En el quinto capítulo radiofónico sobre Música y Naturaleza, de nuestra colaboración con el programa Longitud de onda, de Radio Clásica de RNE, nos hemos centrado en los animales en la música, con especial protagonismo de los pájaros como fuente de inspiración para los compositores. Un capítulo más extenso que los otros que hemos titulado "El canto de los animales", intentando responder como siempre a un cuestionario, en este caso el que sigue:
- Hablando de animales, ¿las sonoridades de la fauna son una buena fuente de inspiración musical?
- Sobre los mejores cantores de la naturaleza, ¿qué obras musicales podemos citar?
- Individualmente, ¿podemos referir piezas dedicadas a los mejores solistas alados?
- Del indiscutible rey del canto, el ruiseñor, ¿qué composiciones hallamos?
- Aparte del canto, ¿han inspirado las aves a los compositores por otras cualidades?
- ¿Cabe decir algo de la simbología de los pájaros en las composiciones musicales?
- Y para ilustrar el canto de los animales, ¿qué obra maestra elegiríamos?
Tan extensa relación de otras inspiradas en la fauna es imposible concentrarla en sólo diez minutos de intervención, sobre todo sin dejar detalles ilustrativos sobre las mismas. El primer apartado, referido a insectos, arácnidos, reptiles, mamíferos, peces, etc, siguiendo el ordenamiento por clases de la taxonomía animal, ya se hace de por sí muy extenso. Las composiciones sobre pájaros hemos decidido distribuirlas en diferentes apartados, tratándolos en conjunto, individualmente, contemplando al ruiseñor como rey del canto y considerando la simbología de las aves. Un mundo alado inacabable para el que decidimos elegir como pieza representativa La alondra ascendiendo (The lark ascending, 1914), romanza para violín y orquesta de Ralph Vaughan Williams, por representar en ella la alondra, o calandria, las dos cualidades más significativas de las aves: el vuelo y el canto.
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Hemos de apuntar también otras obras no referidas o que se han quedado afuera por limitación de tiempo: Las avispas (The wasps, 1909), música incidental para la obra teatral de Aristófanes del mismo título, de Ralph Vaughan Williams; Dúo humorístico de dos gatos (Duetto buffo di due Gatti, 1825), de Robert Lucas de Pearsall, inspirada en el Otello de Rossini; «El colibrí» (Le colibrí), de Siete melodías (1879-82), de Ernest Chausson; Azulão (final 1920/inicio 1930), de Jayme Ovalle, canción en la que el exótico pájaro azul (Cyanocompsa brissonii) de bello canto es invocado por la ausencia de la amada; El mirlo negro (Le merle noir, 1951), de Olivier Messiaen, obra para flauta y piano; El ruiseñor de la huerta (1929), zarzuela de Leopoldo Magenti; Una bandada desciende en el jardín pentagonal (A Flock Descends into the Pentagonal Garden, 1977), obra orquestal de Toru Takemitsu, inspirada por una fotografía de centro Pompidou de París y un sueño posterior: un jardín pentagonal donde pájaros blancos vuelan guiados por un pájaro negro. Un canto, el de los animales, que se hace inacabable.
El mirlo negro, de Olivier Messiaen
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