Puesto que nuestra despedida de 2016 (con deseo de feliz entrada a 2017) fue un tanto cabizbaja, creemos más grata la del amanecer de 2015 o la repleta de buenos deseos de 2014. Nada mejor entonces que reiterar aquellos buenos deseos…
Trabajo de calidad para todos y pensiones garantizadas.
Justicia universal sin distinguir condición.
Vivienda digna y stop a los desahucios.
Eliminación de la corrupción y freno al despilfarro.
Fin de la violencia de cualquier tipo.
Funcionamiento óptimo de los servicios sociales.
Mejora educativa real y del civismo.
Freno a la contaminación ambiental.
Despegue económico significativo y del bienestar social.
Sanidad justa, responsable y satisfactoria.
…y añadir oportunamente otros dos, que también a todos nos afectan y que atañen a los ámbitos medioambiental y convivencial:
Cese de los incendios forestales intencionados.
Convivencia en paz y hacia el progreso de los pueblos hispanos.
Ahora, aguardando la despida del Año Viejo y la entrada al Nuevo Año, traemos "La Mañana" del Peer Gynt de Edvard Grieg, cantos de pájaros incluidos.
El médico de cabecera recibe todo el malestar social. Y desde su privilegiado observatorio se pregunta dónde está la sociedad del bienestar. @xoselbrea
Que existe cada vez más demanda médica es un hecho incuestionable. Y tal vez el indicador principal sean los modernos PAC, o Puntos de Atención Continuada, sucedáneos de los clásicos Servicios de Urgencia Extrahospitalarios. Cualquiera con un mínimo de memoria histórica sanitaria advertirá el número de usuarios que acudía cuando éstos eran los centros de atención urgentes y, quizá con una exclamación concluyente, el muy superior (acaso diez veces más) desde que aquéllos se impusieron por decisión de los gestores sanitarios. La presión asistencial ha ido aumentando progresivamente, y con más recursos humanos.
Ciertamente, la población ha envejecido y la demanda creciente se puede justificar en parte por razón etaria. También los problemas sociales se han multiplicado y, en consecuencia, los trastornos de salud mental. Pero creemos que hay una razón fundamental para explicar este fenómeno que entra en el ámbito de la sociología de la salud: la medicalización de todos los aspectos de la vida, fomentada desde sectores interesados y favorecida por las autoridades sanitarias, de modo paternalista y contraproducente. Las masas son muy manipulables.
Veamos los efectos en la práctica... Nada más entrar en el turno de sábado de PAC, a las ocho de la mañana, en víspera de Nochebuena, la sala de espera ya estaba medio llena. Con mirada retrospectiva, uno pensaba: años atrás, podía haber tres o cuatro personas; después ya era diez; a continuación, quince; y ahora veintitantas. ¿Cómo se puede explicar esto? Llegan días festivos señalados y la gente tiene miedo de que el catarro vaya a más, que la cistitis no se resuelva enseguida, que el dolor de la artrosis la limite, que, en definitiva, no pueda disfrutar de las celebraciones navideñas como es debido. Conforme la mañana pasa y los pacientes son atendidos, el listado de la "agenda de sala" permanece en una media que no parece disminuir nunca. Un sinfín de consultas banales o simples naderías acaparan el tiempo de una minoría con problemas de alguna relevancia. Incluso los avisos domiciliarios se suceden como nunca antes. Familiares de personas de avanzada edad, con demencia, Parkinson, trastornos del aparato locomotor, patologías múltiples, avisan a la mínima perturbación, temiendo que les vayan a chafar estos días señalados. Ya en las últimas semanas advertimos el incremento de demanda de consultas y de petición de análisis, antes de viajar a los diferentes lugares de origen, con el fin de marchar con la seguridad de que el organismo andaba bien, en buenas condiciones para afrontar los excesos propios de estas fechas. Sin duda, este singular comportamiento obedece a una cuestión cultural (aparte de problemas sociales que no cesan y desbordan la atención primaria), que lleva al aprovechamiento desmedido de un servicio público que entre todos hacemos peligrar. La imprudencia, la ignorancia y el temor forman un cóctel explosivo...
