Traemos un cuento ajeno, sin firma de su autoría, que transcurre en el escenario médico y en tiempo navideño. ¡Ah!, un tiempo a la vez alegre y triste; alegre por los buenos recuerdos y triste por las desgracias y las ausencias.
Había tenido que ingresar en el hospital durante las Navidades. Le habían diagnosticado una grave enfermedad los días previos. Sabía que, seguramente, ésta era su última Navidad y, sin embargo, no estaba triste. Hacía ya muchos años que vivía solo. Su mujer había muerto y no tenía hijos. Los últimos años de su existencia habían estado llenos de privaciones que nunca pensó que podría padecer. No podía permitirse nada que no fuera estrictamente necesario: ahorraba en comida (pasando hambre), en ropa (no recordaba cuándo se había comprado la última), tampoco podía encender la calefacción y pasaba mucho frío en invierno. Su casa estaba destartalada, pero al menos era suya.
Sin embargo, para él lo más doloroso no eran las privaciones que estaba pasando, sino la soledad en la que transcurrían sus días y sus noches. ¡Qué largas se hacen las noches de invierno cuando hace un frío que cruje los huesos y no se tiene con quien cruzar palabra, y especialmente en Navidad!Por eso, cuando le dijeron que tenía una grave enfermedad, el mundo no se le vino encima. Hacía mucho tiempo que había perdido su sitio en él. Cuando muriese no iba extrañar al mundo y estaba seguro que el mundo no le iba a extrañar tampoco a él.
Durante los días que llevaba ingresado en el hospital estaba contento. Comía caliente, no pasaba frío y tenía con quien charlar. El tiempo libre, aquel en el que no le estaban haciendo pruebas o poniendo medicación, lo dedicaba a pasear por el pasillo y visitar a otros pacientes que estaban ingresados como él y no podían moverse de la cama; charlaba con ellos y se deseaban mutuamente feliz Navidad.
Las enfermeras de la planta y los médicos se esforzaban por ser amables y trataban de hacerle reír. Las enfermeras incluso le daban besos. Durante sus últimos años no recordaba que le hubieran sonreído y deseado una feliz Navidad en tantas ocasiones. Por eso estaba feliz y trataba de devolver parte de aquella alegría que recibía. No importaba que fueran sus últimas Navidades, eran mejores que las anteriores.
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Triste historia de pobreza y soledad; el desgraciado que las padece no siente pena por dejar este mundo, el mundo que no le es propicio, aunque el hospital que lo alberga en sus últimos días le proporciona el calor humano que antes no tenía.
Adagio del Concierto para trompeta de Joseph Haydn
La brevedad es la hermana del talento. Antón Chéjov
Un cuento es una novela despojada de ripios. Horacio Quiroga
La variedad de cuentos es sumamente numerosa. Más aún, los cuentos varían respecto al autor y su estilo, además de los que se transmiten oralmente (cuentos populares o tradicionales) que dependen tanto del orador como de su cultura. Los cuentos pueden ser eruditos (Jorge Luis Borges), desconcertantes (Julio Cortázar), angustiosos (Franz Kafka), misteriosos (Edgar Allan Poe), conmovedores (Charles Dickens) y así podríamos enumerar gran cantidad de rasgos estilísticos.
Pero ¿qué cuentan los cuentos? Todo lo que afecta a los humanos; lo que nos preocupa, lo que nos atrae, lo que nos atemoriza, lo que nos fascina.
