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viernes, 21 de febrero de 2020

Euthanasia

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La única cosa que sé con certeza es que estoy confundido. HUGH PRATHER 


EUTHANASIA

A Mónica Lalanda

I

En un instante rojo. Por un momento negro.
Sin saber se hizo blanco… ¡Adiós azul y verde!
De los colores de la vida ¿qué decir?
¿Y del monocolor atrapado en la muerte?

Ahí vemos enfermos de índole oncológica
o degenerativa grave. Ahí vemos pacientes
encamados que yacen postrados y sin goce,
moribundos o en coma, atados a su suerte.

Si hallan los sentidos males invalidantes,
palabras apremiantes acuden a la mente:
resignación, esfuerzo, adaptación, valor…
Dolencias avanzadas que coraje requieren.

El humano temor, que a todos nos aprieta,
se agranda en esas víctimas que perviven conscientes.
Salvo supremo estado de ataraxia infinita,
los desahuciados sufren los dolores que sienten.

II

¿Qué debemos hacer en estas situaciones,
si en el sitio de otro nadie puede ponerse?
Dilema: mantener vida vegetativa
o dejar que natura resuelva lo inminente.

No habiendo cura alguna procede aliviar o…
Opinan allegados y juzgan los parientes.
Y si varios debaten, no habrá conformidad,
acaso en familiares ya próximos o ausentes.

—Podemos ofrecerles cuidados paliativos.
—El control del dolor no alza vidas inertes.
Los bandos respectivos en esta controversia
enfrentan las ideas de sendos oponentes.

La débil compasión o la fuerte entereza.
La prisa o la paciencia... Los hombres no se avienen.
Rechazada o no, por el valor de la vida,
terrenal relativo o absoluto celeste.

III

¿Una muerte tranquila? En paz: marcha serena,
sin grandes sufrimientos. La que toda la gente
desearía, a tenor del buen razonamiento
y a la luz de la ciencia. Final que todos quieren.

Ayer y hoy: muerte dulce o abreviación de vida.
La clasificación distingue diferentes
maneras de entenderla sin que nadie se entienda.
Equívoco lenguaje confunde a los vivientes.

La idea de abreviar las vidas desgraciadas
de enfermos terminales –en extremo sufrientes–
supone un inflexible manifiesto, cual ley
del todo o nada. Opine quien no pueda moverse.

La muerte decorosa… Privación de una vida
indigna para unos (vegetal aparente
o dolorosamente soportada). Para otros,
homicidio terrible que degrada y pervierte.

IV

Condicionado el médico por la deontología,
está en la disyuntiva muy incómodamente.
Haciendo juramento, al que su arte obliga,
no debe poner fin a nadie activamente.

Vislumbramos la tácita postura razonable
que evidencia consenso: aquélla de abstenerse
de desproporcionadas medidas (que suponen
tal encarnizamiento, que imaginarlo duele).

En límite correcto los pormenores éticos…
Humean las razones en peculiar ambiente.
Creencia e ideología también entran en juego.
Justicia mediatiza y códigos detienen.

Aquí no vemos dioses inmortales que vengan
a ayudar a morir de manera decente.
Y cuesta decidir el fin de la existencia,
porque –aunque la asumamos– la muerte no se entiende.

Cielo de fuego

En un mundo donde no hay lugar para todos, en el que los viejos sobran, se ha a planteado la euthanasia como medida correctora de la superpoblación...

Sol's Euthanasia
Secuencia de "Cuando el destino nos alcance" (Soylent Green, 1973)
[Ojo: la predicción era para 2022]

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