Sin barreras asistenciales ni educación sanitaria, con estímulos interesados y el miedo metido en el cuerpo y en el alma, la mezcla de factores determinantes de la presión asistencial (pacientes/médico/día), la frecuentación (visitas/paciente/año) y la demanda asistencial (visitas/habitante/año) explica la inconveniente situación; cuestión de números.
Pero el sentido común nos quiere llevar por otros derroteros, de sosiego, prudencia y seguridad, que se nos hacen a cada paso una utopía cada vez más lejana. La gente vive más años, sí, pero nos atrevemos a decir que menos felizmente, con una carga de ansiedad que no tenían las anteriores generaciones, menos favorecidas. Se le ha metido a la población tal carga de preocupación por la salud que, a la mínima, la gente acude de urgencia a los centros de salud y a los PAC con una premura increíble, inusitada en un tiempo no tan lejano, cuando se estilaban los servicios de urgencia extrahospitalarios, cuya función era más precisa. Un ejemplo ilustrativo de la preocupación social. Es frecuente que al médico le reclamen la tarjeta sanitaria que tiene introducida en el teclado, y que precisa para desbloquear el sistema de acceso al programa informático del servicio de salud. Como apenas se diferencia de la del usuario, éste piensa que es la suya. Cuando el médico no se le ha pedido ni él la ha entregado. Esto dice mucho del nivel de desasosiego, del nerviosismo, de la desatención, del estrés social reinante.
Paradójicamente, la «sociedad del bienestar», con la cultura de la prisa, de la inmediatez y de las falsas expectativas, ha acarreado más trastornos psíquicos. La sociedad está enferma, muy enferma. Y los gobernantes azuzan para empeorarla cada día más. La idiotizan con la ponzoña de la estupidez.
Y en este contexto paradójico de malestar social, en una sociedad del bienestar, se pide que los usuarios actúen con responsabilidad...
Una puntualización: no se tiene derecho a la salud, sino a la asistencia sanitaria.
***
Demanda sanitaria vs. oferta sanitaria:
el problema principal es la excesiva demanda, no la precaria oferta.
Hay una creciente dependencia médica que ha sido fomentada, un evidente malestar social y un progresivo agotamiento profesional. No falta quien señala que la dependencia médica actual es consecuencia de infantilizar a la población (suprema forma de paternalismo), al insistir a lo largo de los años en la importancia de acudir al médico por el mínimo motivo. La situación se aleja tanto de la ideal que se hace insoportable. Los médicos de atención primaria vemos desde nuestro privilegiado observatorio (cada vez más acelerado) el deterioro social a través del tiempo y de los ciudadanos individuales. Crece la burbuja de infelicidad. Nadie se conforma con nada. Y esa oscura burbuja, algún día habrá de estallar.
De nuevo en tiempo de villancicos, podríamos traer cualquiera de las canciones navideñas más o menos conocidas. Pero esta vez se nos da por elegir la pieza para piano "Diciembre", perteneciente a Las estaciones de Tchaikovsky, que a ritmo de vals nos trae todo el sabor de la Navidad. ¡Disfrútenla, en paz y con amor!
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Y de propina un poema, de nuestra cosecha, premonitorio del invierno.
En este vídeo médico, el presentador -peruano- nos explica con amenidad los diferentes sistemas sanitarios o de salud, incluyendo el de su propio país: Perú. Nos recuerda que el sistema asistencial es uno de los determinantes de salud. Pondera los sistemas basados en la atención primaria de salud (APS) o con una fuerte orientación hacia el primer asistencial, por considerarlos más coste-efectivos o coste-eficientes y priorizar la equidad y la solidaridad.
UNIVERSALISTA, tipo Beveridge (España, Gran Bretaña, Suecia). Financiación pública (impuestos), acceso universal.