Entre los grandes escritores de cuentos de la historia hemos de incluir a Edgar Allan Poe, Nikolái Gógol, Antón Chejov, Robert Louis Stevenson, Guy de Maupassant, Jack London, Franz Kafka y Horacio Quiroga. Si pensamos en autores españoles que han escrito cuentos, hemos de recordar, entre otros, a Don Juan Manuel, Leopoldo Alas “Clarín”, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Pío Baroja, Vicente Blasco Ibáñez, Ramón Valle-Inclán o Ignacio Aldecoa; sin olvidar los muchos cuentos que Miguel de Cervantes insertó en sus novelas. Pero el poeta José de Espronceda, tiene uno que aquí traemos: La pata de palo. Así comienza:
Voy a contar el caso más espantable y prodigioso que buenamente imaginarse puede, caso que hará erizar el cabello, horripilarse las carnes, pasmar el ánimo y acobardar el corazón más intrépido, mientras dure su memoria entre los hombres y pase de generación en generación su fama con la eterna desgracia del infeliz a quien cupo tan mala y tan desventurada suerte. ¡Oh cojos!, escarmentad en pierna ajena y leed con atención esta historia, que tiene tanto de cierta como de lastimosa; con vosotros hablo y mejor diré con todos, puesto que no hay en el mundo nadie, a no carecer de piernas, que no se halle expuesto a perderlas.
Puede leerse entero AQUÍ, e incluso escucharse, pues se adjunta audio.
Pero no olvidemos que muchos de los cuentos literarios beben de los cuentos populares, de transmisión oral. Reparemos primeramente en los orientales de Las mil y una noches, o los cuentos del mulá Nasrudín. Por otra parte, los cuentos populares españoles quizá no sean tan famosos como los cuentos de hadas que adaptaron otros autores europeos, como el francés Charles Perrault (Caperucita Roja, Pulgarcito, La Cenicienta, La bella durmiente, Barba Azul, El gato con botas, Grisélidis, Piel de asno), los alemanes Hermanos Grimm (Blancanieves, Hansel y Gretel, El príncipe rana, Rapunzel) o el danés Hans Christian Andersen (El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves). Sin embargo, no han de ser desdeñados los que nuestra tradición ha preservado (ver en “Enlaces”).
Cabe también hacer una diferenciación entre mitos, leyendas y cuentos. Tenemos una explicación de sus peculiaridades AQUÍ.
El mito es una narración fantasiosa de algún suceso o fenómeno para el cual el ser humano no encuentra explicación lógica. La leyenda es un relato que exalta las virtudes de un pueblo* basándose en personajes y sucesos reales, mezclando realidad y fantasía. [Podemos incluir la saga.] El cuento es una narración breve, oral o escrita, de hechos y personajes ficticios, inspirados o no en situaciones y personas reales, mediante la voz de un narrador, que a su vez puede ser uno de los personajes, y que siempre tiene un principio, un nudo y un desenlace.
____ *No siempre es así; pueden recoger otros aspectos, como sucede, por ejemplo, con las Leyendas de Bécquer.
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Además, los cuentos literarios marcan algunas diferencias con fábulas, apólogos, alegorías y parábolas. Tenemos una explicación diferencial AQUÍ.
La fábula (Aristóteles la considera en su Poética) es una composición literaria, generalmente en verso y protagonizada por animales, en la cual se utiliza una ficción alegórica para dar una enseñanza útil o moral (moraleja); viajando en el tiempo, llegamos hasta la fábulas de Esopo. El apólogo es la fábula de origen oriental; escrito en prosa, sus protagonistas suelen ser personas. La alegoría y la parábola son relatos alegóricos o simbólicos que, por analogía o semejanza, contienen una enseñanza (en la parábola de carácter espiritual: Parábolas de Jesús/Las parábolas de Jesús). Aunque, si queremos, ignorando sin maldad las eruditas reglas, podemos contemplar como cuentos estas variantes narrativas.
Como curiosidad cuentística, cabe recordar a Saturnino Calleja, creador y editor de cuentos infantiles en España (con distribución en Hispanoamérica y Filipinas), a principios del siglo XX, en formato minúsculo y baratísimos, accesibles a la mayoría de niños. Fueron tantos los cuentos de Calleja que en su tiempo se acuñó la expresión «¡Tienes más cuento que Calleja!».
