Vengo sin cita, doctor, porque lo mío no puede esperar como lo de los demás. #dijoelpaciente
Este título tan familiar para cualquier médico nos abre las puertas a un libro de anécdotas sanitarias y mensajes de salud. El humor empapa el prólogo y todo el contenido, pero el autor, Fernando Fabiani, lo cierra con un epílogo serio en el que da algunas recomendaciones muy pertinentes en estos tiempos salidos de madre:
Tenemos que ir poco al médico, o lo justo. La sociedad está absolutamente medicalizada; se le dice a la gente que todo tiene solución con una pastilla. Hemos convertido los supermercados en farmacias: ahora los alimentos valen para algo más que para alimentar. La gente ya no está sana, está pre-enferma, y eso genera miedo. Hay que tratar de aconsejarle que disfrute de la vida y que sea feliz. Que acuda al médico cuando tenga un problema de salud. Vivir permanentemente consultando solo conduce a estar cada vez más enfermos.
Ojalá que la población adicta a los centros sanitarios siguiera estas recomendaciones y consultase lo justo, evitando en lo posible las consultas "sin cita", que desvirtúan la "cita previa". Un deseo compatible con la comprensión que se ha de tener con quienes sufren de soledad y necesitan que alguien les escuche. No hay que olvidar la misión de atención integral (biopsicosocial) del médico de familia, especialista en personas y auténtico "todólogo", pero es un hecho negativo la disminución del autocuidado y, en general, se echa en falta el sentido común.
Santa Lucia - Miguel Rios
Dame una cita...
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