SEGURO SOCIAL, tipo Bismarck (Alemania, Francia, Suiza, Japón). Financiación de aportes obligatorios, institución gestora.
SEGURO PRIVADO (EEUU). Financiamiento privado (“gasto de bolsillo”), de alto costo.
MIXTO (Perú). Diferentes fuentes de financiamiento, fragmentación de los servicios de salud.
Por otra parte, señala los fallos principales en la prestación de la atención a la salud:
Atención inversa: mayor atención médica o social a personas que menos la necesitan.
Atención empobrecedora: carencia de protección social.
Atención peligrosa: no garantiza condiciones de seguridad e higiene.
Atención de inadecuada orientación: recursos concentrados en servicios curativos.
No hay verdades absolutas y no todos los países son iguales. Además, los sistemas de salud de un mismo tipo tampoco son todos iguales (el Hispano, por ejemplo, está fragmentado en 17 servicios de salud distintos). Pero valgan estas explicaciones para hacernos una idea de los diferentes modelos y su variabilidad.
El sistema de salud es la organización estatal mediante la cual se presta asistencia sanitaria a la población; también se denomina sistema sanitario, sistema de asistencia sanitaria o sanidad pública. El sistema de salud garantiza la atención sanitaria básica a la población, a toda o buena parte, en mayor o menor medida, siendo diferente su financiación según los modelos.
—Abogo por una sanidad pública solidaria y justa, que evite abusos y financie lo importante (incluyendo odontología reparadora y lentes correctoras), al menos parcialmente, y a la que todos contribuyan de alguna manera.
EL PUNTO DE VISTA DEL TUTOR. Mis primeros días fueron una sucesión de impactos:
1. Las consultas están separadas de la sala de espera por un pasillo. Es increíble no oír el ruido de fondo. Pero esto no es todo, ¡nadie interrumpe la consulta!No llaman a la puerta, nadie irrumpe por las bravas, no suena el teléfono. Los pacientes son llamados a consulta a través de una pantalla en la que aparece su nombre cuando el médico lo marca en la hoja de visita del día. Cuando el paciente llega al centro de salud activa su nombre en una pantalla (si no se maneja con este sistema simplemente da su nombre a las recepcionistas).
2. Pocos pacientes y mucho tiempo para dedicarles. A pesar de esto puede haber retraso, pero no provoca ningún comentario de los pacientes. En nada cambia su actitud correcta, de agradecimiento y de reconocimiento con el trabajo del médico.
Los gerentes sanitarios, centrados ante todo en listas de espera, presupuestos e infraestructuras, no parecen tener en cuenta para nada los determinantes de salud en la gestión sanitaria. Son aquellos objetivos los que les preocupan, sin duda azuzados por el poder político que los designa, de cara a una opinión pública favorable y a evitar la crítica molesta en los medios (por otra parte, controlados por el poder político). Y es que los determinantes de salud, por más que los estudiosos los señalen como fundamentales, son para los gestores elementos cuya modificación en sentido positivo no da frutos a corto plazo, traducidos crudamente a ahorro en costes y disminución del gasto sanitario. Lo mismo que invertir en investigación para alcanzar resultados en unos años, cuando seguramente ya habrán dejado su cargo y, por lo tanto, no les acarreará ningún beneficio personal.
Es ésta una forma miope de mirar, obtusa en el pensar y egoísta al sopesar. Muy a la española, por otra parte. Aunque, afortunadamente, no todos los gerentes piensan de igual modo, y alguno hay que asume la importancia de los determinantes de salud en la gestión, la planificación y la organización sanitarias. En particular los determinantes sociales, que están a la cabeza, "tanto los relacionados con las condiciones estructurales (vivienda, pobreza, desigualdad...) como los puramente sociales (relaciones, comunidad, apoyo social...)". Por otro lado, la población también subestima su importancia, puesto que las autoridades sanitarias no le envían los apropiados mensajes. Se trata, al fin y al cabo, de un problema de educación sanitaria, a pesar de que el primer nivel asistencial lleva muchos años incidiendo en este aspecto, actuando de modo preventivo: advirtiendo a pacientes de los principales determinantes, que ahora veremos, y tratando de modificar los factores que acarrean más riesgo para la salud (tabaquismo, obesidad, estrés...).
