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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Lesiones cervicales del violinista


Como complemento a las lesiones posturales de los músicos, nos vamos a referir al cuello de violinista. Siempre me ha llamado la atención el que muchos violinistas colocasen un pañuelo o una almohadilla debajo de la barbilla (mentón) y borde lateral de la mandíbula, en la zona de apoyo de su instrumento. Y buscando información sobre el tema, he hallado una entrada en el blog “Deviolines”, que a su vez se apoya en un interesante artículo del violinista y musicólogo Jesús Martín, que nos lo da todo hecho. De modo que con estas prestadas ideas solo nos queda desarrollar o matizar algunas cuestiones propiamente médicas. 


Una falta de relajación adecuada, o un exceso de tensión muscular al sujetar el instrumento, lleva a una contractura indeseable del cuello y a lesiones cutáneas en la zona de contacto con el violín (o de la viola, si es el caso). En el primer caso, se produce dolor cervical (cervicalgia) y, en extremo, también un trastorno del movimiento (distonía) que se conoce como tortícolis espasmódica

En el segundo, se produce una irritación mecánica de la piel, a veces favorecida por la sudoración y/o la hipersensibilidad individual (alergia) a algún material del instrumento, produciéndose enrojecimiento (eritema) o una dermatitis de contacto. Incluso puede producirse moratones (hematomas) con el roce repetitivo, debido a rotura capilar (de capilares sanguíneos) que da lugar a extravasación sanguínea. 

En consecuencia, y como medida preventiva, se insta a una postura adecuada, a una “sujeción más natural de instrumento”. Si alguna lesión de cuello ya se ha producido, sea contractura o lesión dérmica, habrá que tratarla, mediante productos dermatológicos o fisioterapia. Con el tiempo, en algunos violinistas (y violistas) puede producirse un engrosamiento (hiperqueratosis) de la piel afectada, un verdadero “callo”, especialmente de la barbilla, pero también de la correspondiente zona clavicular de apoyo, si no media vestimenta alguna.

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