de la mitología mallorquina– y los dos primeros versos de una conçoneta popular:
La Balanguera fila,
fila,
la
Balanguera filarà.
El poema La Balanguera fue musicado en parte (tres de sus cinco estrofas)
por el famoso zarzuelista Amadeo Vives (1871-1932), autor de la música de Bohemios y de Doña Francisquita, como contribución al repertorio original del
Orfeó Catalá que él mismo fundó en 1891 (interpretación coral AQUÍ). El resultado es una hermosa canción
que, habiendo caído en el olvido, casi un siglo después de su composición fue
popularizada por María del Mar Bonet. Y con el tiempo, a saber si por el
capricho de la hiladora, se ha convertido en el himno oficial de Mallorca.
No sé lo que deparará el futuro, lo que
en mi caso hilará la Balanguera, pero el hilo existencial me parece un buen
motivo para esta entrada, que hace la número 1000, y de paso aprovecho para
homenajear al guitarrista y cantaor flamenco Manuel Molina, recientemente
fallecido, que, con ánimo sonriente, no quería lágrimas el día de su muerte («Que nadie vaya a llorar
/ el día que yo me muera. / Es mas hermoso cantar, / aunque se cante con pena»).
Escuchemos, sin más, La Balanguera en la interpretación de la referida cantora mallorquina...
Escuchemos, sin más, La Balanguera en la interpretación de la referida cantora mallorquina...