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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Adherencia terapéutica farmacológica



La adherencia terapéutica, definida como “el grado de acatamiento de las prescripciones médicas (farmacológicas o no) por parte del paciente”, es un concepto que entraña beneficio cuando el tratamiento prescrito es favorable para su salud, acaso imprescindible para su curación o para paliar sus síntomas. Nada que objetar entonces al cumplimiento terapéutico. Pero hay campañas de adherencia terapéutica (farmacológica) que con apariencia benefactora presentan un trasfondo ganancial, a través de mensajes que infunden temor. Sabemos que la medicalización se impone a través de los medios, en ocasiones con la connivencia ministerial; se agitan las conciencias de los profanos y caen muchos potenciales consumidores de fármacos de venta libre, innecesario o perniciosos, en una sociedad cada vez más temerosa.


En el ámbito profesional, se imponen dogmáticos protocolos, que cambian por “modas” teóricamente consensuadas por sociedades científicas, aparentemente libres de intereses. Desde el  nivel hospitalario llegan a Atención Primaria, la mayoría de los médicos de familia los asume ciegamente y se los aplica a los pacientes. Escasea el espíritu crítico. Después viene la inercia terapéutica, farmacológica, claro, en enfermedades crónicas de curso lento que habrían de modificarse mayormente con medidas generales (higiénico-dietéticas, cambios en estilos de vida) e incidiendo en los factores emocionales que en la actualidad son decisivos, descargando de temores infundados y propiciando la relajación general.

No es discutible, pues, la necesidad de adherencia terapéutica farmacológica en procesos graves, con diferente afectación de sistemas y curso evolutivo (neurológicas, reumáticas, inmunológicas, oncológicas…), que pueden ser invalidantes y que todos tenemos en mente. No hablemos ya de enfermedades raras que precisan líneas de investigación en el campo farmacológico y en las que hasta se justifica la experimentación desesperada. Pero en la mayoría de casos, sería más efectivo el adecuado proceso de comunicación humana, y la honesta educación general, sin coacciones paternalistas y respetando siempre el principio de autonomía del paciente. 

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Y para esta entrada sobre la adherencia, traigo una pegadiza canción infantil con prescripciones bienintencionadas que el enfermo parece acatar de buena gana...


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