Dejamos finalmente un vídeo sobre los mejores cuentos y cuentistas, así como el enlace a otro sobre cómo contar bien un cuento (cosas del cuentacuentos).
Un cuento debe provocar en el lector el efecto de “unidad de impresión”; debe leerse en no más de dos horas y no menos de treinta minutos; cada elemento incorporado debe pensarse en términos del efecto que deje en el lector; ha de establecerse el tono del relato, y la trama ha de ajustarse al tono y al efecto. (Edgar Allan Poe)
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
Hay tres grupos principales de cuentos: cuentos comunes u ordinarios (folclóricos), cuentos de animales y cuentos humorísticos. Aarne-Thompson añadieron dos nuevos grupos: cuentos de fórmula (siguen un patrón establecido, por ejemplo recopilaciones de cuentos) y cuentos no clasificados (no se pueden incluir en ninguno de los grupos anteriores). Cada grupo, a su vez, se divide en subgrupos (ej.: de magia, sobrenaturales, religiosos, románticos...).
Ser enterrado vivo es, sin ningún género de duda, el más terrorífico extremo que jamás haya caído en suerte a un simple mortal. Que le ha caído en suerte con frecuencia, con mucha frecuencia, nadie con capacidad de juicio lo negará. Los límites que separan la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, borrosos e indefinidos… ¿Quién podría decir dónde termina uno y dónde empieza el otro? Sabemos que hay enfermedades en las que se produce un cese total de las funciones aparentes de la vida, y, sin embargo, ese cese no es más que una suspensión, para llamarle por su nombre.
Este es un párrafo del relato de Edgar Allan Poe titulado El entierro prematuro, que puede leerse entero AQUÍ, o escucharlo abajo. Inspirado en hechos reales, que superan la ficción, de hombres y mujeres que fueron enterrados vivos, en especial por haber sufrido un ataque de catalepsia. Algunas personas dadas por muertas y sepultados lograron sobrevivir tras un oportuno "rescate". Otras no tuvieron esa fortuna, y dejaron de existir estando vivas.
El hecho de los entierros prematuros es espeluznante.
Tal llegó a ser el temor a ser enterrado vivo (tapefobia) que -según podemos leer en el enlace de arriba a pie de foto-, en las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX, se redactaron testamentos con instrucciones para impedirlo, llegando incluso algunos a expresar su voluntad de ser decapitados antes de ser enterrados. Y se elaboraron ataúdes con sistemas de aviso de que el "muerto" estaba vivo.
Sobre Edgar Allan Poe[Resumen biográfico y curiosidadesAQUÍ]
Poeta y maestro del relato corto, Edgar Allan Poe (1809-1849), es reconocido en especial por sus cuentos de terror y considerado el inventor del relato detectivesco, pero también contribuyó al género de la ciencia ficción. Poe era un gran lector y adquirió una amplia cultura. Se entregó a la prosa por motivos financieros y en sus narraciones crea atmósferas inquietantes. La muerte de sus padres cuando era niño, su adopción por un matrimonio adinerado, los Allan, y sus desavenencias con su padrastro debieron marcar su carácter; de adulto rompió la relación con esta familia y quedó desheredado. Trabajó como periodista y se casó con una prima, Virginia, que falleció prematuramente de tuberculosis. Desde entonces perdió su estabilidad emocional y buscó relaciones con otras mujeres que al parecer fueron problemáticas; el postrer reencuentro con Sarah Elmira Royster, antiguo amor de juventud, lo animó a contraer otra vez matrimonio; ella puso la condición de que abandonara sus malos hábitos (adicción a alcohol y drogas), pero la boda no se materializó. Poco después, este genial autor murió, con sólo cuarenta años, especulándose sobre su causa: alcohol, drogas, ictus, fallo cardíaco, cólera, rabia, tuberculosis, suicidio…
TEMÁTICA DE POE
Los temas más frecuentes en la obra de Poe: la muerte, el entierro en vida, el duelo, la enfermedad, la maldad, la venganza, el misterio, la locura.
Entre la producción poética de Poe destacan una docena de poemas por su impecable construcción literaria y por sus ritmos y temas obsesivos. En El cuervo se siente abrumado por la melancolía y los augurios de la muerte [desesperación y locura también son ingredientes]. En Las campanas evoca el repique de los instrumentos metálicos. En La durmiente crea un estado de somnolencia. Lenore y Annabel Lee son elegías a la muerte de una hermosa joven.
[Poemas de EAP, originales y traducciones al español]
NARRATIVA DE POE
Poe quiso ser poeta, pero la necesidad económica le obligó a abordar el relativamente beneficioso género de la prosa. Inició la novela policiaca, siendo quizá su relato más famoso en este género El escarabajo de oro, que trata de la búsqueda de un tesoro enterrado. Los crímenes de la calle Morgue, El misterio de Marie Rogêt y La carta robada se consideran los predecesores de la moderna novela de misterio [y suspense] o policiaca. Además de su soberbia construcción argumental, la mayoría de sus cuentos sobresalen por la morbidez de su inventiva. Destacan La caída de la casa Usher, en el que tanto el argumento como los personajes acentúan la penetrante melancolía de su atmósfera [terror psicológico]; El pozo y el péndulo es un escalofriante relato de crueldad y tortura. En El corazón delator (1843) un maníaco asesino es impelido por su inconsciente a confesar su culpa. El barril del amontillado es un relato estremecedor de venganza. [Ligeia trata de la muerte de una mujer bella, de la resurrección y del abuso de sustancias. Berenice es un cuento de terror sádico.]
Allan Poe marcó la literatura estadounidense y de todo el mundo. Influyó en la literatura simbolista francesa y en el surrealismo. Son deudores de su obra otros grandes escritores: Charles Baudelaire, Fedor Dostoyevski, William Faulkner, Franz Kafka, H. P. Lovecraft, Arthur Conan Doyle, M. R. James, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann, Jorge Luis Borges y otros. Rubén Darío le dedicó un ensayo en su libro Los raros.
Opino que en el dominio de la mera prosa, el cuento propiamente dicho ofrece el mejor campo para el ejercicio del más alto talento. Si se me preguntara cuál es la mejor manera de que el más excelso genio despliegue sus posibilidades, me inclinaría sin vacilar por la composición de un poema rimado cuya duración no exceda de una hora de lectura. Sólo dentro de este limite puede alcanzarse la más alta poesía. Señalaré al respecto que en casi todas las composiciones, el punto de mayor importancia es la unidad de efecto o impresión. Esta unidad no puede preservarse adecuadamente en producciones cuya lectura no alcanza a hacerse en una sola vez. Dada la naturaleza de la prosa, podemos continuar la lectura de una composición durante mucho mayor tiempo del que resulta posible en un poema. Si este último cumple de verdad las exigencias del sentimiento poético, producirá una exaltación del alma que no puede sostenerse durante mucho tiempo. Toda gran excitación es necesariamente efímera. Así, un poema extenso constituye una paradoja. Y sin unidad de impresión no se pueden lograr los efectos más profundos.
Referencias al mundo grecolatino (característica del Romanticismo y del Modernismo), obsesión por la muerte y el asesinato, conflicto deseo/culpa, odio, obsesión e imposibilidad de autocontrol, atmósfera macabra y terrorífica (oscura, propia del movimiento romántico al que perteneció: lo grotesco, lo gótico y perturbador), aguda capacidad de observación, gran inteligencia y lógica que acompaña a muchos de sus relatos detectivescos y policiales (aquí el pensamiento inductivo es una pieza principal del mecanismo resolutivo del misterio).
Alan Parsons Project – Tales of Mystery and Imagination
“Cuentos de misterio e imaginación”: la obra maestra de Alan Parsons Project (y su primer disco), inspirada en cuentos de Edgar Allan Poe.
