Ya nos hemos detenido a
considerar las nuevas corrientes en atención sanitaria, centradas en el
concepto de medicina mínimamente impertinente o poco
perturbadora. Al propugnar este método se tiene especialmente en cuenta la denominada
prevención
cuaternaria [ver tipos de prevención], que nos llama a la prudencia en la actuación médica, evitando
intervenciones innecesarias o excesivas (p.ej. tratamiento farmacológico
desmedido) que pueden acarrear daño en lugar de beneficio.
En realidad no es nada nuevo, porque desde siempre en el ejercicio de la medicina lo prioritario es no dañar (“primum non nocere”). Siguiendo el viejo refrán, se pretende que no sea peor el remedio o la intervención médica que la enfermedad.
En realidad no es nada nuevo, porque desde siempre en el ejercicio de la medicina lo prioritario es no dañar (“primum non nocere”). Siguiendo el viejo refrán, se pretende que no sea peor el remedio o la intervención médica que la enfermedad.
Podemos hacernos una mejor
idea de la prevención cuaternaria con un vídeo dramatizado, del que podemos
extraer algunas claves: 1) tratar o intervenir en la justa medida; 2) no reducir la salud a
mera biometría; 3) no seguir con rigidez los protocolos, considerar cada caso individualmente (no hay enfermedades,
sino enfermos).
Enlace relacionado
La prevención cuaternaria, por Juan Gérvas
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