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lunes, 19 de diciembre de 2011

Refundación de la Atención Primaria


A través de un foro médico, he tenido conocimiento de la publicación de este libro, dirigido por Vicente Ortún, que plantea la refundación sanitaria del primer nivel asistencial, de las actividades que desarrollan los profesionales sanitarios que trabajan en los centros de salud, en especial médicos de familia (generales o de cabecera), pediatras y personal de enfermería. La introducción pone de manifiesto, entre otras cosas, una cuestión trascendente: la necesidad de dejar de hacer para poder hacer, que “aconseja que se dejen de hacer funciones que pueden mecanizarse o pueden ser desempeñadas igual o mejor por otros profesionales; particularmente, hay que revisar por completo los contenidos administrativos de las consultas”.

Indudablemente, la burocracia médica es la gran lacra de la Atención Primaria de Salud, una rémora que se ha ido acrecentando desde hace más de tres décadas, a pesar de haberse refutado y organizado grupos antiburocráticos de presión, en un sistema que obliga al médico de familia a consumir casi todo su tiempo en papeleo mayormente absurdo (hasta los propios usuarios se dan cuenta y no comprenden que se mantenga); hay que tener en cuenta que el médico del centro de salud trabaja sin apoyo auxiliar en consulta y toda actividad burocrática, no clínica, recae sobre él.

Por otra parte, las mejoras en la Atención Primaria precisan de una inversión que probablemente habría que detraer de la hospitalaria; ésta siempre ha ido aumentando mientras aquella disminuía, por la tradicional preeminencia del hospitalocentrismo hispano. Podría parecer una quimera, y más en tiempo de crisis económica, pero si se consiguiese la tan cacareada y jamás lograda coordinación entre niveles asistenciales (integración asistencial), cabría esperar una gran mejora de la eficiencia y con ello una contención del gasto sanitario. Pero centrándonos en el contenido y los objetivos del libro, en los equipos de salud todo habría de pasar por “disponer de una autonomía de gestión que les permita definir su propia estructura y organización”, como sucede con las EBP (Entidades de Base Asociativa) de Cataluña, en lugar del encorsetamiento actual, que obliga a trabajar con agendas rígidas que establecen isócronas, sin diferenciar las necesidades individuales de los pacientes.

Cierto es que más que refundación habría que hablar de un nuevo punto de partida, porque lo dispuesto en la Reforma de la Atención Primaria de 1984 ha devenido con el paso de los años en una complicación de los actos médicos, aun informatizados, lejos de una mejora real en la capacidad de resolución, puesto que las rémoras progresivamente instauradas lo impiden. Más aún, en un aumento del gasto sanitario general a causa de la multiplicidad de actos (con peticiones de pruebas innecesarias) y, particularmente, del gasto farmacéutico por un exceso de prescripción, inadecuada y condicionada, que conduce a la indeseable polimedicación, favorecida por la presión asistencial y la imposibilidad de tomar decisiones adecuadas sin el tiempo necesario; otros temas aparte serían el del autoconsumo (automedicación) y el de la dispensación farmacéutica improcedente.

Viendo el camino recorrido, los optimistas dirán que se aprende de los errores y que su corrección habrá de conducir a la adecuada senda sanitaria; por el contrario, los pesimistas estarán convencidos de que esto ya no tiene solución. Desde una posición intermedia, no escéptica –que niegue la necesidad de la existencia del médico de familia–, realista y sensata, se advertirán las dificultades pero se atisbará una salida del largo túnel, aunque sea a medio o largo plazo.

Esperemos hallar algunas claves estratégicas en los siete capítulos de La refundación de la Atención Primaria, libro al que se accede libremente, bajo licencia de Creative Commons, y que habrá que leer con detenimiento. Independientemente, creo que refundar o volver a crear una Atención Primaria operativa, resolutiva y satisfactoria es una necesidad, por el bien de sus protagonistas y sobre todo de la sociedad. A tres décadas desde la reforma de la AP, acaso sea necesaria ahora una contrarreforma.

Hay que empezar a afinar...

El clave bien temperado: «Preludio  n.º 1 en Do Major BWV 846» – J. S. Bach
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