Discurso de Erixímaco (tercer discurso de El Banquete, diálogo de Platón), médico que tiene un elevado concepto de su profesión y de la eficacia de su arte.
(...) Y comenzaré a hablar partiendo de la medicina, para honrar
así a mi arte. La naturaleza de los cuerpos posee, en efecto, este doble Eros.
Pues el estado sano del cuerpo y el estado enfermo son cada
uno, según opinión unánime, diferente y desigual, y lo que es desigual desea y ama
cosas desiguales. En consecuencia, uno es el amor que reside en lo que está
sano y otro el que reside en lo que está enfermo.
Ahora bien, al igual que hace poco decía Pausanias que era
hermoso complacer a los hombres buenos, y vergonzoso a los inmorales, así
también es hermoso y necesario favorecer
en los cuerpos mismos a los elementos buenos y sanos de cada cuerpo, y éste es
el objeto de lo que llamamos medicina, mientras que, por el contrario, es
vergonzoso secundar los elementos malos y enfermos, y no hay que ser indulgente
en esto, si se pretende ser un verdadero profesional.
Pues
la medicina es... el conocimiento de las operaciones
amorosas que hay en el cuerpo en cuanto a repleción y vacuidad y el que
distinga en ellas el amor bello y el vergonzoso será el médico más experto.
Y el que logre que se opere un cambio, de suerte que el
paciente adquiera en lugar de un amor el otro y, en aquellos en los que no hay
amor, pero es preciso que lo haya, sepa infundirlo y eliminar el otro cuando
está dentro, será también un buen profesional. Debe, pues, ser capaz de hacer
amigos entre sí a los elementos más enemigos existentes en el cuerpo y de que
se amen unos a otros.
Y son los elementos más enemigos los más contrarios: lo frío
de lo caliente, lo amargo de lo dulce, lo seco de lo húmedo y todas las cosas
análogas.
Sabiendo
infundir amor y concordia en ellas, nuestro antepasado Asclepio, como dicen los
poetas, aquí presente, y yo lo creo, fundó nuestro arte.
La medicina, pues, como digo, está gobernada toda ella por este Dios y,
asimismo, también la gimnástica y la agricultura.
Y
que la música se encuentra en la misma situación que éstas, resulta evidente para
todo el que ponga sólo un poco de atención, como
posiblemente también quiere decir Heráclito, pues en sus palabras, al menos, no
lo expresa bien.
Dice, en efecto, que lo uno siendo discordante en sí
concuerda consigo mismo, como la armonía del arco y de la lira. Mas es un gran
absurdo decir que la armonía es discordante o que resulta de lo que todavía es
discordante. Pero, quizás, lo que quería decir era que resulta de lo que
anteriormente ha sido discordante, de lo agudo y de lo grave, que luego han concordado
gracias al arte musical, puesto que, naturalmente, no podría haber armonía de
lo agudo y de lo grave cuando todavía son discordantes.
La
armonía, ciertamente, es una consonancia, y la consonancia es un acuerdo; pero
un acuerdo a partir de cosas discordantes es imposible que exista mientras sean
discordantes y, a su vez, lo que es discordante y no concuerda es imposible que
armonice. Justamente como resulta también el ritmo de lo rápido y de
lo lento, de cosas que en un principio han sido discordantes y después han
concordado.
Y el acuerdo de todos estos elementos lo pone aquí la
música, de la misma manera que antes lo ponía la medicina.
Y
la música es, a su vez, un conocimiento de las operaciones amorosas en relación
con la armonía y el ritmo. Y si bien es cierto que en la
constitución misma de la armonía y el ritmo no es nada difícil distinguir estas
operaciones amorosas, ni el doble amor existe aquí por ninguna parte, sin
embargo, cuando sea preciso, en relación con los hombres, usar el ritmo y la
armonía, ya sea componiéndolos, lo que llaman precisamente composición
melódica, ya sea utilizando correctamente melodías y metros ya compuestos, lo
que se llama justamente educación, entonces sí que es difícil y se precisa de
un buen profesional. Una vez más, aparece, pues, la misma argumentación: que a
los hombres ordenados y a los que aún no lo son, para que lleguen a serlo, hay
que complacerles y preservar su amor.(…)
Así,
pues, no sólo en la música, sino también en la medicina y en todas las demás
materias, tanto humanas como divinas, hay que vigilar, en la medida en que sea
factible, a uno y otro Eros, ya que los dos se encuentran en ellas.