Veamos, pues, qué y cuáles son los determinantes de salud.
Siguiendo los postulados de la OMS, "los determinantes de salud son propiedades basadas en el estilo de vida afectadas por amplias fuerzas sociales, económicas y políticas que influyen la calidad de la salud personal". Y son de cuatro tipos:
Biológicos (no modificables).
Relacionados con el medio ambiente.
Ligados al estilo de vida.
Dependientes del sistema de asistencia sanitaria.
Nos interesan especialmente los determinantes de salud modificables, sobre los que podemos intervenir: medio ambiente, estilos de vida y asistencia sanitaria.
MEDIO AMBIENTE El medio ambiente (espacio en el que se desarrolla la vida de los seres humanos y de otros organismos, donde pueden interactuar) es condicionante por:
Factores físicos: contaminación acústica (ya hablamos de la importancia del ruido), temperatura, radiaciones, calidad del agua potable y red de alcantarillado. Incluso el urbanismo.
Factores químicos: contaminación química (dióxido de carbono, metales pesados, insecticidas, polución); añadimos aquí los incendios forestales.
Factores sociales (y económicos): relaciones familiares y amigos, condiciones de trabajo, desempleo, pobreza, tiempo de ocio, agresividad y violencia, drogadicción, estrés.
Las actuaciones políticas (de tipo social, económico y de seguridad) pueden disminuir la acción negativa de estos determinantes sobre el estado de salud. Entran aquí objetivos como la limitación de emisiones o la lucha contra la contaminación, que pueden influir en el cambio climático.
ESTILO DE VIDA
Es el principal determinante. Nos referimos a hábitos saludables, vida saludable o estilo de vida saludable (frente a malos hábitos). Y los hemos resumido en:
Alimentación adecuada.
Ejercicio físico.
Higiene, corporal y mental (incluyendo: control de estrés, ocio relajante y sexualidad sana).
Descanso suficiente (higiene del sueño).
Evitación de hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, drogas).
ASISTENCIA SANITARIA
Disponer de un adecuado sistema sanitario que cubra las necesidades de la población es fundamental para atender a la salud poblacional.
En consecuencia, la expectativa o esperanza de vida depende de estos determinantes de salud. De los cuales el menor peso lo tienen los factores biológicos (genética), siendo más importantes los factores medioambientales, el estilo de vida y la asistencia sanitaria. Sin embargo, las inversiones no son proporcionales. Esta incongruencia está reflejada en los dos diagramas sectoriales de la figura anterior.
Y disponiendo de una organización sanitaria pública, los gerentes deben considerar los principales determinantes de salud (los olvidados) en el ámbito de su competencia, enmarcados en el medio ambiente y en el estilo de vida. Hay evidencias de que aumentar el gasto en atención sanitaria no supone mejoras significativas en la salud de la población. En cambio, actuar sobre las condiciones de vida y de trabajo contribuye en gran medida a conseguir una población más saludable. Procuremos que estas condiciones sean favorables, o no perjudiciales.
Los que allá vayan, han de ir sanos, válidos,
y las mujeres, con sus ojos alumbrando y su dentadura completa... EMILIA PARDO BAZÁN, Las medias rojas
[Relato]
La noche sin luna lo envolvía todo. A bordo, los niños ya dormían a esas horas. Yo aguantaba despierto por ser más que un niño. Estaba sentado, sin el vigor de otros pasajeros que paseaban por la cubierta o charlaban apoyados en la baranda del barco. Eran los más alegres o insomnes. Acaso también enamorados. No tenía ganas de plática (tampoco me convenía) y menos de soñar despierto con amores huidos o imposibles. Bueno, lo último cabe matizarlo. Por agotado que estuviese, jamás podría olvidar el gran amor que me fuera arrebatado. Pero ahora el sueño desnudo se imponía, sin ensueños; atenazaba mi voluntad fugitiva, a la espera del inverso amanecer soñado.
