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martes, 6 de enero de 2015

Lo mejor que un médico puede desear

Mona Lisa Médica
por Mónica Lalanda

Cuántas veces escuchamos decir de un galeno que acaba de fallecer:
 Era un médico respetado, admirado y querido por todos, compañeros y pacientes.

En momentos de baja inspiración uno busca temas de un mínimo interés que lo impulsen a decir algo que valga la pena. Es así que, viendo aquí y allá, he llegado a la conclusión de que son tres los motivos principales para que un médico que no trabaja solo, sino dentro de un sistema, se sienta realizado:

Primero, tener una estabilidad profesional. Es la forma de poder ejercer sin la ansiedad de un futuro demasiado incierto. No es lo mismo tener un destino fijo, con posible opción de movilidad voluntaria, que estar al arbitrio de los responsables de personal o recursos humanos, que según necesidades o caprichos te envían de un lugar a otro, haciéndote sentir como un barco a la deriva.

Segundo, estar a gusto en el lugar donde trabaja. Dichoso el que encuentra la horma de su zapato profesional, porque uno puede amar la medicina y aborrecer las circunstancias en las que tiene que desarrollar su actividad. Lástima que no siempre se consiga o que a veces no dure esta dicha. “He encontrado un lugar donde me siento cómoda y valorada por mis compañeros”, decía una compañera que, después de diez años a satisfacción, hubo de dejar su puesto de trabajo por enfermedad (los médicos también enferman). 

Tercero, ser reconocido por la labor que desempeña. Y no me refiero expresamente a gratificaciones materiales, sino a la valoración de la capacidad y de la actitud. Por un lado, al reconocimiento de los gestores/políticos; o al menos a la ausencia de su desprecio. Por otro, y más importante, a la estimación de los pacientes a los que el galeno se entrega; fruto ésta del buen entendimiento (comunicación), generado en la confianza y la comprensión mutua.

Para lograr estas aspiraciones, creemos que hay que añadir dos requisitos: respetar la autonomía del médico y evitar que lo colectivo anule las individualidades.

Pues sí, estabilidad, bienestar y reconocimiento. Creo que son estos los motivos de satisfacción esenciales para un médico que ejerce en un grupo y en un sistema que son a menudo hostiles y estresantes, que están demasiado plagados de conflictos y desasosiego. Se junta aquí el derecho sanitario, la salud laboral y la comunicación humana. Puede que alcanzar estos tres objetivos sea un sueño, tal vez una quimera. Pero ¿no son deseos legítimos? Si además ese médico es respetado, admirado y querido, la satisfacción es suprema.

Satisfaction – The Rolling Stones

4 comentarios:

  1. Tres premisas válidas para cualquier profesión. Estabilidad, que guste y reconocimiento.
    Un ideal muy difícil de conseguir en la España actual, donde el trabajo se ha visto deteriorado de una forma tan brutal en los últimos tiempos.
    Un fuerte abrazo, José Manuel.

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    1. Desde luego, Antonio, extensivas a cualquier profesional, pero en el ámbito sanitario posiblemente más difíciles de conseguir que en otros (me refiero al momento actual). No, no es fácil alcanzar la (enigmática) satisfacción de la Mona Lisa.
      Un sonriente abrazo.

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  2. Añadiria querido amigo, una cuarta satisfacción -la que tu tambien haces, desde la critica y la denuncia a traves de este blog- : intentar cambiar una realidad sociolaboral y sociosanitaria patogena y en ciertos aspectos, tambien perversa.

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    1. Gracias, Juan, por la cariñosa añadidura, aunque ya se salga de los motivos generales de satisfacción.
      Esperemos un venturoso año o, al menos, no ir a peor.

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