(…)
El hombre descontento no encuentra silla cómoda.
Benjamin Franklin.
Un viejo chiste, muy difundido, nos vale como ilustración de la disconformidad y del desagradecimiento que algunas veces, más de las deseables, se evidencian en las consultas (a demanda y sin freno) de la atención primaria del sistema público de salud hispano. No es nuevo y es muy probable que ya lo conozcan. Dice así:
Jesucristo se pone una temporada a hacer sustituciones como médico en la Seguridad Social. Un inválido entra en la consulta pidiendo ayuda. —¿Qué le ocurre? —Que no puedo caminar. —Levántese y ande. —¡Que no puedo! —He dicho que se levante y ande !!YA!! El hombre se levanta y se va andando muy enfadado de la consulta. Al salir, otros pacientes le preguntan: —¿Qué tal? ¿Cómo es el nuevo médico? —Igual que todos, ¡ni me ha mirado! No por simple o vulgar, deja de tener este chascarrillo una inequívoca moraleja: hagas lo que hagas, siempre habrá quien no se quede conforme. Y es que no es fácil contentar a algunos usuarios (supuestamente del grupo "histérico" de la clasificación de pacientes según personalidad) ni con los resultados del más hábil, sabio o experimentado galeno. Hay quien ni se conforma con el cielo...
Érase una vez un pobre campesino, llamado Cangrejo que se fue a la ciudad guiando un carro tirado por dos bueyes a venderle a un doctor una carretada de leña por dos ducados. Mientras se le pagaban sus dineros el doctor se encontraba precisamente comiendo; cuando vio el campesino lo bien que comía y bebía le entró envidia y pensó que también él quisiera ser doctor. Así que se quedó unos momentos sin saber qué hacer y, al fin, le preguntó si no podría hacerse él doctor.
-¡Ya lo creo! -respondió el doctor-; eso se logra fácilmente.
Así comienza el cuento El doctor Sabelotodo, de Los Hermanos Grimm, que puede ser leído enteramente AQUÍ.
Para quien desee leer otra versión de este cuento, en la que se extrae como enseñanza que "los malos entendidos por lo general producen consecuencias inesperadas,
a veces favorables, a veces desfavorables", dejo el enlace AQUÍ.
Y por último, para quien prefiera escuchar este cuento (otra versión traducida) traigo un vídeo, sabiendo que es imposible saberlo todo ni abarcar siquiera cuanto se ha escrito sobre un mismo y único tema.
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. Uno de ellos, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
−Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
−Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida.
Intrigado, el amigo preguntó:
−¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
−Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
Dudar es de sabios, pero en medicina conviene salir de dudas cuanto antes.
Van cuatro médicos a cazar patos. El primer médico, un psiquiatra, va adelante. De entre los matorrales sale volando un pato. El psiquiatra apunta y dice:
—Tiene aspecto de pato, pero... habría que ver cómo sobrelleva el pato la carga de ser pato y si en verdad es su deseo ser pato. Porque de lo contrario, a pesar de tener aspecto de pato, no debiera ser considerado pato.
A esta altura el pato ya estaba muy lejos para dispararle.
—Mejor dejáme a mí —dice otro de los médicos, un clínico.
Y siguen caminando cuando nuevamente un pato levanta vuelo.
El clínico apunta y dice:
—Tiene cola de pato... tiene pico de pato... tiene alas de pato... y vuela como un pato, por ende ha de ser un pato.