Al fin, tras muchos días de navegación mecido por las olas, mis ojos adquirían otro brillo. ¡Qué espléndida la ría de Vigo frente a las esperanzadas pupilas! Allí estaban las tres islas que conforman el archipiélago de las Cíes. En un mar en calma, la luz matinal les daba por la sonriente cara opuesta. Sentí entonces que mi pasado quedaba atrás, como la blanca estela, en una oscuridad aborrecible. Sabiendo que el tiempo de reír se había esfumado, confiaba en el nuevo itinerario existencial. Con treinta y cinco años no se me podía negar otra oportunidad. Quería rehacer mi vida con la conciencia liberada, distanciado de perseguidores, protegido de peligros, alejado de la injusticia. No era un santo pero tampoco un criminal; dejémoslo en aspirante a bienhechor.
Gozaba de aquella fascinación natural y a la vez pasaban por mi mente imágenes de una pesadilla. Aún me producía escalofríos el recuerdo cercano... Doris, mi amor, asesinada sin piedad por el malvado Johnny Varissi, un mafioso con aureola de empresario. Al desearla sin ser correspondido, tomó venganza como un criminal sin escrúpulos. No se manchó las manos, utilizó a un sicario; y continuó con sus negocios como si nada. Mi sangre hervía. Y la sesera detenía el ímpetu que me embargaba. Sin tiempo de llorar (luego vertería dolorosas lágrimas), tracé fríamente mi plan. Tomé las necesarias precauciones y acabé con él. Sin piedad.
Cuando pienso en el ojo por ojo, acabo despreciándome. No obstante, la bala que le entró por la sien fue una justa ejecución de sentencia. De mi sentencia, claro. ¿Qué podía esperar de la ley que se aplica a conveniencia? Escéptico, trataba de centrarme en el presente, ilusionado con un porvenir en la ciudad que abandonara con solo diecisiete años. Alocada aventura... Pasé los controles médicos y de seguridad en Ellis Island, la isla maldita, y alcancé la ciudad que nunca duerme. ¡New York, New York! Me adapté a otras costumbres, aprendí otra lengua, estudié y, como agente especializado en el mercado del arte, triunfé. En definitiva, cumplí mi sueño americano. Y después de dieciocho años, ¡lo digo con horror!, fui cruelmente derrotado.
En medio de la ría, rodeada por montes que, a juicio de un escritor renombrado (1), semejan dinosaurios dormidos, tenía a babor la península del Morrazo y a estribor la ciudad deseada. ¡Vigo, Vigo! Inolvidable. Siempre esperé una canción a la altura de sus virtudes. Llegué a sentirme neoyorkino de adopción sin dejar de ser vigués de corazón. ¡Ah!, este noble órgano se lo entregara antes de irme a mi primer amor adolescente: Teresa. Sin ella, al menos mi viuda madre y mi hermana Julia me aguardaban; avisadas de antemano, seguramente contactarían con otros familiares; y tal vez recuperase la amistad de antiguos compañeros de infancia. Mi cabeza bullía. Volvía a mi ciudad y adivinaba mi paso por sus calles. El monte de la Guía, a lo lejos, y el monte del Castro, en la cercanía, eran dos puntos de referencia distintivos.
Si Doris pudiese contemplar toda esta maravilla...
Íbamos a casarnos y proyectáramos venir acá, a la tierra que me vio nacer, en viaje de novios. «Deseo tanto conocer a tu familia, Martín», me decía con su peculiar ternura. Planeamos tener hijos. Éramos felices. Ya me imaginaba de su mano recorriendo lugares con encanto: calle del Príncipe, plaza de la Constitución, plaza de Compostela, calle de los cesteros... Me veía con ella sobre la arena de una hermosa playa viguesa, suspirando al contemplar inigualables puestas de sol, enseñándole palabras de mi lengua materna. Pero el maldito Varissi segó nuestro amoroso proyecto. El dulce corazón con los nombres «Doris & Martín» en azucarado relieve no se pudo materializar por su culpa.
