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viernes, 11 de septiembre de 2009

Jean Sibelius, el mago del norte


La producción del más grande compositor finlandés, nacido el 8 de diciembre de 1865 y glorificado en vida por sus compatriotas, gira en torno a la historia, los paisajes de lagos y bosques y los cuentos heroicos y trágicos de la epopeya nacional Kalevala (nombre mítico de Finlandia que significaba “país de héroes”), un extenso poema épico publicado por el profesor Elias Lönnrot, después de recoger por todo el país, de boca de los viejos rapsodas, los cantos o “runos” que se transmitían oralmente, y que refiere la creación del universo, la llegada de los dioses y, por encima de todo, el nacimiento de Finlandia a partir de las frías aguas del Mar del Norte. Sin utilizar directamente el folklore, Sibelius emplea sus patrones melódicos y rítmicos dentro de un contexto sinfónico que avanza hacia la música abstracta.

Así, sus poemas sinfónicos germinan desde el folklore y la Naturaleza (según el propio compositor, el libro que más le inspiraba). Una saga evoca el mundo heroico y austero de las sagas escandinavas, sin referirse a ningún cuento en concreto, sino como simple “expresión de un estado mental”. Finlandia convierte el paisaje finlandés en himno patriótico. De las Cuatro leyendas (o Lemminkäinen), la más conocida es El cisne de Tuonela, una delicada creación equiparable al Preludio a la siesta de un Fauno de Debussy, con un sugerente solo de corno inglés en lugar de flauta. La hija de Pohjola nos lleva a las sobrecogedoras soledades del norte mítico. Cabalgata nocturna y amanecer deja entrever, entre compases tenebrosos y resplandecientes, las nórdicas brumas, los misteriosos bosques y la mortecina luz de Finlandia. El bardo es una serena meditación para arpa y orquesta. Luonnotar, para soprano y orquesta, muestra una sorprendente cosmogonía inspirada en el Kalevala. Las Oceánides revela la profundidad marina con un efecto comparable al de Debussy en su obra maestra. Tapiola, su última composición importante, nacida también de la gran epopeya, representa el bosque finlandés y su todopoderoso dios Tapio. Y las Siete sinfonías de inspiración libre que dejó escritas, uno de los principales hitos sinfónicos de la historia de la música, colocan al compositor en un lugar de privilegio.

Sin embargo, el finlandés fue censurado por algunos detractores que lo consideraban anclado en el pasado, caso del musicólogo y crítico alemán Theodor Adorno, muy relacionado con la vanguardia musical vienesa. Las críticas adversas llegaron a plantearle dudas sobre su valía como compositor, aunque no hasta el extremo de paralizar su ánimo. Ciertamente, su Primera sinfonía puede estar próxima al sentir de Borodin y de Tchaikovski, e incluso la popular Segunda sinfonía, pero ya aparece tempranamente la impronta personal que más tarde llegará a ser inconfundible. Su evolución lo habría de llevar a la ruptura estilística de la Tercera sinfonía (tras cuyo estreno conoció a Mahler en Helsinki), al sorprendente desafío sonoro de la Cuarta Sinfonía, a la explosión sonora de la Quinta sinfonía, a la extrema sutileza de la Sexta sinfonía y a la plenitud deslumbrante de la Séptima sinfonía, la cumbre de su sabiduría sinfónica, en la que consigue unificar las diferentes partes de la forma clásica.

Y a pesar de sus logros, este hombre reservado y sensible, adscrito a la masonería, lamentaba no haber sido un virtuoso del violín; no en vano por el amor a este instrumento el Concierto para violín es una de sus obras mejor acabadas, dentro de una producción en la que también merecen señalarse el Cuarteto de cuerda “Voces intimae” y La Tempestad, música escénica sobre la obra de Shakespeare.

Por otra parte, Sibelius expresó su hondo patriotismo al reivindicar la identidad de su pueblo frente al imperio ruso. Renunció a la tentadora llamada americana, a la que sucumbieron, entre otros, Dvorak y Rachmaninov –asimismo paradigmas de la discreción–, aunque visitó Nueva York en 1914. Sufrió los avatares de las dos grandes guerras y de la revolución rusa. Abandonó inexplicablemente la composición en 1927, al menos respecto a las grandes formas (compondría música para piano y lieder sin alcanzar, en general, el nivel de su obra sinfónica), treinta años antes de su muerte, acaso superado por los lenguajes de las vanguardias.

