(…) tenemos una sanidad “medicalizada”, construida a base de miles, millones de actos médicos breves, brevísimos, apenas un saludo, una pregunta y una media respuesta. Pero, según parece, así es y así nos gusta. Y no se toca.
Medicalizada (“¡Quiero ver al médico!”), visitas brevísimas (sirve como ejemplo de brevedad en el argot popular: “la visita del médico”) y, además, farmacologizada (parece que la visita ha concluido en nada si no sales con una-dos-varias recetas para lo-que-sea). Reforma eso, anda. Si tienes narices.
El hábito arraigado desde la época lejana, pero no tanto, de
los ambulatorios, permanece en la de los centros de salud (que alguien definió
como “ambulatorios caros”), a veces parecidos a mercados de abastos. Muchas
consultas, actos reiterados y poco
operativos, condicionados por una (des)organización
asistencial que prima la cantidad sobre la calidad. Más vale atender a 40
pacientes a toda prisa, a las carreras, que a 20 pausada y dignamente.
A los políticos-gestores lo que les interesa
es vender el número de actos, sin importar el resultado ni el coste. Y en esta indeseable situación inveterada, de progresivo deterioro hacia un sistema sanitario aberrante, es
casi impensable que un acto no genere alguna receta, como si lo contrario supusiese la
frustración del usuario y el fracaso del galeno.
El poco tiempo
de que se dispone para cada acto médico, a causa de la presión asistencial, condiciona la prescripción acelerada;
aun con menor número de pacientes se complica la cosa por el cada vez mayor número de problemas (o si se
viene por uno sólo también: “ya de paso, aprovecho para…”), creciente por
cuestiones extra-sanitarias, de índole sociocultural.
Todo parece pasar por la
consulta médica de libre acceso y gratuita, para pedir lo que sea, desde
productos de complacencia a tramitaciones impropias y justificantes improcedentes, hasta el punto de
que lo del médico de familia hispano ya es “querer y no poder”.
Y ante este gran problema, mantenido en el tiempo, nadie se atreve a meterle el bisturí (aunque no sería bueno hacer grandes (re)cortes contraproducentes). Es
como si el diablo estuviese detrás para impedirlo…
Sympathy For The Devil - The Rolling Stones
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PENSAMIENTO DEFINITIVO
Lo importante no es realizar más actos médicos, sino mejorar cada uno de esos actos: menos cantidad y más calidad asistencial.