Y mientras evocaba a mi bella amada, un alboroto me sacó de la abstracción.
Sin saber qué pasaba, antes de la maniobra de atraque nos convocaron a los pasajeros de tercera clase (viajaría en primera si no tuviese una identidad circunstancial). De pronto supuse que venían a detenerme; no era de extrañar que la Interpol siguiese mi rastro, tras señalarme como criminal, homicida, causante de la muerte del respetable Johnny. Pero el verdadero asesino era él, yo simplemente me tomara la justicia por mi mano, más por comprensible arrebato que por ilícita represalia. La frente me ardía, el sudor me cegaba, todo mi cuerpo temblaba. Ni la linda voz de una mujer que entonaba la melodiosa Negra sombra conseguía relajarme. Me restregué los ojos, creyendo estar dormido. Y no; parecía un delirio... Una barcaza venía a recogernos. Nos iban a llevar a la isla de San Simón. Allí nos harían un exhaustivo reconocimiento. ¿Igual que en Ellis? ¿Lo mismo que en la bahía de Nueva York? Los interrogantes se clavaban en mi testa.
Como ganado, nos transportaron a la referida isla.
Nos inspeccionaron de pies a cabeza, sin omitir dientes ni genitales, y nos hicieron test de inteligencia. Algunas personas lloraban, rechazadas por motivos físicos (caries, dermatitis, escoliosis...) o por considerarlas cortas de inteligencia –idiotas sin rodeos–. Aquello era una nueva pesadilla. O alucinación, viendo las tornas invertidas. Entre los afortunados, me hacía cargo de la tristeza de quienes no superaran los exámenes de entrada. Con todo, y sin egoísmo, debía alegrarme por mi suerte. Me esperaban en el puerto de Vigo las dos mujeres más allegadas. Quizás alguien más. A lo mejor Teresa, la rapaza de la que me despedí un día con la promesa de volver. Este pensamiento, justificado por la presión, sí era egoísta, aparte de estúpido. ¿A qué mujer que no fuese una Penélope se le ocurriría aguardar tantos años por un hombre?
Al pisar tierra, el desconcierto fue mayor. Nadie me aguardaba.
Con la mirada, recorrí en arco la parte del Casco Viejo que podía alcanzar. Poco había cambiado en apariencia, y sin embargo esta parte de la ciudad se me hacía extraña. Anduve sin demasiada convicción, dudando entre hacer una llamada telefónica o dirigirme directamente al hogar materno. Y sin haberme movido de la zona portuaria, escuché a mis espaldas una voz grave. Me detuve, y al girarme comprobé que provenía de un hombre corpulento de aspecto fiero, que venía acompañado de otro alto y delgado de simpática faz. Se identificó como inspector de policía, y el otro como su ayudante.
No pude negar mi verdadera identidad: Martín Codesido (2), marchante.
¡Dios mío, qué extrema confusión! Había perdido la libertad en un país libre y venía supuestamente libre a otro sin libertad. Me marchara en 1951 y retornaba el año del mismo siglo de numérica connotación erótica. Y pese a todo, llegaba con la ingenua ilusión de un infante. Un día de marzo de 1969, tranquilo y soleado, a punto de entrar la primavera. Pero me sentía más solo que nunca. Mamá y Julia se vieron privadas de mi presencia, y yo de la de ellas. Les prohibieran ir a recibirme. ¡Qué crueldad! Como delincuente reclamado por un estado amigo (¡vaya hipocresía!), fui extraditado.
El resto se puede suponer...
Van diez años y sigo encarcelado. Condenado a cadena perpetua, de aquí no saldré vivo. Me consuelo pensando en Doris y con los pocos amigos que mitigan mi soledad. No dejo de frotar los párpados para ratificar la realidad. Y en mi celda sueño un cuadro imposible. Un formidable trasatlántico surca las aguas de la bienquerida ría bajo un cielo añorado. Y yo alegre en la proa saludo a los de tierra, que agitan pañuelos en señal de bienvenida.
***
NOTAS (1) Ernest Hemingway. Leemos en Hemingway y el mar de Galicia, de Carlos Casares: "La ciudad [Vigo] le impresiona… porque las montañas llegan hasta el mar, y le parecen grandes dinosaurios dormidos".
Anexo: Música tradicional gallega recogida por un estadounidense
Alan Lomax (1915-2002), importante etnomusicólogo estadounidense, uno de los más grandes recopiladores de canciones populares del siglo XX, grabó canciones folklóricas españolas, y entre ellas gallegas: The Spanish Recordings: Galicia.
En este tercer capítulo radiofónico sobre Música y Naturaleza, de nuestra colaboración con el programa Longitud de onda, de Radio Clásica de RNE, nos hemos centrado en los biomas terrestres* (paisajes bioclimáticos de la tierra) como fuente de inspiración musical. Y en este apartado melódico-natural, titulado "Acordes de los paisajes terrestres", intentamos responder a este cuestionario:
Al hablar de la música de los paisajes terrestres, ¿a qué nos estamos refiriendo?
Si comenzamos por las llanuras, ¿qué obras musicales inspiradas en las planicies podemos citar?
En cuanto a las sonoridades de los bosques, ¿qué importancia han tenido en la creación de los músicos?
Y el fuego en el bosque, ¿tiene su propia música?
Respecto a las montañas, ¿qué composiciones inspiradas en ellas podemos recordar?
Y para ilustrar este capítulo terrestre de música y naturaleza, ¿qué título elegiríamos?
Hemos querido abarcar toda la música inspirada en los biomas terrestres, dividiendo este capítulo en tres bloques: llanuras, bosques y montañas; en las llanuras incluimos praderas, estepas, tundras, sabanas y desiertos; en los bosques, boreales o taigas y selvas tropicales, añadimos un anexo sobre el fuego. Tratar de concentrar todo este mundo sonoro en el breve espacio de diez minutos es una tarea ímproba, pero a la vez un reto estimulante. Y nuestra obra elegida como ilustración sonora está inspirada en el bosque (el bioma terrestre que más composiciones ha suscitado), en concreto en el brumoso del norte, habiendo sido concebida por uno de los músicos más vinculados a la naturaleza: Tapiola (1926), de Jean Sibelius.
Pinchar en "Acordes de los paisajes terrestres" para acceder a la página de Longitud de onda. Activar botón play, y aprox. desde minuto 16:30 nuestra intervención.
Hemos dejado en el tintero Cuentos de los bosques de Viena(1868), vals de Johann Strauss II, que rememora la música folklórica regional, y la Sinfonía n° 2 «En las montañas de Galicia» (1919), de Andrés Gaos, en la que rezuman aromas galaicos. Y escuchando el programa completo, hemos descubierto una interesante pieza de un compositor contemporáneo: la interesante Tundra (2009), de Ola Gjeilo, obra para coro femenino, piano y cuerdas, con letra de Charles Anthony Silvestri.
BIOMA. Paisaje bioclimático o área biótica. Término ecológico (v. ECOLOGÍA) y concepto relacionado con ECOSISTEMA. Los biomas son de tres tipos: terrestres (desierto, estepa, tundra, bosque, montaña, pradera, selva, taiga, manglar…), marinos y de aguas continentales (lagos, ríos, glaciares…).
–BIOMAS TERRESTRES. Paisajes bioclimáticos o áreas bióticas de la tierra: llanuras (praderas, sabanas, estepas, tundras, desiertos), bosques y montañas.
ECOSISTEMA. BIOMA formado por una comunidad natural que se estructura con los componentes bióticos (BIOCENOSIS o seres vivos) y los componentes abióticos (BIOTOPO) = BIOCENOSIS + BIOTOPO.
