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martes, 2 de noviembre de 2021

Reordenación de la asistencia en atención primaria

Barco en un mar tempestuoso (1887), Ivan Aivazovsky

Una consejería de salud, pretendiendo una reforma de la atención primaria (AP)*, pone en marcha un plan para clasificar la demanda asistencial en función del motivo de la consulta. La clasificación la hará el personal administrativo, a través de un aplicativo, en función del motivo de la consulta. Con ello se pretende que no todas las consultas terminen en el médico de familia, siempre y cuando pueda solventarlas otra categoría profesional. Se plantea una distribución según un motivo de consulta (no varios: policonsultas). Pero los colegios médicos, que representan a los médicos colegiados –sin escuchar la voz de todos ellos– hallan intrusismo profesional y riesgo para los ciudadanos. [«Los médicos recurrirán la redistribución de competencias...»] Y proponen incrementar y reorganizar los recursos humanos. 

*Más bien un cambio funcional. [v. Refundación de la Atención Primaria.]

En principio, la idea de la consejería podrá parecer buena o mala, según el criterio de cada cual. Pero la contrapropuesta colegial de incremento de facultativos no parece viable a corto plazo, porque muchos se han ido, o, mejor dicho, se han visto obligados a marchar por las malas condiciones laborales; mucho tendrían que mejorar las condiciones para que regresaran y no siguieran marchándose otros. 

En cualquier caso, surge un debate profesional. Y aprovechando lo dicho en un foro médico (con algunas modificaciones que no lo desvirtúan), aquí lo dramatizamos con cinco médicos de familia anónimos que enumeramos del 1 al 5.

MÉDICO 1. El «lobby admisionero» del soviet sanitario (médicos con escasa o nula experiencia y formación clínica, bien posicionados en las altas esferas del poder político: sanitario y actuarial), que tanto mal ha causado a la asistencia sanitaria, al considerarla un mero proceso productivo «¡integrado!», continúa en su afán de causar daños irreparables, sin retorno una vez impuestos los cambios.

MÉDICO 2. Discrepo. Un administrativo sanitario puede y debe preguntar el motivo de consulta para poder citar al paciente en la agenda más adecuada: enfermería, trabajador social o propio administrativo si es un trámite burocrático. Lo que no puede es valorar la gravedad o la urgencia verdadera; sabemos lo que pasa en ese caso: acaba forzado en nuestra consulta lo banal, lo que no corresponde y lo que corre prisa sin ser urgente, a gusto del consumidor. ¡Nos hemos convertido en apaga-fuegos! El triaje tiene que hacerlo personal sanitario; enfermería, como en hospital. Sin embargo, este colectivo (o una parte influyente) pone muchas trabas.

MÉDICO 3. Totalmente de acuerdo. Los administrativos son el primer punto en la entrada al sistema y deben preguntar qué necesita el usuario. Así podrán establecer distintos flujos (recetas, informes, cura, visita domiciliaria...) para que a cada profesional le llegue lo que le tiene que llegar, de modo ordenado en la agenda.  Evidentemente, una consulta por patología médica debe ser gestionada por un médico. Pero hay muchísimas cosas que el administrativo puede manejar.

MÉDICO 4. Cierto. Yo estoy harta de hacer de todo: de administrativa, enfermera, auxiliar, trabajadora social, psicóloga..., hasta de notario (nos piden que demos fe de lo más peregrino, sin la retribución de un notario, claro). Debería empezarse de una vez por definir las funciones; no están definidas y todo acaba en la consulta médica. La reforma se debió haber hecho hace mucho tiempo, pero se está haciendo ahora como parche a la situación caótica; aunque más vale tarde que nunca. Lo de rasgarse las vestiduras porque se metan en mi terreno, lo dejo para otros.

MÉDICO 2. En cuanto a los farmacéuticos de AP, ¡apaga y vámonos! Hay un nuevo programa en mi servicio de salud, un intento de dotar de contenido a la idea peregrina que tuvieron de llenar los despachos de farmacéuticos sin capacidad de resolución, en lugar de contratar más médicos en buenas condiciones. Para colmo, hay problemas de farmacia que acaban en nuestra consulta, cuando la solución tiene que estar en la oficina de farmacia. Por ejemplo, si cambia el código nacional de un fármaco, a veces por variar el color del envase. Entonces no lo dispensan y tiene que citarse con el médico, que debe cerrar la prescripción y hacer otra nueva con el código actualizado. ¡Esperpéntico! Y como esta estupidez otras muchas estupideces que tendrían que solucionarse automáticamente en la farmacia, o desde el propio nomenclátor cuando se detecte el cambio de código. Hay mucho que quitar, pero esos okupadespachos están totalmente alejados de la realidad.

MÉDICO 4. Hasta ahora, cada vez que se ha intentado arreglar la cosa, se ha actuado sólo sobre la oferta. Hay que actuar también sobre la demanda. El buffet libre y «gratuito» genera demandas infinitas, injustificadas. O incomparecencias.... Yo no acudí un día a la reserva de un restaurante, para la cual me pidieron la tarjeta de crédito, y me cargaron el precio de un menú. Me dijeron que si llevaba un informe de que no pude ir por enfermedad, me lo devolvían. Sé que es un ejemplo extremo, acaso fuera de lugar. Pero hay que dirigir la demanda hacia el lugar adecuado, y limitarla si es preciso o regularla (desgraciadamente en esta sociedad solo entendemos si hay dinero de por medio, como los 5 céntimos que te cobran por la bolsa de plástico; entonces es cuando llevas la tuya). Sé que no es políticamente correcto, pero sería una forma más de controlar el acceso infinito y dejar tiempo para lo realmente importante y necesario, el enfermo y la prevención. Ahí lo dejo.

MÉDICO 5. Después de escucharos atentamente, desearía aportar algo, hacer algunas puntualizaciones que me parecen necesarias.
—En primer lugar, el triaje comienza en el área administrativa, por supuesto con las cuestiones que a ese nivel le competen.
—Segundo, el centro de salud se ha convertido en algo peor que el ambulatorio. Sin orden, sin apoyo auxiliar, sin límite de agenda, con sobrecarga creciente, con burocracia desmedida, con reclamaciones antes impensables...
—Lo de los farmacéuticos de AP es para revisar; hasta cuentan con la ventaja de las 35 horas semanales (exentos de sábados). Y lo de tener que enmendar los cambios de código, para poner el grito en el cielo. Una de tantas estupideces.
—La enfermería se ha empoderado; otros colectivos muestran cierta unión; los médicos de familia siguen desunidos, sumisos y acomplejados.
—Hay demanda incontrolada porque la oferta no está reglada: «Vaya al médico que quiera, cómo y cuando le apetezca». No puede ser; el descontrol nos perjudica a todos. Quizá vuelva a replantearse el copago.
—Es preciso una reordenación de la asistencia en AP. Se ha dejado ir el barco a la deriva, pero ahora, antes de que acabe destrozado contra las rocas, no queda otra que enderezarlo de alguna manera. Más vale tarde que nunca.

Otros médicos, y otros profesionales de la salud, habrán de tener ideas coincidentes o discrepantes con las de alguno o algunos de estos facultativos. En cualquier caso, parece necesaria una revolución para que el barco sanitario no se hunda...

My ship – Miles Davis, Gil Evans
***
RECORDATORIO
Plan de mellora da Atención Primaria. Galicia 2007-2011 (Documento presentado polo Sergas o 2 de marzo de 2007)

Un plan que quedó en poco o nada.

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