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miércoles, 3 de febrero de 2010

Roberto Nóvoa Santos, patólogo y pensador

(Foto de culturagalega.org)

Roberto Nóvoa Santos (1885-1933) fue un médico gallego reconocido internacionalmente, un eminente clínico y patólogo. Desempeñó el puesto de catedrático de Patología General, en las universidades de Santiago de Compostela y Madrid, fundó y dirigió revistas de divulgación científica, siendo uno de los pioneros en introducir los trabajos de Freud en la península ibérica. También desarrolló una meritoria labor política como diputado. Especialmente recordado por sus investigaciones sobre la diabetes, su Manual de Patología General (1916-19) y sus ensayos en torno a la muerte, es por derecho un buen representante del humanismo médico.

Tras su licenciatura cursó estudios en Austria, Alemania y Francia. Ganó por oposición la cátedra de Patología General de la Universidad de Santiago de Compostela y unos años más tarde en Madrid. Fueron renombradas sus lecciones sobre la diabetes. Actuó como conferenciante en diversos países, sobre todo hispanoamericanos, disertando sobre temas médicos, filosóficos y literarios. Y publicó numerosos trabajos de patología, psicología, estética, antropología médica, etc.

Entre sus obras publicadas, cabe mencionar: La indigencia espiritual del sexo femenino (1908); El problema del mundo interior (1920); Physis y Psychis (1922); Cuerpo y espíritu (1930); El instinto de la muerte (1927), quizás su ensayo más importante, en el que aborda el sentido médico y existencial de la muerte; La mujer, nuestro sexto sentido y otros esbozos (1928), colección de ensayos diversos, en especial acerca de las raíces somáticas del sentir estético; Patografía de santa Teresa de Jesús (1932); La inmortalidad y los orígenes del sexo (1931).

Se dice del ilustre patólogo gallego que reúne los ingredientes para ser considerado un mito, pues murió joven, en plenitud médica e intelectual, y una parte importante de su obra de pensador gira alrededor del hecho de la muerte. A este respecto, aborda los contenidos de la conciencia, la pervivencia en el más allá y los fenómenos biológicos y neuroquímicos que la definen.

De este médico polifacético ha quedado una imagen estereotipada de hombre serio, reflexivo, introvertido, un tanto huraño y misógino, favorecida por un aura de taumaturgo, de sanador genial. Pero visto con objetividad, hallamos a un pensador profundo, a un individuo complejo, a un europeizador de la generación de Ortega y Marañón, a un sabio de una época gloriosa de médicos humanistas que ha pasado a la historia de la medicina. Roberto Nóvoa Santos murió a los 48 años, dejando una huella profunda en su momento. Por sus méritos, y no estando sobrados de figuras de su talla, merece ser recordado.
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Fuentes bibliográficas y enlaces de interés:

8 comentarios:

  1. Interesante "post" sobre una figura como la de Novoa Santos que, en mi opinión, no ha recibido todavía el reconocimiento que merece.
    Gracias, José Manuel.

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  2. El busto de Nóvoa Santos preside el vestíbulo de la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela. Su figura fue encomiada y, entre otras cosas, se dijo de él que hizo méritos suficientes para recibir el Premio Nóbel:
    http://www.elcorreogallego.es/indexSuplementos.php?idMenu=15&idNoticia=379129
    Gracias por tu aportación, amigo Francisco. Un saludo.

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  3. En el vestíbulo de la Facultad de Medicina de Cádiz tenemos el busto de Pedro Virgili, fundador del Real Colegio de Cirugía de la Armada, antecedente de la actual Facultad.
    http://www.uca.es/centro/1C04/wfacultad/historia-y-localizacion/historia?set_language=en
    Saludos.
    P.D. Espero que "funcione" el enlace.

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  4. Del título de uno de sus libros:"La indigencia espiritual del sexo femenino" deduzco que no se casó con una buena mujer y optó por ser filósofo.Un saludo

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  5. Pilar, no tengas un mal concepto de Nóvoa Santos por una poco meditada obra de juventud que le dio una aureola de misoginia.Vivió en un tiempo en que la mujer era poco protagonista en la ciencia y sin embargo, al parecer, tuvo en su equipo varias colaboradoras médicas. Un bico.

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  6. Mi padre, José María Itza Amusategui, fue discípulo de Novoa Santos en Santiago de Compostela, y auxiliar del mismo en Madrid, Se especializó en digestivo en La Sorbona. Mi madre, María Estrella Diez Fernández, también fue interna de la Escuela de Novoa Santos en Madrid. Y condiscipula del doctor Carmena , entre otros eminentes médicos.

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  7. La esposa de Novoa Santos se llamaba Pastora, y era una gran mujer, llena de bondad, cariño y admiración hacia su esposo, el cual la trató con mucho cariño también.( mi padre habitualmente comía en su casa De Santiago de Compostela).

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  8. Gracias, Estrella, por tan valiosa información, tanto sobre tu padre como sobre la mujer de Nóvoa Santos. Un saludo cordial.

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