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domingo, 6 de marzo de 2016

Mariposa de luz

Podalirio fugaz

Según leo en una página del Centro Virtual Cervantes, un poema de Juan Ramón Jiménez se ha convertido en paradigma de ese anhelo del poeta de una belleza que busca fuera de él y que se le escapa cuando está a punto de conseguirla: 

Mariposa de luz, 
la belleza se va cuando yo llego
a su rosa. 

Corro, ciego, tras ella... 
la medio cojo aquí y allá... 

¡Sólo queda en mi mano 
la forma de su huida!

Tal vez no deseara atrapar la mariposa, sino dejarla volar para quedarse con su encanto. Para no atrapar la vulgaridad y, al fin, quedarse con la nada que deja el desmoronamiento del misterio. Porque la vana ilusión mantiene la energía creativa.

A veces no podemos apresar con las palabras la belleza que nos revela el sentimiento. Otras no podemos asir nuestro íntimo deseo de conseguir un sueño. La vida se nos esfuma a menudo de las manos, en el deseo de atrapar un imposible.

Butterfly World - Sir David Attenborough
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ANEXO. Mariposa de la sierra
Sobre otra mariposa, la «Mariposa de la sierra» de Antonio Machado, dedicada a Juan Ramón Jiménez, bebo también de la fuente del Centro Virtual Cervantes.

—¿Por qué habla Antonio Machado de lira franciscana en el caso de Juan Ramón Jiménez en su Elogio CXLII "Mariposa de la sierra"?

¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada!...
Que Juan Ramón Jiménez
pulse por ti su lira franciscana.

—Lo mismo que el cándido comentarista que, hablando de la poesía de Jiménez, decía: ¿Como podría ser un poeta deshumanizado el autor de las tiernas "Historias para niños sin corazón" y de tantos otros poemas infantiles, el cantor de "lira franciscana" como lo llamó Antonio Machado al saludar la aparición de Platero y yo, obra impregnada de hondo amor por la naturaleza y por sus humildes criaturas? Pues lo era. Porque, en cuanto te sales de sus poemas, don Juan Ramón era lo que hoy llamaríamos un bicho. Tan incapaz de una mala palabra como de una buena acción. Antecedente inmediato del melifluo buenismo* que nos invade.

*Sobre este buenismo, el filósofo Gustavo Bueno teorizó con la denominación de Pensamiento Alicia, simplista y sonriente.

Juan Ramón Jiménez 
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[Incluye apuntes biográficos y artísticos sobre Juan Ramón Jiménez]

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