[Microrrelato]
Quería resolver su último caso con la premura que la sangre incita. Y lo perdió con la inminencia de la jubilación inevitable. Tras la exitosa defensa de un político corrupto, habituado a litigar, el correlativo fracaso defendiendo a otro honrado, nada pleitista. ¡Qué contrariedad! El defensor se sentía un mentecato. Pero don Severo, después de cinco décadas de exitosa carrera no debía abatirse. Era un profesional del derecho responsable y perspicaz, merecedor de reconocimiento. Así lo testimoniaron los numerosos vítores el día de su homenaje. ¡A toda una vida de abogado! Pero haber perdido la causa de un político tan próximo, y con tan buen argumentario, dañó su debilitado corazón. Macario era un cliente muy especial, demasiado querido... Y don Severo exhaló su postrer aliento dejándole un sentido escrito:
Perdóname, no supe estar al nivel de tu merecimiento...
Entre rejas, el político condenado lo relee con orgullo. Macario, su hijo.
Father and Song - Cat Stevens
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