Hace dos días me rechazaron una petición de vitamina D. Al parecer, como consecuencia del gasto de las peticiones (10€ cada determinación) van a denegar las determinaciones cuando haya otra previa antes de 4 meses. En este caso era un control post tratamiento y el analista me pidió disculpas porque sí debería haberse hecho, pero el aplicativo informático no detecta estas contingencias. Os lo comento porque lo del plazo no era conocido, como es habitual con el Complejo Hospitalario, así que tenedlo en cuenta para el futuro. En caso de precisar control por tratamiento, de momento, hay que llamar a teléfono XXXXXX, hablar con Fulanito y pedir que le hagan la determinación.
Mensaje de un médico de familia a sus compañero de centro de salud.
Es bien sabido que los análisis de laboratorio suponen una parte importante del gasto sanitario. No sé si tan importante como la del apartado farmacéutico, pero no creo que mucho menos. Y es motivo de preocupación, sin duda. Y el gasto en análisis de laboratorio por uso inadecuado ha ido creciendo de modo imparable. ¿Por qué? Se han invocado diversas causas: medicolegales (medicina defensiva), falta de tiempo en consulta (medicina apresurada), cribados de enfermedades (medicina preventiva), presiones del paciente (empoderamiento), inseguridad del profesional, repeticiones injustificadas, etc. No dejan de sorprender las peticiones simultáneas de diferentes especialistas descoordinados. Por otra parte, no son infrecuentes las peticiones analíticas en el sistema público a requerimiento de profesionales del ámbito privado, incluidos nutricionistas. Se ha alertado sobre el uso inadecuado del laboratorio clínico y, en consecuencia, sobre la necesidad de patrones de actuación correcta. Se sabe que no hay relación entre número de análisis de laboratorio y calidad asistencial. Por el contrario, hay razones para tratar de remediar el abuso de las pruebas de laboratorio, la irracionalidad y el despilfarro, en una dinámica general de consumismo sanitario contraproducente. Lástima que se detecte el puntual chocolate del loro (petición de vit. D en ese caso) y no el grave dispendio analítico que se produce de modo continuado.
Partamos del hecho que si a un individuo sano le hacemos 10 pruebas de laboratorio la probabilidad de que uno de los resultados sea anormal será del 40%. Si además la sobrecarga innecesaria de trabajo en el laboratorio genera ineficiencia, y ésta provoca a su vez ineficiencia en otros servicios (consultas, exploraciones adicionales y prolongación de hospitalización), el gasto sanitario aumenta en cadena, dando lugar a un derroche inadmisible. Las estrategias para controlar el gasto en análisis de laboratorio (programas de educación e información, auditorías internas, modificación de formularios de solicitud, algoritmos diagnósticos, programas para la detección y eliminación de redundancias y repeticiones prematuras) no parecen haber sido afortunadas. Recuerdo una teleconferencia de un jefe de laboratorio, dirigido a centros de salud, para evitar peticiones sistemáticas de PSA que, sin la necesaria claridad y con ideas contradictorias, no supuso más que una pérdida de tiempo. Y mensajes como el que encabeza este escrito, pretendiendo ahorrar el chocolate del loro, son totalmente desafortunados. De cualquier manera, no hay que limitarse a lo negativo; conviene implementar medidas de mejora en las decisiones de peticiones analíticas.
Es evidente que la tecnología se ha impuesto a la práctica clínica: las pruebas de laboratorio prevalecen a menudo sobre la anamnesis y la exploración física. Hasta cierto punto, es consecuencia de la prisa, de la inquietud, del estrés sanitario espoleado por el estrés social. El preciado tiempo se lo lleva la medición biométrica. Se hacen demasiados análisis, de manera rutinaria, que no resuelven los problemas de salud de los pacientes, y que por encima suponen un gasto superfluo que sustrae recursos económicos limitados. Algunas pruebas realmente costosas (marcadores tumorales, hormonas...) se solicitan demasiado a la ligera. Hay que hacer un adecuado enfoque de los costes de laboratorio. Se habla de la necesidad de cambiar hábitos y patrones de solicitud analítica, así como de consensuar la implementación de estrategias que optimicen su rendimiento diagnóstico. Se habla de la necesidad de interacción entre los facultativos del laboratorio y los clínicos y convencerlos. Pero del dicho al hecho... No debiera ser así. Se precisa calma, sensatez y rigor. Sin embargo es preciso un esfuerzo general para que impere sentido común y que las pruebas de laboratorio se soliciten con un mínimo de justificación.
También es preferible pedir una prueba analítica de más que una de menos.
Nota.- Este post está basado en el artículo:
El laboratorio clínico: uso y abuso, modelos de gestión y gasto sanitario
Desligada de la sugerente clínica, no tiene sentido la fría analítica...
El laboratorio clínico: uso y abuso, modelos de gestión y gasto sanitario
Desligada de la sugerente clínica, no tiene sentido la fría analítica...
Análisis clínicos y estudios de laboratorio
Añadiría otra causa la del "hartazgo médico" cuando acumulando cupos te llegan pacientes que no conoces al final de un día de "machaqueo" y pedir una analítica es la escapatoria al ergástulo que la consulta supone.....no?
ResponderEliminarTambién, Manuel, y por desgracia, lo que apuntas. La sobrecarga asistencial es una de las principales causas del aumento del gasto sanitario. Esto no hay quien lo niegue. El gestor que no lo vea así está ciego o es un irresponsable.
EliminarTotalmente de acuerdo con vosotros!
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminar