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lunes, 27 de abril de 2020
Reflexiones de un médico de familia
sábado, 25 de abril de 2020
Críticas al abandono de la Atención Primaria
En la realidad del presente:
1. Atención Primaria olvidada hoy (y ayer, y seguramente mañana). Es manifiesto el predominio en España del hospitalocentrismo.
2. Personal expuesto con menos protección que en hospitales. Discriminación que obedece a negligencia o estupidez.
3. Variabilidad en la actuación, por falta de un liderazgo fuerte desde la Consejería de Sanidad (y falta de liderazgo ministerial).
4. Trabajando con la incertidumbre de no saber si estamos contagiando a los pacientes. Y privados de test diagnósticos.En el incierto futuro:
5. Previsto cargar a la AP con la desescalada del confinamiento, sin recursos ni tecnología suficientes. Riesgo de colapso.
6. Necesidad de un cambio radical en la asistencia. Propuestas:
- Imprescindible acabar con la atención de complacencia.
- Refuerzo de atención telefónica. Discutible por limitación y riesgos; teléfono como barrera en comunicación médica.
- Regular acceso a sala de espera: mantener distanciamiento.
- Plantearse menos actos médicos pero más resolutivos.
7. Muchos de los aplausos a los sanitarios serán pitos cuando finalice el confinamiento y los pacientes se vuelvan impacientes. Una pena...
jueves, 23 de abril de 2020
Deshumanización del consultorio médico
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Hablar de humanización de la sanidad –del sistema sanitario– como bella propuesta está muy bien. Pero las palabras tropiezan con una realidad que desde la barrera no se puede ver: la masificación o saturación de los consultorios de atención primaria, el mayor inconveniente al que se enfrentan en solitario los médicos de familia. Consultas programadas, forzadas y urgentes, propias y ajenas, se agolpan como los heridos en un campo de batalla. Un caos. Sin tiempo, ¿dónde está la pretendida humanización que dignifique, mínimamente, el acto médico, el encuentro entre un profesional de la salud y un paciente que demanda ayuda? Si los medios electrónicos fallan, algo frecuente, la situación se complica, porque la gente se impacienta mucho en las esperas públicas (no tanto, o nada, en las privadas). El agobio consecuente provoca cansancio, el cansancio pérdida de concentración, y el descentramiento favorece los errores. Los médicos de familia trabajan como si fuesen máquinas. Bueno, así parecen considerarlos los gestores: máquinas, incansables y sumisas. Y las víctimas no reaccionan; o lo hacen levemente, sin levantar la voz, lejos de conseguir un cambio que urge desde hace tiempo. Malo para los profesionales y peor para los usuarios. El drama de la deshumanización del consultorio médico se refleja perfectamente en la viñeta.
*Recordemos que en las sociedades desarrolladas el problema mayor del incremento de la demanda asistencial es la "No-Enfermedad".
Fuente |
martes, 21 de abril de 2020
Medicina de familia y narrativa
La narrativa (comunicación) precisa confianza, interés y tiempo.— José Manuel Brea (@xoselbrea) March 3, 2020
La prisa “consumista” bloquea la narrativa.
La falta de narrativa induce al error, incluso en médico-sacerdote.
El error se traduce en infra o sobrediagnóstico.
De aquí desconfianza de un lado y desinterés de otro. pic.twitter.com/MLkhmCpf8G
En una época en la que el dolor psíquico es mayor que el físico, es más necesaria una buena comunicación. Pero cada vez el médico de familia tiene menos tiempo para comunicarse con el paciente, porque son más los actos médicos. He aquí el quid de la cuestión: reducir el número de actos médicos para disponer de más tiempo para cada uno de ellos y aplicar, en consecuencia, la conveniente narrativa.
miércoles, 15 de abril de 2020
COVID-19: Crónica algo esperanzada
by @mlalanda |
Ya va más de un mes desde la declaración del estado de alarma (Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo)* ocasionado por la enfermedad COVID-19. Debido al particular diseño del sistema sanitario hispano, fragmentado en diecisiete servicios de salud (correspondientes a cada comunidad autónoma), se habían establecido al menos otros tantos protocolos de actuación, teniendo al Ministerio de Sanidad como teórico coordinador. Algunos han señalado esta fragmentación como problema para la contención de la epidemia. Pero con este real decreto, el gobierno tomó la decisión de asumir todas las competencias** y dictó medidas drásticas, entre ellas el confinamiento de los ciudadanos. A pesar de lo cual, los reproches entre comunidades autónomas y gobierno han sido continuos (especialmente entre éste y Comunidad de Madrid), sin que sepamos aún con seguridad quién lleva el mando. Y a parte de las críticas sobre el retraso en la toma de medidas, con autorización previa de manifestaciones y actos multitudinarios diversos, o de que se hable de chapuza e improvisación, el número de muertos en España nos pone, tristemente, a la cabeza por tasa de mortalidad específica, en medio de la polémica de los distintos sistemas de contabilización entre países.
