 |
| Melancolía (2012), Albert György |
Con las miradas a la muerte, creíamos haber dicho lo suficiente sobre el final de la existencia. Pero ahora me permito añadir un poema que andaba por ahí perdido.
EL SABOR DE LA MUERTE
La muerte es un flechazo en lo más íntimo
cuando se lleva a seres bienqueridos.
Horada el alma y la vacía de ilusiones.
Peor en modos impactantes: natural súbita,
accidental o violenta (aun por propia mano).
Inconcebible, e injusta, tratándose de un niño.
Repudiamos la horrible sepultura,
negamos insistentes lo macabro,
con rabia contenida nos agriamos.
Pensar en lo mejor de las personas
que ya nunca veremos,
inunda el pensamiento de pasado.
La concepción del mundo cambia
al instante. ¡Qué absurda es la existencia!
Nada puede cicatrizar cada honda herida.
Pero la vida llama ordenando con firmeza.
Brindándote un pañuelo no te obliga al olvido.
Todo acaba… Y continúa todo.
[1996]
Pavana para una infanta difunta (Pavane pour une infante défunte), Maurice Ravel
No hay comentarios:
Publicar un comentario