Páginas

domingo, 9 de julio de 2023

Juegos infantiles y música de Bizet

Juegos de niños (1560), Pieter Brueghel el Viejo

En una entrada lejana hablamos sobre el entretenimiento (distracción, diversión, pasatiempo, recreo, juego), referido a cualquier actividad que permite a los seres humanos emplear su tiempo libre (ocio) para divertirse o recrear su ánimo con una distracción, evitando el aburrimiento y evadiéndose temporalmente de sus preocupaciones, alegrándose o deleitándose; por ejemplo, jugando o leyendo. Y aquí nos centramos en el juego –que, a diferencia del deporte, no busca la competición– y en particular en los juegos tradicionales o infantiles (de patio o de calle: corro, pídola, tabas, canicas, peonza, billarda, aro, cometa...).

Los juegos infantiles han sido fuente de inspiración musical. Y un compositor recogió doce de ellos en una suite para piano a cuatro manos: Georges Bizet (1838-1875), el mismo autor de Carmen, la archifamosa ópera, y La arlesiana.

A los 33 años, próximo a la paternidad, Bizet recordó los juegos de su infancia y compuso Jeux d’enfants para piano a cuatro manos. Una docena de juegos infantiles musicalmente evocados: el suave balanceo del columpio (‘‘L'Escarpolette’’); el movimiento circular de una peonza (“La toupie”); la canción de cuna para una muñeca (“Le poupée”); el galopar de los caballos de madera (“Le chevaux debois”); los movimiento de vaivén del volador (Le volant”); el aire marcial de trompetas y redobles de tambor (“Trompette et tambour”); el vuelo ligero e inestable de las pompas de jabón (“Les bulles de savon”); el correr travieso de los niños jugando a las cuatro esquinas (“Les quatre coins”); el buscar algo atolondrado en la oscuridad de la gallinita ciega (“Colin-Maillard”); un diálogo vivo y animado entre dos personajes locuaces (“Saute-Mouton”); el juego tierno de los niños que se imaginan adultos (“Petit mari, petite femme”); y el galope divertido de la pelota de la obra (“Le bal”), que sirve de conclusión feliz y desenfadada. [Fuente: https://lakitara.blogspot.com/2017/10/nostalgia.html]

Juego de niños (Jeux d’enfants), George Bizet
1. Reverie: L'Escarpolette (El columpio)
2. Impromptu: La Toupie (El trompo, la peonza)
3. Berceuse: La Poupée (La muñeca)
4. Scherzo: Les Chevaux de bois (Los caballitos de madera)
5. Fantaisie: Le Volant (La rueda)
6. Marche: Trompette et Tambour (Trompeta y tambor)
7. Rondino: Les Bulles de Savon (Las pompas de jabón)
8. Esquisse: Les quatre coins (Las cuatro esquinas)
9. Nocturne: Colin-Maillard (La gallinita ciega)
10. Caprice: Saute-Mouton (Salto de la rana, La pídola)
11. Duo: Petit mari, petite femme (Maridito, mujercita)
12. Galop: Le Bal (La pelota)

«Las doce piezas para piano Juegos de niños (1871) son miniaturas brillantes que reflejan el mundo infantil, descritas con una intuición concisa y maravillosa. Bizet orquestó más tarde cinco de estas piezas».

Fuente
***
Apuntes sobre Georges Bizet (1838-1875)
Compositor francés, nacido en una familia de músicos, cuya escasa producción musical –por su muerte prematura– no empaña su calidad. Su padre, profesor de canto, le enseñó los primeros rudimentos del arte musical; recibió clases de piano de Antonine François Marmontel en el Conservatorio de París y estudió composición con Pierre Zimmermann, que sustituía entonces a Charles Gounod. En 1852, un primer premio de piano fue la compensación a sus brillantes y fogosas ejecuciones; en 1854 obtuvo un premio de órgano en la clase de Benoist y continuó sus estudios de composición con Jacques Fromental Halévy. Ya en la Sinfonía en do mayor (1855) se pudo entrever que la economía, la precisión en la expresión y el ritmo danzante y ágil serían características de su música. 