*El 14 de marzo había en España 5.753 casos notificados y 136 fallecidos.
En este periodo de crisis por pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, han salido a relucir todas las carencias e irregularidades sanitarias y sociosanitarias, ya conocidas y notificadas, pero no escuchadas. Siempre se ha hecho caso omiso a las notificaciones de anomalías. Las reivindicaciones de los profesionales de atención primaria han sido continuas en los últimos años, demandando tiempo y medios. Sin éxito. Y ahora, en circunstancias más adversas, se cuestiona la solidez de nuestro sistema sanitario, tan cacareado como uno de los mejores del mundo, sino el mejor. ¿Y qué decir de las residencias de ancianos, que acusan una altísima mortalidad? Pues que se revelan carencias estructurales y se comprueba que muchas residencias no cumplían la normativa, al menos ateniéndonos a los profesionales con que deben contar. [Hasta 40 plazas asistidas: Médico o DUE localizable 24 horas / día; 40 o más plazas asistidas: Médico localizable 24 horas / día y DUE presente 24 horas / día]*. Y ahora, siendo tarde, algunos se rasgan las vestiduras.
La sociedad experimentó un pánico inicial y un temor al desabastecimiento, pero en general la gente ha respondido al confinamiento y a las demás medidas de seguridad. Por otra parte, ha manifestado su agradecimiento a los sanitarios (ahora considerados héroes) en forma de aplausos diarios. Sin embargo, se constatan al mismo tiempo algunos actos de rechazo por temor a ser contagiados por esas mismas personas a las que consideran sus salvadores, que arriesgan su vida para defender la de sus conciudadanos (advertimos aquí la expresión contradictoria de un solidario egoísmo). Y en verdad la arriesgan; no por el hecho de desempeñar una actividad que de por sí entraña cierto riesgo, sino por la falta de medios necesarios para afrontar su lucha contra una enfermedad infecciosa expansiva que incrementa el riesgo de contagio, con posibilidad de enfermar y, en los casos más graves, de morir. De hecho, en España hay demasiados profesionales contagiados por coronavirus, por falta de material de protección: batas impermeables, guantes de nitrilo, mascarillas adecuadas... Algunos laboratorios farmacéuticos y diferentes empresas han hecho donaciones, no bien vistas por ciertos sectores.
Por su parte, la autoridad sanitaria, reconociendo que los sanitarios son los que corren más riesgo de contagio, declara su voluntad de asegurar que estos profesionales no se expongan a dicho riesgo. Palabras que no se corresponden con los hechos. Como bien refleja la ilustración de Mónica Lalanda, los sanitarios están agotados, deshechos y desprotegidos; sobre todo los de servicios de urgencia y UCI. Y aquí topamos con la seguridad laboral de los trabajadores de la salud. Porque la Ley de Prevención de Riesgos Laborales está para cumplirse. Y entre la rabia y la impotencia, en la inseguridad, surgen las preguntas: ¿Está un trabajador obligado a trabajar sin suficientes medios de protección? ¿Es de recibo que se tenga que proveer él de los medios que la empresa no le proporciona? ¿Se puede ir a trabajar con la angustia de quien va al matadero? ¿Es el ámbito sanitario excepción?...
5. COVID-19 Y ATENCIÓN PRIMARIA (A perro flaco, todo son pulgas)
6. REFLEXIÓN FINAL
En medio de todo (deseando salir cuanto antes de esta pesadilla, de fríos y dudosos datos) y después de todo, dramas familiares, el propio drama de los sanitarios, trastornos emocionales, consecuencias económicas, posibles consecuencias políticas, probables demandas judiciales… En fin, preferible no pensar demasiado. Pero no perdamos del todo la esperanza; habrán de venir tiempos mejores.