Pero ya el pato se encontraba fuera del alcance del arma.
—¡El próximo pato es mío! —reclama, harto de tanta estupidez, el tercer médico, un cirujano.
Todos siguen caminando y algo, que nadie alcanza a ver qué es, sale de entre los juncos. Rápidamente el cirujano apunta y dispara certeramente sobre el ave.
Los otros se quedan mirando.
—Pero... ¿era un pato? —le preguntan los dos primeros intervinientes.
—No sé, que lo vea el patólogo.
Va el patólogo, el cuarto integrante del grupo, a buscar el animal muerto.
Al rato vuelve con un hermoso pato colgando de su mano. Todos le preguntan:
La incertidumbre es el estado mental en lo no seguro, en lo dudoso, en lo incierto.
La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda. (Voltaire)
La inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza, son acaso nuestras únicas verdades. (Antonio Machado)
La medicina es una ciencia de la incertidumbre y un arte de la probabilidad. (William Osler)
La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos jamás se terminan de desojar. (M. Vargas Llosa)
La incertidumbre puede tomarse como peligro o como oportunidad, y de ello depende que nuestra respuesta sea negativa o positiva.
vs. Certeza, Certidumbre (Convicción de la verdad o falsedad de algo), Evidencia
No es cierto que todo sea incierto. (Blas Pascal)
Si comienza uno con certezas, terminará con dudas, y viceversa. (Francis Bacon)
Hay más dudas que certezas.*
A ciencia cierta. (Expresión) [Con seguridad, sin duda]
La incertidumbre es una posición incómoda. Pero la certeza es una posición absurda. (Voltaire)
Todas las generalizaciones son peligrosas, incluida ésta. (Alejandro Dumas, hijo)
Llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde. (G. K. Chesterton)
[Evidencia]
La evidencia es la «certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar».
Blanco y en botella. (Expresión) [Evidente, claro]
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*Los jóvenes suelen tener muchas certezas y cuando dejan de serlo, se les acumulan las dudas. De otro modo: conforme se envejece, se acrecientan las dudas.
Quitóse un poco de barba que tenía; cubrióse un ojo con
un parche, vendóse una pierna estrechamente, y arrimándose a dos muletas, se
convirtió en un pobre tullido tal que el más verdadero estropeado no se le
igualaba. Con este talle se ponía cada noche a la oración a la puerta de la
casa de Carrizales, que ya estaba cerrada, quedando el negro, que Luis se
llamaba, cerrado entre las dos puertas. Puesto allí, Loaysa sacaba una
guitarilla algo grasienta y falta de algunas cuerdas y como él era algo músico,
comenzaba a tañer algunos sones alegres y regocijados, mudando la voz por no
ser conocido. Con esto se daba priesa a cantar romances de moros y moras a la
loquesca, con tanta gracia que cuantos pasaban por la calle se ponían a
escucharle, y siempre en tanto que cantaba, estaba rodeado de muchachos; y Luis el negro, poniendo los oídos por entre las
puertas, estaba colgado de la música del virote, y diera un brazo por poder
abrir la puerta y escucharle más a su placer; tal es la inclinación que los
negros tienen a ser músicos. Y cuando Loaysa quería que los que le
escuchaban le dejasen, dejaba de cantar y recogía su guitarra y, acogiéndose a
sus muletas, se iba.
Reproduzco un relato seleccionado en un concurso de RNE sobre una realidad a la que no podemos substraernos: la Web 2.0,
con todo lo que acarrea de provecho para la actividad humana de la información (incluida la de la salud), y con sus efectos perniciosos de dependencia o esclavitud de las redes de comunicación que conforman Internet.