En 1857 ganó el Premio de Roma de composición musical en 1857, que le permitió formarse en Italia durante tres años. Su ópera Don Procopio data de esa época. A su regreso a Francia, compuso las óperas Los pescadores de perlas (1863) y La hermosa muchacha de Perth (1867), ambas acogidas con frialdad por el público. No corrieron mejor suerte las dos obras que más han contribuido a la fama del compositor: la música de escena para el drama La arlesiana (1872), sobre texto de Alphonse Daudet, y la considerada obra maestra del teatro lírico galo, Carmen (1875), cuyo controvertido estreno se dice que precipitó la muerte del compositor. Las dos suites orquestales de La arlesiana y la obertura Patria (1873) fueron las únicas obras que gozaron de algún éxito durante la vida del músico.

Bizet es uno de los maestros del arte lírico francés por la concisión de pensamiento, por su sugestiva potencia, por la variedad de su vocabulario armónico y por la riqueza y la forma de su orquestación. El escenario de todas estas óperas se sitúa fuera de Francia. Bizet presenta con acierto exóticos ambientes, especialmente en Los pescadores de perlas. Junto a este exotismo bien estudiado, Bizet procuró asimilar las figuras de la escena, caracterizándolas individualmente en su música, como en el retrato oriental de Djamileh (1872), ópera en un acto basada en un cuento oriental de Alfred de Musset.

Sobre Carmen
La caracterización musical y dramática de Carmen, una de las obras de más éxito en la historia de la ópera, no fue fruto del azar, sino la culminación del desarrollo artístico del compositor. Los críticos de la época fueron duros en su apreciación de la música de Bizet y el estreno de Carmen fue casi un fracaso. El relato de Prosper Merimée (que narra la aventura amorosa entre la gitana Carmen y el joven soldado don José y acaba con la total degradación del soldado, cuya pasión le empuja a matar a Carmen) era un tema demasiado realista para el público de aquel tiempo. Bizet falleció la noche de la trigésimo tercera representación de Carmen. Poco antes había destruido la mayor parte de sus manuscritos que vacilaba en confiar a un editor, y especialmente el esbozo de El Cid (el libreto de El Cid habría de ser aprovechado por Jules Massenet). Una ópera apreciada por Tchaikovsky, que enseguida la consideró una obra maestra y perdurable. [v. Tchaikovsky and Bizet]


Georges Bizet

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por este artículo, Pepe. Siempre me ha gustado mucho Bizet, del que solo había oído "La arlesiana" y "Carmen". Estoy oyendo ahora "Juegos de niños" y me parece estupenda. Es una pena que Bizet se viera abocado a una vida tan difícil, que muriera tan joven y que su arte fuera en su día tan injustamente tratado. Personalmente, pienso que la novela de Merimée, mediocre y plagada de tópicos, tuvo en la adaptación musical de Bizet una versión muy superior.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Pablo, por apreciarlo. Recientemente estuve por la Provenza e hice parada en Arlés, donde –además de contemplar sus monumentos romanos y evocar el paso de Van Gogh– me acordé de “La arlesiana” de Bizet, y de ahí la presente entrada sobre este compositor de breve pero magnífica obra. Por cierto, música escénica inspirada en el drama homónimo de Daudet, el mismo autor de la famosa novela de aventuras “Tartarín de Tarascón” (pueblo que también visité).

      Eliminar
    2. Interesantísimo viaje cultural. Arlés debe de ser muy bonito. De cuando éramos veinteañeros, seguro que tú recordarás una colección a precios populares que sacó Deutsche Grammophon que se llamaba Privilege. De ella me compré, entre unos cuantos discos más, uno con la Suite de "Carmen" y otro con la de "La arlesiana" que he escuchado montones de veces.

      Eliminar