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lunes, 31 de marzo de 2014

Preocupados por la atención al paciente crónico


El paciente crónico, o más propiamente el paciente que sufre alguna enfermedad crónica, es el foco de atención de clínicos y gestores.

En una sociedad cada vez envejecida y, en consecuencia, con más individuos frágiles, se despierta la preocupación por un mayor número de enfermos crónicos o etiquetados con enfermedades crónicas. Por tal motivo se realizan propuestas, como forma de estrategia o de reorientación, para la atención a estos enfermos. Y surgen ideas centradas en la comunicación (entre profesionales y con los usuarios), en la transparencia, en la educación sanitaria, en la flexibilidad asistencial, en la adecuada financiación e incluso en la incentivación.

Por nuestra parte, ya hemos realizado algunas consideraciones al respecto cuando nos referimos a las nuevas corrientes en atención sanitariaDe modo que aprovechándolas oportunamente, y sin desestimar lo anterior, con un sentido práctico consideramos ahora las actuaciones que nos parecen claves.
  1. Practicar una medicina prudente, mínimamente disruptiva o poco perturbadora (minimally disruptive medicine).
  2. Priorizar la prevención cuaternaria, es decir, las actividades sanitarias que atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas.
  3. Combatir la promoción de enfermedades (disease mongering), o sea, la interesada invención de dolencias.
  4. Deprescribir en pacientes polimedicados, entendiendo por deprescripción la retirada de fármacos previamente prescritos y por polimedicación el consumo de más de 6 medicamentos.
  5. Favorecer la atención a enfermos polipatológicos, mediante una reorganización que implique a los dos niveles asistenciales. 
El razonable cambio de método sería bueno para el paciente y favorable para la economía de la salud. Haría menos daño al practicar una medicina menos agresiva. Sería más seguro al obviar actuaciones poco o nada beneficiosas. Evitaría etiquetar de enfermo crónico a quien no lo es (sin excluir al verdadero crónico). Y reduciría el uso inadecuado de medicamentos que en demasiados casos acaba en nefasta polimedicación. Como ésta suele ser consecuencia de varios prescriptores (en un medio de «atención fragmentada»), se hace más necesaria que nunca la «coordinación o integración asistencial» para consensuar la deprescripción. Coordinación no sólo entre los dos niveles asistenciales, extrahospitalario (atención primaria) y hospitalario, sino también entre los profesionales del mismo nivel (considerando tal vez el servicio de urgencias como punto crítico del sistema, que actúa como bisagra entre niveles). ¡Ah!, y sin olvidar que en nuestro sistema (público) de salud existen convenios y conciertos que implican al ámbito privado, con el cual la coordinación es nula. 

También es importante fomentar el autocuidado.

En realidad, todo se reduce a una cuestión de sentido común y confianza. Pero ya sabemos -y más en este complicado país- que del dicho al hecho...

Handel: Water Music (Música acuática), Suite II
Una interpretación "auténtica": con instrumentos originales
***
Enlace relacionado
El contacto entre el enfermo crónico y el medio hospitalario es inevitable; la cuestión no estriba en establecer qué nivel asistencial gestiona la cronicidad y su correlato, la dependencia, sino en conocer cómo se debe gestionar la cronicidad y la dependencia en cada uno de los niveles asistenciales.
Y no olvidemos que también la música puede ayudar al enfermo crónico.

2 comentarios:

  1. Interesantísimo querido Jose Manuel. Muchas gracias. Cinco puntos que me parecen de una lógica tan aplastante que espero no se tarde mucho en ir llevando a la práctica. Por todos y fundamentalmente por ellos.

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    1. Es una síntesis de lo que me parece fundamental, amigo Julio. Es preciso dar pasos seguros hacia la sanitaria sensatez. Esperemos que los malos procedimientos no se cronifiquen.

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