Mientras tanto, en la espera activa de un final y una vacuna eficaz...
martes, 14 de abril de 2020
En las nubes
viernes, 10 de abril de 2020
El Cristo de Velázquez
Cristo crucificado (1639), Diego Velázquez |
poema de Miguel de Unamuno
Rubén Darío: “Miguel de Unamuno es, ante todo, un poeta (…) El canto quizá duro de Unamuno me place tras tanta meliflua lira (…). Y ciertos versos que suenan como martillazos, me hacen pensar en el buen obrero del pensamiento que, con fragua encendida, el pecho desnudo y transparente el alma, lanza su himno o su plegaria, al amanecer, a buscar a Dios en lo infinito”.
El estilista es, a lo sumo, un imitador, mientras que poeta es el que sigue inexorablemente la primera de las reglas que Unamuno puso al frente de su "Credo poético" en 1907: "Piensa el sentimiento, siente el pensamiento". Y ahí mismo, contrario al precepto de Verlaine ["La música ante todo"], declaró: "algo que no es música es la poesía".
- Narrativa. Novelas: Amor y pedagogía (1902), Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921), San Manuel Bueno, mártir (1930). Novela corta: Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920). Cuentos: Cruce de caminos, El amor que asalta, El maestro de Carrasqueda, Y va de cuento...
- Ensayo: Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Del sentimiento trágico de la vida (1913), La agonía del cristianismo (1925), Cómo se hace una novela (1927).
- Poesía. v. abajo.
- Teatro: La esfinge (1898), El pasado que vuelve (1910), El otro (1926)...
Unamuno (1930), Juan de Echevarría |
Escritor y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Madrid. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. Fue catedrático de lengua y literatura griega, catedrático de historia de la lengua castellana y rector de la Universidad de Salamanca. También fue diputado de las Cortes constituyentes de la Segunda República, de la que se fue distanciando hasta el punto de secundar la sublevación militar que dio inicio a la guerra civil española, aunque terminó retractándose de su apoyo inicial y pronunciando su famosa frase: «Venceréis, pero no convenceréis». Y en sus apuntes manuscritos para El resentimiento trágico de la vida escribió: «Los motejados de intelectuales les estorban tanto a los hunos como a los hotros. Si no les fusilan los fascistas les fusilarán los marxistas».
Activismo y confrontación política...
Entre otras cuestiones políticas: polemizó con Sabino Arana, cuando iniciaba su actividad nacionalista y consideraba a Unamuno como un vasco «españolista»; en 1894 ingresó en la Agrupación Socialista de Bilbao y la abandonó en 1897; sus constantes ataques al rey Alfonso XIII y al dictador Primo de Rivera hicieron que este lo desterrase a Fuerteventura en 1924, pero poco después fue indultado, lo que no evitó que se exiliase voluntariamente a Francia, primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya. En 1889 viajó a Suiza, Italia y Francia, donde se celebraba la Exposición Universal y se inauguraba la torre Eiffel.
Amistad y enemistad...
Entabló amistad con Ángel Ganivet, intensificada hasta su suicidio en 1898. Finalizada ese mismo año la guerra hispano-estadounidense, en la que España pierde sus colonias, surge el Grupo de los Tres (Azorín, Baroja y Unamuno) y la llamada generación del 98. Polemizó con Ramiro de Maeztu y José Ortega y Gasset. Ramón Gómez de la Serna dijo que, cuando Unamuno entraba en la Revista de Occidente, Ortega se levantaba y se iba. A Pío Baroja le incomodaba su intransigencia, y escribió que «Unamuno se creía todo. Era, sin proponérselo, filósofo, matemático, geógrafo, filólogo, naturalista, arquitecto, además de vidente y de profeta» y «no hubiera dejado hablar por gusto a nadie. No escuchaba». Tampoco caía demasiado bien a Valle-Inclán ni a Fernando Pessoa, quien sufrió sus ninguneos y advirtió sus contradicciones. Imbuido de lo que él llamaba, con los neologismos que caracterizan su estilo, su alterutralidad o neutralidad activa, el gran filólogo Ernst Robert Curtius llegó a definirlo como Excitator Hispaniae.
Desconcierto y desencanto...
Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado de resignada desolación, desesperación y soledad. Unamuno dijo que se había unido al movimiento salvador, que acaudillaba el general Franco, para salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional, y España no debía estar al dictado de Rusia ni de otra potencia extranjera cualquiera. Asistía al horror de la guerra civil, que consideraba verdadera enfermedad mental colectiva, una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal, llena de inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, realizadas por bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología, decididos a satisfacer feroces pasiones atávicas, en un régimen de terror. Pero temía que a un horror le sucediese otro, sabiendo que el terror también imperaba en la zona nacionalista... Y declaró su dolorido sentir: «Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo (...) No, no me he convertido en un derechista. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré —pronto— y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario (...) La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros (...) Ésta es una campaña contra el liberalismo, no contra el bolchevismo. Todo el que fue ministro en la República, por de derecha que sea, está ya proscrito. (...) Vencerán, pero no convencerán; conquistarán, pero no convertirán». Murió de repente en su domicilio.
