En principio, hemos de entender por Humanismo médico el cultivo que hacen los profesionales de la medicina de alguna de las actividades o disciplinas tradicionalmente consideradas humanísticas (literatura, filosofía, lenguas e historia), y/o de otras añadidas que seguidamente enumeraremos. A tales profesionales los calificamos de médicos humanistas. El humanismo supone alejarse de la despersonalización reinante en la actualidad, pero sigue siendo el eje sobre el que giran los buenos médicos, aquellos que van más allá del acopio de conocimientos científicos.
Siguiendo el modelo americano, bajo el epígrafe de Humanidades médicas (Medical Humanities) se recogen las “ciencias socio-médicas”; por orden alfabético: antropología médica (cultural y filosófica), bioética médica, comunicación médica (entrevista clínica, relación médico-paciente), derecho sanitario, economía de la salud, educación médica, estética médica (literatura y arte en general), historia de la medicina, psicología médica, sociología de la salud, teoría y método de la medicina (información, documentación y terminología). Las principales son, tal vez, la antropología médica, la bioética, la historia de la medicina, la psicología y la sociología.
Los médicos humanistas adoptan una actitud renacentista, preocupados por abarcar otros campos del saber y de las artes –ávidos de alimentarse del mundo, no conformes con el monótono placer de un solo plato–, sin necesidad de llegar al extremo del irrepetible Leonardo. Basten de ejemplo los siguientes nombres reconocidos, tres de ellos hispanos, referidos por orden cronológico:
Rudolf Virchow (1821-1902): patólogo alemán entregado a la antropología.
William Osler (1849-1919): médico canadiense, considerado el padre de la medicina moderna, y eminente pensador.
Karl Aschoff (1866-1942): patólogo alemán, continuador de la obra de Virchow, que cultivó la historia de la medicina.
Harvey W. Cushing (1869-1939): neurocirujano norteamericano y primer biógrafo de Osler.
Gregorio Marañón (1887-1960): médico y endocrinólogo madrileño, historiador y ensayista.
Juan Rof Carballo (1905-1994): médico lucense considerado el padre de la medicina psicosomática y ensayista científico-filosófico.
Pedro Laín Entralgo (1908-2001): médico turolense, historiador de la medicina y ensayista.
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Por sus importantes contribuciones, podemos citar también al coruñés Roberto Nóvoa Santos (1885-1933), patólogo y escritor que estuvo obsesionado con el enigma de la muerte, al barcelonés José Barón Fernández (1904- ), que realizó estudios sobre Vesalio y Miguel Servet, y al compostelano Domingo García-Sabell (1909-2003), ensayista y político. Y considero necesario incluir al cardiólogo Manuel Fuster Siebert, (1944-2008) traductor de la última biografía de Osler (“William Osler: una vida entregada a la medicina”, de Michael Bliss), cuyo fallecimiento, el pasado año, fue profundamente sentido; por haber sido alumno suyo, doy fe de sus inquietudes humanistas y, al igual que el médico canadiense, de su ejemplar proceder y total entrega a la medicina.Entrada relacionada:
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