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lunes, 15 de febrero de 2010

Póker de ases de la dirección orquestal

Dejando aparte a Furtwängler y Toscanini, los dos grandes mitos de la dirección orquestal del siglo XX, daré mi póker de ases de la dirección orquestal: Bruno Walter (1876-1962), Otto Klemperer (1885-1973), Fritz Reiner (1888-1963) y George Szell (1897-1970). Dos alemanes y dos húngaros. No es ninguna originalidad engendrada en mis “sueños de director”, es una opinión coincidente con la de muchos aficionados y críticos, acaso no del todo objetiva, influenciada en parte por lecturas de revistas y libros de música.


Der Komponist hat immer Recht. George Szell 
(El compositor siempre tiene razón)

Por supuesto que hubo y hay otros directores fabulosos, sobre todo si nos ceñimos a repertorios concretos, pero esas batutas eran auténticos diamantes, capaces de extraer de sus orquestas auténticas gemas sonoras de un amplio abanico de partituras, si bien mi pensamiento puede emparejar en un primer momento a cada uno de ellos con un determinado compositor: Klemperer con Beethoven, Reiner con Richard Strauss, Walter con Mahler y Szell con Mozart. Pero ya sea con Brahms, con Bartok, con Bruckner o con Dvorak, los resultados son igual de excelsos.

Y como una imagen vale más que mil palabras, veamos a estos cuatro monstruos de la dirección orquestal en otras tantas intervenciones al frente de la gran orquesta sinfónica: Klemperer dirigiendo la Sinfonía Nº 6 “Pastoral” de Beethoven, Walter con la Sinfonía Nº 2 de Brahms, Szell con la obertura de Las bodas de Fígaro de Mozart, Reiner con el ‘‘Vals de las flores’’ del ballet El Cascanueces de Tchaikovsky.





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4 comentarios:

  1. Me siento halagado por tu comentario. Gracias

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  2. Estimado amigo, paso ahora a comentar las bellas interpretaciones que has colocado en este post:

    Otto Klemperer: Grande el maestro, parco en gestos, a lo Mravinsky, me encantó su gran respeto por la uniformidad del tempo, algo verdaderamente imprescindible en Beethoven. Se puede alterar el tempo de cualquiera, menos el del divino sordo, salvo previa indicación suya en la partitura. Se podría decir que el tempo de Beethoven es de "estrecho margen" terapéutico.

    Bruno Walter: Se nota que el maestro estaba hecho para grandes obras. Poseía un control admirable sobre la orquesta. Si vas a interpretar a Brahms, debes estar preparado para uno de los mejores orquestadores de todos los tiempos, y saber resaltar los detalles más importantes. En esa parte donde le llama la atención a los cornos, por no tocar fortepiano, es de un valor imprescindible, ya que los cornos son "los violines de los vientos". Todo cuidado al tratar de una trasición en los cornos es poco.

    George Szell: El más profesional y más detallista de todos. Si vas a interpretar la partitura del compositor más genial de todos los tiempos, debes tener en cuenta que cada detalle cuenta. Mozart fue el que resaltó la importancia de los matices en los vientos, y esta overtura es un paraíso para esos detalles. Me ecanta las escalas descendentes primero en flautas-oboe y luego en clarinete y fagot, de un sabor y textura incomparables. Se puede apreciar al maestro Szell observando atentamente el cumplimiento de estos detalles.

    F. Reiner: el que menos me gustó de los cuatro. Permitir ese ritardando del clarinete al comienzo fue muy malo, las cuerdas no lograron el legato apropiado de esta obra, pero luego la ejecución toma más cuerpo y vigor. Bueno su control de la orquesta, pero se tomó varias libertades con el tempo. Al menos destaca su valor y originalidad.

    Hago notar que estos comentarios son desde la humilde perspectiva de un músico amateur, y no son para nada algo a tomar como definitivo.

    Un abrazo José Manuel, gracias por este maravilloso post.

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  3. Tony: siento no haber un vídeo de F. Reiner interpretando R. Strauss o Bartok. Gracias por tu excelente comentario (¿de aficionado?. Un abrazo.

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