No puedo entender que los médicos generales del sistema público hispano se vean obligados a invertir la mitad de su tiempo en papeleo inútil.
No puedo entender que esos mismos profesionales tengan que gestionar las bajas laborales de trabajadores que no atienden.
No puedo entender que la clase política disponga de coches oficiales de lujo y los sanitarios públicos deban usar sus propios vehículos para la atención domiciliaria.
No puedo entender que sin disponibilidad de tiempo suficiente para ver a los pacientes se pretendan buenas dosis de eficacia y eficiencia.
No puedo entender que se desatienda la salud laboral de quienes han de velar por la salud ajena, hoy especialmente expuestos a lesiones osteomusculares y trastornos psíquicos.
No puedo entender que existan diecisiete modelos diferentes de tarjeta sanitaria en un mismo sistema nacional de salud.
No puedo entender que todos los cargos de responsabilidad sanitaria se concedan, sin excepción, por designación digital.
No puedo entender que la atención sanitaria urgente la tengan que realizar en el mismo horario quienes desarrollan la ordinaria.
No puedo entender que la distribución de pacientes en una agenda médica sea inflexible, con isócronas fijas, sin tener en cuenta problemas concretos.
No puedo entender que el personal médico y de enfermería haya de supeditarse a la tecnología informática y no al revés.
No puedo entender que los médicos hispanos se vean obligados a emigrar en busca de mejores expectativas y luego las autoridades sanitarias se planteen importar otros.
No puedo entender que impere un gerencialismo* coercitivo y economicista frente a la visión clínica y humanista de los médicos.
No puedo entender que se hable continuamente de coordinar los niveles asistenciales y cada día se incrementen más las distancias entre atención primaria y especializada.
No puedo entender que los médicos del sistema nacional de salud cobren por servicio prestado y los farmacéuticos con oficina de farmacia por lo que venden.
No puedo entender que el gasto sanitario aumente año a año sin que se tomen medidas contundentes para atajar la imparable medicalización de la sociedad.
No puedo entender que el propio sistema estimule el uso de sus servicios sanitarios y después trate de cobrar por eso mismo que ha propiciado.
No puedo entender que haya que pagar casi por respirar y, a pesar de lo dicho, no se tenga que aportar un céntimo por un servicio sanitario.
No puedo entender que hayan mejorado enormemente los sistemas de información y la educación sanitaria siga siendo tan deficiente.
No puedo entender que haya ido en aumento la violencia en los centros sanitarios sin que se hayan establecido eficaces medidas correctivas.
No puedo entender que tantos facultativos comulguen con ruedas de molino y teman manifestar su criterio.
No puedo entender que en sanidad se atienda más a la imagen que a mejorar realmente la calidad asistencial, más a la estética que a la ética.
No puedo entender que la reforma sanitaria dure décadas sin que se extirpen los males que atenazan al sistema de salud.
No puedo entender que se financien medicamentos inútiles y no se cubra de modo integral la atención odontológica.
No puedo entender que a un trabajador le descuentan una parte de su salario para que cobre otro que no tiene intención de trabajar.
No puedo entender que se siga subsidiando a la ligera y propiciando la economía sumergida, y que no se prime el trabajo y el esfuerzo.
No puedo entender que politicastros considerados “progresistas” hagan más ricos a los ricos y hundan en la miseria a la clase media.
No puedo entender que el déficit producido por la mala gestión de los mandatarios lo tengan que pagar con su salario los trabajadores públicos.
No puedo entender que desgrave la cuota de afiliación política o el uso de nuevas tecnologías y no deduzca el gasto sanitario derivado de problemas de salud que el sistema desatiende.
No puedo entender que a unos grupos se los prejubile con gran antelación y a otros se les pide que produzcan plenamente hasta el borde mismo de la tumba.
No puedo entender que se siga improvisando y chapuceando, que no se planifique y organice de manera coherente.
No puedo entender que una teórica democracia disponga privilegios y exenciones para unos pocos ciudadanos, mientras al resto le impone deberes y cargas.
No puedo entender este país irracional e injusto que me ha tocado vivir y que tantas veces aborrezco, lamentando no haber nacido en otro más ecuánime y sensato.
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*Nuestro modelo sanitario está concretado en el llamado “gerencialismo”, repleto de directores, subdirectores y mandos intermedios, además, claro, de gerentes. Con demasiados mandos intermedios nombrados a dedo, que actúan como resortes, sin voz propia; no hacen fluida la comunicación ni favorecen el bienestar profesional.
Aclaración final. He de decir que no siempre se expresa aquí la voz propia; es más bien una voz colectiva que recoge generales clamores.
Don't Let Me Be Misunderstood - Nina Simone
Yo tampoco puedo entender ni uno sólo de los planteamientos que enumeras, amigo José Manuel. Y son muchos... Será por la hora que es, porque no he parado de trabajar en todo el día, porque estoy cansado; pero yo tampoco entiendo nada.
ResponderEliminarSólo tengo muy clara la consigna dictada esta mañana por un alto cargo del SPS a los médicos de Atención Primaria, para ahorrar: ¡Enviad a todos los pacientes con la más mínima sospecha de enfermedad profesional (aunque no lo sea) a las Mutuas: que ellos se hagan cargo, les practiquen pruebas (de imagen y laboratorio) Y, luego ya veremos, pero seguro que quitamos lista de espera y nos ahorramos unos "cuartos".
El ejemplo que pones, querido Francisco, es el típico bandazo, de la nada al todo y del todo a la nada. Seguimos con la improvisación y ahora a la desesperada. Por eso se me ocurre una nueva turbación para añadir a tanto desconcierto:
ResponderEliminarNo puedo entender que vayamos incesantemente de un extremo a otro, siempre alejados de las posiciones sensatas.