Sibelius dejó el mundo de los vivos el 20 de septiembre de 1957, silenciosamente, con la misma tranquilidad conque había vivido, tras un síncope causado por una hemorragia cerebral. El entusiasmo despertado por su obra en su país se había extendido especialmente al ámbito anglosajón con fuerza inusitada. Después la división de opiniones, ensalzando o denostando la figura del artista, pintor de fríos horizontes de fantástica luz, que es mucho más que el autor del Vals triste. Finalmente, reconocido y celebrado en 2007, con motivo del cincuentenario de su fallecimiento. La intensidad poética de su arte sea in aeternum.

Obras esenciales de Jean Sibelius (orden cronológico)
  • 7 sinfonías (1899-1924): nº1 en mi menor, Op. 39 (1899); nº 2 en re mayor, op. 43 (1901-2); nº 3 en do mayor, Op. 52 (1907); nº 4 en la menor, Op. 63 (1911); nº 5 en mi bemol mayor, Op. 82 (1915, rev.1916); nº 6 en re menor, Op. 104 (1923); nº 7 en do mayor, Op. 105 (1924).
  • Kullervo, sinfonía coral, Op. 7 (1892).
  • Una saga, Op. 9 (1892, rev. 1902).
  • Lemminkäinen o Cuatro leyendas de Kalevala, Op. 22 (1893).
  • Finlandia, Op. 26 (1899).
  • Concierto para violín y orquesta, Op. 47 (1903, rev.1905).
  • La hija de Pohjola, Op. 49 (1906).
  • Cabalgata nocturna y amanecer, Op. 55 (1909).
  • Cuarteto de cuerda “Voces intimae”, Op. 56 (1909).
  • El bardo, Op. 64 (1913).
  • Luonnotar, Op. 70 (1913).
  • Las Oceánides, Op. 73 (1914).
  • La Tempestad, Op. 109 (1925).
  • Tapiola, Op. 112 (1926).

Esta es una aproximación somera a la vida y obra de Jean Sibelius, que forma parte del artículo Músicos atrapados en las redes del tiempo, publicado en OpusMusica (revista de música clásica).

Monumento a Sibelius, Helsinki

Gracias a David Revilla Velasco, gran conocedor de la música sibeliana, he llegado a comprender mejor al músico finlandés. “Hemos de resituar a Sibelius en la historia de la música. Estamos ante una figura poco conocida al tiempo que maltratada por una visión del arte que divide maniqueamente a los artistas en vanguardistas y fósiles vivientes. La visión menos defendible es la de situar a Sibelius necesariamente en una línea conservadora… En su música es menor la influencia general de la escuela rusa que la de los pioneros nórdicos, Berwald y Gade, de quienes realmente se extrae la ascendencia sibeliana. Una de sus máximas influencias es el compositor finés Kajanus, amigo y campeón en la dirección de sus obras… Los estudios que se llevan haciendo desde la década de 1980, no sólo en su Finlandia natal, sino también en países anglosajones, Japón, etc., han reivindicado su originalidad y su independencia de formalismos a la vez que de vanguardias. Sibelius no es un formalista que busque esquemas académicos, sino que se sirve de ellos; no está atado a las formas, es él quien las ata. Es singular su armonía: emplea los acordes tradicionales, pero de otras manera, desarrollando nuevas progresiones melódicas a partir de escalas modales. Sibelius es una tercera vía, un modernista que no es ni formalista ni vanguardista... Y mientras que en otros países ya ocupa un lugar importante, en el ámbito de habla hispana aún no nos ha llegado la onda; primero, por un ambiente predispuesto a que no llegue, creado por aquellos que creen en la infalibilidad de Adorno, y, segundo, por estar en inglés la mayor parte de los estudios sobre el músico”. Quien desee saber mucho más sobre el gran músico finlandés lo tiene fácil adentrándose en el magnífico blog de este apasionado sibeliano:

Y como ilustración musical, traigo una interpretación de su Sinfonía nº 5.

[Vídeo añadido post., por eliminación del previo]
***
Para quien se defienda en inglés, dejo también enlace al Portal de Sibelius:

Citas de Jean Sibelius [Wikiquote]

La música comienza donde terminan las posibilidades del lenguaje. Por eso escribo música.

La música es para mí como un hermoso mosaico que Dios ha armado. Toma todas las piezas en la mano, las arroja al mundo y tenemos que recrear la imagen a partir de las piezas.

2 comentarios:

  1. Una excelente visión del compositor, José Manuel, hecha con admiración y con una la misma dosis de objetividad. Y gracias por mencionar mis palabras y el blog que escribo. Entre todos espero que exista más curiosidad, conocimiento y amor por la música del maestro finlandés. Un saludo.

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  2. Amigo David, es de justicia divulgar en lo posible tu blog, de referencia en la música de Sibelius. Un abrazo.

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