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viernes, 23 de agosto de 2024

Entre dos lirios (comedia sanitaria): Acto III, 4-5

 

ACTO III

ESCENA CUARTA
SONIA, Dr. GAMIR, DORINDO, CRISTINA, LOLA
En una casa que conoce bien, SONIA alcanza enseguida el comedor.

SONIA. ¡Buenas tardes! (Observa a los presentes, sentados a la mesa y sorprendidos, y detiene su mirada en la estudiante.) Supongo que ésta es Cristina.

Dr. GAMIR. ¿Cómo se te ocurre venir sin avisar? Y después de haberte rechazado la invitación de Lola y Dorindo, porque te dolía tanto la cabeza.

SONIA. La cabeza me duele, pero no por lo que piensas.

Dr. GAMIR. Tengamos la fiesta en paz.

DORINDO. (Sin escuchar plenamente.) Eso, eso.

CRISTINA. Creo que mi presencia está de más.

SONIA. (Con el rostro iracundo.) Para nada. Es más, debes quedarte porque tenemos cosas de qué hablar. De salir, saldremos las dos juntas.

LOLA. (Tratando de arreglar la situación.) Siéntate Sonia. ¿Has comido?

SONIA. Sí, doña Lola, no se preocupe. He comido lo suficiente.

LOLA. Entonces tomarás el postre con nosotros. Y una copita de licor.

SONIA. La copa la acepto. No suelo hacer excesos, pero un día es un día.

Dr. GAMIR. Pero si no bebes. El alcohol te despierta la jaqueca.

SONIA. Hoy creo que me va a sentar maravillosamente. (Dirigiéndose a CRISTINA y subiendo la voz.) ¡Vaya, vaya! Así que tú eres la que me quiere quitar el novio.

Dr. GAMIR. ¿Qué dices, Sonia? Ni que ya estuvieras bebida.

CRISTINA. Yo me marcho…

SONIA. Tú no te vas sola.

LOLA. Por favor, Sonia. Que hoy es mi cumpleaños. Tranquilízate.

Dr. GAMIR. Eso, ten calma y guarda las formas. Estamos aquí invitados y hemos de agradecer la hospitalidad de nuestros anfitriones.

SONIA. Estoy muy tranquila. Demasiado tranquila. Y no voy a amargarles el día ni a Lola ni a Dorindo. Sólo quiero que esta intrusa salga a la calle conmigo.

DORINDO. (Por lo bajo.) Voy a buscar el inhalador, que no respiro bien.

LOLA. (Viendo la mala cara de su marido.) Hasta Dorindo se nos está poniendo malo. 

Marcha DORINDO, hacia el fondo del escenario, sin mirar atrás, como si pretendiese ponerse a salvo antes de la explosión en una de las viejas canteras donde había trabajado, tapándose los oídos como si de pronto hubiese recobrado la audición y no quisiese oír aquellas voces discutidoras, en busca del broncodilatador que está necesitando. Hay unos momentos de silencio, de tensa calma, que GUSTAVO acaba rompiendo cuando DORINDO ya está de vuelta, mostrándose aliviado al comprobar que no ha pasado nada malo.

Dr. GAMIR. Cristina se marchará conmigo, Sonia.

SONIA. (Más acalorada.) Ahora lo veo todo completamente claro. Me estás engañando con esa avispilla. Pues entonces no me queda más remedio que tomar venganza.

En un impulso animal y emitiendo un grito gutural, SONIA arremete contra CRISTINA y la agarra por los pelos, sin que GUSTAVO, pese a sus esfuerzos, consiga desprenderla. Es más, SONIA, enfurecida, le da un codazo en la cara al galeno y éste cae al suelo seminconsciente. Un hombre fuerte en decúbito supino, derribado bruscamente por una fémina que hasta entonces lo había llenado de caricias, parece una escena cómica. Las dos jóvenes se enzarzan en una pelea descomunal, rodando por el suelo y golpeándose contra las patas de la mesa y las sillas del comedor. DORINDO, que no sabe bien de qué va la cosa, muestra una cara de preocupación que produce risa y a la vez lástima, mientras LOLA, viendo que aquello puede acabar mal, decide llamar a las fuerzas del orden y sale.

LOLA. (Desde el recibidor, donde tiene el teléfono fijo.) Soy la señora Lola, del hostal. Hay una pelea en mi casa entre dos mujeres, y un hombre se encuentra mal herido. Es preciso que vengan cuanto antes.

DORINDO. (Fatigado por la afectación de sus debilitados bronquios, no deja de pedir sosiego en una especie letanía.) Halla paz, Señor, halla paz…

SONIA. (En plena lucha.) ¡Ay! Esto lo tienes que pagar, mala pécora.

CRISTINA. (Atenazando a SONIA por el cuello.) Yo no soy culpable de nada, no he hecho ningún mal. Y tengo derecho a defenderme.

Continúa la contienda, mientras perciben del exterior un ruido motorizado que sólo LOLA interpreta. Acaba de llegar un coche patrulla de la Guardia Civil.


ESCENA QUINTA
MARCIAL, TRES GUARDIACIVILES, SONIA, CRISTINA, LOLA, Dr. GAMIR
Irrumpe en la casa el CAPITÁN MARCIAL junto a otros tres miembros del referido cuerpo de seguridad, a las órdenes del primero.

MARCIAL. (Dando las correspondientes órdenes a los otros guardiaciviles y reparando en la hija del alcalde.) ¡Atención a la autoridad, muchachas! ¡Sepárense! Sean sensatas y dejen de pelearse. (Ellas a lo suyo, como si no escuchasen.)

Los guardiaciviles logran separarlas. La furia de SONIA contrasta con la relativa serenidad de CRISTINA. Son dos temperamentos muy diferentes. CRISTINA se dirige hacia GUSTAVO, que con una tremenda hinchazón del pómulo derecho consigue levantarse a duras penas. Se encuentra bastante grogui.

LOLA. Gracias a Dios que han llegado a tiempo.

MARCIAL. Es nuestra obligación acudir cuánto antes allá donde se nos llama. (Dirigiéndose a las chicas.) Ustedes dos tienen que venir conmigo al cuartelillo para prestar declaración. Y usted también, doctor Gamir, si no le importa.

Dr. GAMIR. (Que conoce bien a MARCIAL.) Desde luego, capitán.

El capitán MARCIAL avisa al cuartelillo para que envíen otro coche a recogerlos.
___
(Continuará)

Cumpleaños feliz

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