Preocupación intelectual y angustia existencial...
Inicialmente, sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe; el materialismo dialéctico no resolvió sus dudas existenciales y preocupaciones religiosas. Propuso que la solución de muchos de los males hispanos era «europeizar España». Literaturizó su pensamiento, primero con el ensayo Vida de don Quijote y Sancho (1905), obra en la que contradijo su tesis europeísta y propuso «españolizar Europa». Apuntó que la relación entre los dos protagonistas de Don Quijote de la Mancha simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad. Y literaturizó su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo: «Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca».
En 1897 sufre una crisis de fe que le hace cambiar de actitud y de tema. El tema nuevo es la lucha entre la razón y la fe.
Unamuno es, a mi parecer, uno de los grandes poetas del siglo XX.
Unamuno analizó cuatro temas cardinales del pensamiento español del siglo XX: España, la religión, la personalidad y la creatividad.
Un hombre inquieto y rebelde, paradójico y contradictorio, ferozmente individualista, siempre rindiendo culto a su propia personalidad.
...la vida íntima de un hombre preso de una violenta crisis espiritual, angustiado por el porvenir de su familia. Algunas de estas cartas se convierten en verdaderas confesiones.
Ferviente defensor de la lectura y la sed de conocimiento, una de las frases más célebres de este excéntrico personaje era «Sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas».
Aparte de lenguas muertas, el viejo Rector de la Universidad de Salamanca hablaba con soltura francés, inglés, alemán e italiano y aprendió danés para leer a Søren Kierkegaard.
Yo, señor, apenas creo en la pedagogía como ciencia independiente, y cuando veo cómo ha trastornado los espíritus de no pocos maestros creo aun menos en ella.
A un individualista tan apasionado como Unamuno no se le puede encasillar en los límites de una sociedad. Basta con que el problema del destino español sea un punto neurálgico del trabajo espiritual de su existencia, para poderle unir abiertamente a los hombres de 1898. Pero su lucha por la solución del problema lo muestra desde en comienzo como el luchador que sólo está en sí mismo.
Miguel de Unamuno (1925-30), Maurice Frankes |
“No ha sido en libros, no ha sido en literatos donde he aprendido a querer a mi patria: ha sido recorriéndola”. Montaraz intelectual, el escritor bilbaíno gastaba zapatos anchos y cómodos, de caminar, y unos cuadernos de hule negro donde anotaba sus andanzas metafísicas por la intrahistoria de Castilla, Extremadura, La Mancha, Aragón, Mallorca, Galicia, Cantabria, el País Vasco, Portugal, Canarias...
A primeros de junio del 35, en el Hotel Palace de Lisboa, había recibido a su amigo del alma, el poeta Joaquim Teixeira de Pascoaes. Juntos, entusiastamente, recordaron su viaje míticoal Monte Maráoa la sierra de Marão, y sus afinidades literarias y filosóficas.
Los viajes de don Miguel de Unamuno a Portugal y su relación con lugares y gentes que conoció (políticos revolucionarios, pescadores pobres, libreros, cabalistas y poetas suicidas) componen una amalgama vital del Rector salmantino que sus biógrafos han ignorado o marginado. [Vídeo sobre el libro AQUÍ / Unamuno y Portugal]
Unamuno fue miembro de la Sociedad de Amigos de Portugal.