Generación 2.0
Suena el despertador del móvil,
implementado con la aplicación
de RNE para levantarme con el informativo: el BCE activa la compra de fondos,
la Comisión ratifica previsiones, el petróleo marca un récord, los mercados
siguen igual… Antes de entrar a la ducha consulto CommonWeb en el i-pad,
un programa que agrupa mi correo y redes sociales. Ofertas, descuentos en los
vuelos a Corea, una foto de la reunión de ayer con trece comentarios… Entro a
la ducha, se me está haciendo tarde y quiero ser el primero que tique en Foursquare al llegar. Mientras
me enjabono escucho los cinco minutos que restaban del podcast sobre el coaching en multinacionales: tú eres el líder, fija los objetivos…
Antes de salir de casa programo las descargas de cursos de formación y
verifico la agenda del día con Virtualsecretary,
una aplicación que me gestiona todas las citas y me avisa de los encargos
pendientes. Vía libre, estoy en la calle. En Trafficengine consulto la situación del tráfico y los servicios del transporte público que más me interesan. Al parecer el autobús va con retraso, así que opto por el metro, con el que debo andar más, aunque
ahorro cinco minutos durante el viaje y siempre puedo compensar la falta de cobertura 3G con la potente redWifi gratuita del Café Bar
Centro, donde me tomaré un café con churros. Las pantallas informativas del
metro hablan ahora de la situación de la Bolsa, a pesar de todo está subiendo
esta semana y terminará otra vez por encima de los 16.000 puntos. Los titulares
en línea que discurren por la zona inferior señalan la subida de los valores
bancarios. Lástima que no pueda consultar ahora las acciones de Avarobank y
Bancodicioso, pero me anoto en la agenda electrónicaestudiar su evolución durante el próximo mes.
Llego al bar. El móvil me avisa, ya tengo red disponible. La activo y tico en FQ, Facebook
y Twitter. Un aviso antes de
pedir el café, estoy a dos tics de ser alcalde virtual de esta cafetería,
¡estupendo! Aprovechando el Wifi descargo un informe que aún me faltaba para el
encuentro de esta mañana. En el último paso me pide la firma electrónica, y gracias a Securefirm
la proporciono. Lamentablemente un último vistazo al correo de mi cita me
desconcierta. Necesito imprimir los documentos. ¿Cómo? ¡Qué atraso! Salgo
rápidamente del bar no sin antes colgar en Tripadvisor
y en Lacuchara.com mi triste
impresión sobre los churros de hoy, aunque el café estaba bueno.
Necesito una librería ya. Consulto en Googlemaps
y gracias a Navigatorplus
llego a un negocio que abre en tres minutos. Entro y tico. Mala señal, soy el
primero en hacerlo… no del día, ¡sino de todo su historial! Mis malos
pronósticos se confirman, la fotocopiadora es del cuaternario y no tiene bluetooth y yo no me he traído
el USB. Por fortuna el
ordenador del local está conectado y puedo enviarle un e-mail desde Linkedin. Evidentemente no
tienen disponible el pago con PayPalasí que rebusco en el monedero unos centimillos y se los doy. Documentos
marchando. Cuelgo una opinión negativa en FB
y creo un hastag en Twitter:
#muertealaslibrerias. Genial, será tema del día.
Salgo a la calle y camino rápido, a más de 5 kilómetros por hora según SpeedGPS. El móvil vibra, es un aviso de Virtualsecretary, quedan cinco minutos para la cita. Gracias al
rediseño del portal ayer pude concretar la hora de la reunión y evitaré colas,
que hoy dan la vuelta a la manzana. Estoy a dos minutos de mi punto de destino.
Otro mensaje: ¡Demonios! Pereñíguez ha ticado antes que yo. Llego, saco la
carpeta, consulto Weatherchannel,
hoy no lloverá. Pereñíguez ya está sentado y atendido, ¡maldito! Saco los
informes y espero a que me llamen. Suena mi número, es el D07. Voy hasta la
mesa. ¡Buenos días! Estoy preparado para inscribirme en el INEM.
El término Web 2.0 fue acuñado por O’Reilly Media en el 2004 para referirse a una segunda generación de web basada en la participación o interacción de comunidades de usuario.