"Da la impresión de que primero se nos regala miedo para luego vendernos salud."
Así comienza un artículo de la revista cuartaedad.com que desaconseja los chequeos médicos (sobre los que ya hemos tratado AQUÍ) de modo indiscriminado, más allá de los grupos de riesgo, basándose en opiniones de varios expertos: Chequeo médico, ¿último producto de consumo?
No podemos negar que el miedo sea la razón que nos inhiba de realizar determinadas exploraciones médicas, a no querer saber de resultados indeseables, pero es el fenómeno contrario el que nos lleva a esta reflexión.
No podemos negar que el miedo sea la razón que nos inhiba de realizar determinadas exploraciones médicas, a no querer saber de resultados indeseables, pero es el fenómeno contrario el que nos lleva a esta reflexión.
Se concluye que los controles médicos periódicos (anuales o bianuales), con todas las pruebas que conllevan no disminuyen la morbimortalidad y, en consecuencia, no son recomendables para la población general, sino solo para aquellas personas que presentan determinados factores de riesgo, cuyo control supone adelantarse a las malas consecuencias que pueden acarrear.
Esta afirmación se sustenta en studios publicado en las revistas de referencia, como JAMA y British Medical Journal, que concluyen que el chequeo generalizado no disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, que suponen la primera causa de muerte en los países desarrollados.
Por otro lado, la obsesión con el chequeo produce un sufrimiento añadido en los individuos y contribuye a la medicalización de la vida. La medicina preventiva es muy útil usada con cabeza, pero la prevención excesiva no produce beneficio alguno y puede ser incluso perniciosa, pues toda intervención médica tiene su riesgo. Dicho de otro modo: las pruebas médicas innecesarias pueden ser contraproducentes.
Además, nuestra variabilidad como seres vivos no garantiza la conclusión definitiva o la certeza tras un chequeo médico, por exhaustivo o costoso que sea; de manera que ni la negatividad de las pruebas preventivas determina el perfecto estado de salud ni su positividad es suficiente para el encasillamiento como enfermo.
En particular, se cuestiona el extremado control del colesterol y el exceso de mamografías y citologías, entre otras actuaciones médicas que implican sobrediagnóstico y sobretratamiento. Actuaciones desmedidas conducentes a que el paciente acabe siendo víctima de salud. Además, se censura la interesada consideración como enfermedades de lo que son simples factores de riesgo.
En definitiva, no dejarse llevar por temores irracionales ni por el tremendismo y limitarse a las pruebas médicas que sean realmente necesarias.
En definitiva, no dejarse llevar por temores irracionales ni por el tremendismo y limitarse a las pruebas médicas que sean realmente necesarias.
Juan Gervas y los chequeos médicos
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