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miércoles, 29 de abril de 2015

Consulte con el médico si es estrictamente necesario


En una era de excesos, no vienen mal los consejos que invitan a la moderación o a la búsqueda del “justo medio” que propugnaba Aristóteles. Ni exageración ni abandono, sino la justa medida. Y ciñéndonos a lo médico, traigo tres pensamientos médicos que, en su aparente exageración, me parecen muy ilustrativos.

Un médico cura, dos dudan, tres muerte segura
Partimos de este refrán que recomienda no ir mucho al médico (o hacerlo en la justa medida) y consultar sólo con un galeno, en el que se deposita la confianza.

Sólo si hay problemas relevantes, merece la pena ir al médico
Es una frase del Dr. Francisco Kovacs (38:08), refiriéndose al dolor de espalda, su especialidad, pero que puede ser aplicada a la atención médica en general.

Los médicos somos peligrosos. Utilícenos sólo cuando sea necesario. 
Lo dice el Dr. Juan Gérvas con clarividente contundencia, aunque la frase debe ser interpretada en su justo sentido: la evitación de los excesos, no la negación de los profesionales de la medicina.

Podríamos resumir estos tres pensamientos definitivos en uno solo:
Confíe en un médico y consúltele sólo problemas de importancia.

***

Añadimos con posterioridad este vídeo clarificador sobre la medicina justa (ni por exceso ni por defecto), con la intervención del doctor Fernando Fabiani.

Medicina la justa: Más no siempre es mejor

4 comentarios:

  1. Magnifica lección, practicamente en tres palabras y de sentido comun.
    Y contraria a lo que se suele aconsejar hoy en dia para todo : "consulte con su medico", al fin y al cabo, es facil y gratis, asi lo ofertan los politicos.

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    1. Además de sentido común, amigo Juan, es cuestión de seguridad y de anti-consumo. Respecto a esto último: el consumismo sanitario fomentado acarrea la perniciosa medicalización, que no mejora la salud -o la empeora- y genera gasto innecesario (= derroche).

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  2. Con referencia al mal uso que hacemos de la visita al médico, creo que en alguna ocasión he comentado, en tu blog, la anécdota de la viejecita que visitaba a diario a su médico.
    Un día, el doctor, la echó en falta y al día siguiente, cuando la vio en la consulta, le preguntó:
    -Doña María, ayer no vino usted ¿qué le pasó?
    Y la señora le respondió:
    Ayer no pude venir porque estaba mala.
    Un abrazo, José Manuel.

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    1. Viendo la parte positiva, amigo Antonio, no hay que olvidar la tarea social que nos corresponde (como parte del enfoque integral o biopsicosocial de la atención primaria). Así que si la viejecita se alivia de sus cuitas o de su soledad con la visita médica, ya está justificada la consulta, aunque no sea en rigor "estrictamente necesaria". Pero, ¡ay!, lo malo es la consabida escasez de tiempo para cada paciente, al tener que repartir el médico de familia su jornada entre demasiados usuarios/pacientes. De ahí la conveniencia de evitar consultas por cuestiones irrelevantes, en favor de aquellas otras de verdadera importancia. Creo que no es preciso hacer un gran esfuerzo para entenderlo.
      Un fuerte abrazo. (Y otro para Juan, que se fue desnuda la respuesta anterior)

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