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martes, 5 de noviembre de 2024

La sociedad decadente

Los romanos de la decadencia (1847), Thomas Couture

Partimos del término decadencia, aplicado por primera vez a la caída del Imperio romano de Occidente, entendido como cambios sociales y culturales considerados negativos: deterioro, corrupción, ruina. Pero en todas las épocas parece haber habido sensación de decadencia de las sociedades, a juzgar por los escritos literarios más que por datos objetivos de la ciencia histórica. 

En el exitoso libro de Ross Douthat La sociedad decadente, la decadencia se concreta en una sociedad rica y poderosa que detiene su avance, con hechos que se concretan en: estancamiento, esterilidad, esclerosis y repetición. El estancamiento es económico, cultural e intelectual (agotamiento). La esterilidad se refiere al declive demográfico. La esclerosis es el anquilosamiento que afecta instituciones (deterioro institucional, parálisis política) y empresas, públicas y privadas. La repetición de modelos se impone a la innovación. En definitiva, la sociedad decadente es víctima de su propio éxito. Y el autor, distanciado de optimistas –que sólo ven prosperidad y felicidad– y pesimistas –que esperan el colapso inminente–. Dice que vivimos en una ‘‘decadencia sostenible’’ y se pregunta cuánto tiempo podría durar la era de la frustración y cómo, mediante el renacimiento o la catástrofe, podría acabar nuestra decadencia. 

Cabe una pregunta general: ¿Somos una sociedad decadente? Respecto a la estadounidense, Douthat opina que la decadencia comienza con la llegada del Apolo 11 a la Luna. Un éxito, un triunfo, que lleva a detener el avance, al estancamiento y a los otros inconvenientes: esterilidad, esclerosis, repetición. 

En cualquier caso, cabe señalar las causas de la decadencia, en Occidente en general y en España en particular. Unas indiscutibles, otras admitidas o negadas. El empobrecimiento educativo debe ser relevante (pobreza intelectual y cultural). Y la globalización (pérdida de identidad nacional). Y la comunicación en RRSS (Douthah critica que la cultura digital “ha creado un mundo de hinchas, pornografía, mediocridad y paranoia”). Y la corrupción política (desafección ciudadana). Y el deterioro democrático (rumbo al despotismo). Y la inseguridad ciudadana (legislación ‘‘buenista’’). Y el feminismo radical (lucha de sexos). Y la inmigración irregular (conflicto social). Y el parasitismo social (carga pública). Y el aburrimiento (generador de todos los males, según Kierkegaard). Y quizá otros factores no tan importantes que nos dejamos en el tintero. Con todo, hemos de esperar que no se produzca la catástrofe social, el colapso social, y que avancemos hacia el renacimiento de la sociedad que hemos heredado.

Obertura de La caída del Imperio Romano, Dimitri Tiomkin

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