–UNAMUNO Y RUBÉN DARÍO: DIFERENTES PERSONALIDADES
Rubén Darío era callado y tímido. Su discreción en el trato social era absoluta. Unamuno dogmatizaba ex cathedra, como buen pensador, como hirviente polemizador (…) Aparte de estas diferencias de personalidad, les separaba, todavía más profundamente, la distinta concepción y realización poética. (…) Unamuno estaba, por lo menos al principio, muy distanciado y displicente ante aquellos nuevos sones modernistas y nunca en verdad sintió agrado, y aun menos simpatía, por la obra de Rubén, que desdeñaba cordialmente y acusaba de afrancesada: “No hay autor en castellano más francés que usted”, le escribía con indisimulada descalificación. (…) La poesía de Unamuno era muy distinta. Más inclinada hacia su mundo interior, iba por otros caminos poco agradables para el oído por su dureza expresiva, poesía sin halagos formales, adusta e hirsuta. (…) Aunque durante mucho tiempo se tuvo en menos su obra poética —por cierto muy tardía—, como una pequeña distracción del ensayista y pensador, sin embargo, hoy se la considera como una de las más importantes del siglo XX por la gran riqueza de pensamiento y la intensa vibración emocional. (…) Y fue Rubén Darío, tan aparentemente alejado y ajeno de la poesía unamuniana, quien, con sorprendente anticipación, captó y proclamó la honda calidad de la obra poética del Rector de Salamanca: “Yo soy uno de los pocos que han visto en usted al poeta”, le dice en una carta. Y, al publicarse el primer poemario de Unamuno (Poesías, Madrid, 1907), envió a La Nación de Buenos Aires (mayo de 1909) un trabajo titulado “Unamuno poeta”, que éste valoró tanto que, posteriormente, lo incluyó como prólogo de su libro poético Teresa. (…) Verá usted [Valle-Inclán a Unamuno]: Rubén tiene todos los defectos de la carne: es glotón, bebedor, es mujeriego, es holgazán, etc. Pero posee, en cambio, todas las virtudes del espíritu: es bueno, es generoso, es sencillo, es humilde, etc. En cambio, usted almacena todas las virtudes de la carne: es usted frugal, abstemio, casto e infatigable. Y tiene usted todos los vicios del espíritu: es usted soberbio, ególatra, avaro, rencoroso, etc. (…) Unamuno tenía evidentes dosis de soberbia, envidia e intransigencia; era poco generoso, ferozmente individualista, egoísta y ególatra, él mismo decía que estaba enfermo de “yoísmo”. (…) La preeminencia intelectual eliminaba cualquier apetencia sensual, la austeridad y sobriedad casi puritanas le rodeaban (…) Alfonso Reyes afirmó, a la muerte del poeta nicaragüense: “Rubén tenía todos los pecados del Hombre, que son veniales, y Unamuno tiene todos los pecados del Ángel, que son mortales”.
lunes, 6 de abril de 2020
En el confinamiento
CONFINAMIENTO
pandémico: la libertad robada
aviva el sentimiento
de amenaza probada,
cuando evento invisible no era nada.
Con tiempo racionado
para pisar la calle y adquirir
suministro preciado,
vital para sufrir
obligatorias horas sin salir,
asoman los reproches
sobre dudas ancladas en la mente,
de ahorros y derroches
desde el daño presente,
por no actuar anticipadamente.
Llegó veloz el virus
de la lejana China milenaria,
nuevo coronavirus,
pesadilla diaria
que engrandece la lucha sanitaria
y hay recuentos de muertos
que marchan más que nunca en soledad…
Tras números inciertos
y cruda frialdad,
¡sean memoria de la humanidad!
sábado, 4 de abril de 2020
Pío Baroja dixit
Pío Baroja |
El defecto de Baroja es que es un hombre de adjetivo ligero. A veces juzga, adjetiva, ligeramente —los lanza como los asnos los pedos—.
Josep Pla
- Hay que reírse cuando dicen que la ciencia fracasa. Lo que fracasa es la mentira; la ciencia marcha adelante, arrollándolo todo.
- La generalidad de los hombres nadamos en el océano de la vulgaridad.
- A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.
- La historia es una rama de la literatura.
- La revolución es buena para los histriones. Sirven todos los gritos, todas las necedades tienen valor, todos los pedantes alcanzan un pedestal.
- Para mí un político es un retórico a quien no hay que tener en cuenta y el Gobierno que no haga nada es el mejor.
- Es que la verdad no se puede exagerar. En la verdad no puede haber matices. En la semiverdad o en la mentira, muchos.
- La crueldad, como la estupidez, cuanto más adornadas son más detestables.
- El carlismo se cura leyendo y el nacionalismo, viajando. [atribuida, dudosa]
- La burocracia en los países latinos parece que se ha establecido para vejar al público.
- Solo los tontos tienen muchas amistades. El mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez.
- Una novela larga será siempre una sucesión de novelas cortas.
Notas:
Pío Baroja se retrata a sí mismo en La sensualidad pervertida, novela de 1920: sentimental y cínico, melancólico y cerebral, quijote e hidalgo, débil y fatalista... sin duda es un "pequeño buscador de almas".
Pío Baroja (1920-1923)Juan de Echevarría |