BIOCENOSIS (del griego bios, «vida», y cenos, «común», más el sufijo -sis). Comunidad biológica o comunidad de seres vivos que habitan en un mismo BIOTOPO.
BIOTOPO (del griego bios, «vida» y topos, «lugar»). Espacio en que viven determinados animales y plantas. Es casi sinónimo de HÁBITAT, pero éste se refiere a poblaciones (individuos de una misma especie), mientras biotopo a comunidades biológicas (varias especies).
HÁBITAT. Espacio que reúne las condiciones adecuadas para que una especie animal o vegetal pueda residir y reproducirse, dentro de un BIOTOPO.
ECOLOGÍA. Ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno (MEDIO AMBIENTE). Es una rama de la biología. Los ecólogos son los científicos dedicados a su estudio (vs. ecologistas: personas preocupadas por cuestiones medioambientales).
MEDIO AMBIENTE. Conjunto de componentes físicos, químicos y biológicos externos con los que interactúan los seres vivos y que los humanos modifican.
Seguramente a muchos el nombre de Mónico Sánchez (1880-1961) no les suene de nada, pero este ingeniero eléctrico e inventor de un pueblecito de Ciudad Real es uno de nuestros grandes científicos olvidados. Fue pionero en el campo de la radiología e inventó, por ejemplo, el aparato portátil de rayos X.
Este es un preámbulo del programa Longitud de Onda, de Radio Clásica-RNE, en el que se recuerda a este científico español. Y nosotros dejamos un enlace y traemos un vídeo que nos acerca un poco más a la figura de Mónico Sánchez.
Siete de cada diez gallegos consumen fármacos, la cifra más elevada de España
El 55% toma solo medicinas con receta del facultativo y otro 15% se automedica -Analgésicos, tratamientos contra la hipertensión y para el estómago, los más habituales. Faro de Vigo
La noticia no nos sorprende: el sistema lo favorece. Que los analgésicos sean los fármacos más consumidos es normal: el dolor es el síntoma principal a combatir. A la cabeza el Paracetamol y el Ibuprofeno, éste también con efecto antiinflamatorio.
La hipertensión es un padecimiento muy prevalente y es también normal que los antihipertensivos sean fármacos muy consumidos.
Lo de los tratamientos para el estómago entendemos que se refieren al Omeprazol y similares, excesivamente indicados como "protectores gástricos".
Y a continuación ya vienen los tranquilizantes o ansiolíticos, como el Lorazepam y el Alprazolam, y su rama de hipnóticos o inductores del sueño, como el Lormetazepam. El excesivo consumo de estos medicamentos ya es más preocupante, y en su momento nos inspiró una dramatización humorística.
En cualquier caso, ya hablamos sobre estos fármacos ampliamente utilizados en:
Lo dejamos aquí, confiando en la racionalización en el uso de medicamentos en Galicia, para no mantener el dudoso honor de encabezar el ranking del consumo de fármacos. Y para compensar, nos vamos hacia la Galicia natural y única...
Todo puede mejorar vs. Todo es susceptible de empeorar.
El Informe europeo sobre el estado de salud (State of Health in the EU) señala deficiencias en la prevención y la promoción de la salud. Aquí se advierte del escaso éxito en el fomento de la actividad física, en la prevención de la obesidad infantil y la lucha contra el tabaquismo. En consumo de alcohol parece que nos ganan otros.
Otro problema señalado son las demoras en la atención sanitaria, y en especial las listas de espera quirúrgica, aun manejando datos oficiales.
También se critica la insuficiente financiación sanitaria: “el gasto sanitario per cápita como el porcentaje del PIB dedicado a la sanidad están por debajo de la media de la UE”, con importantes diferencias entre comunidades autónomas.
A favor se señala la buena esperanza de vida, “la más alta de Europa y la segunda más alta del mundo, sólo por detrás de Japón” y la mortalidad tratable (muertes prematuras evitables por la atención sanitaria), que mide la calidad asistencial.
Se aplauden además la reducción del gasto farmacéutico, especialmente hospitalario (relacionado con el uso de medicamentos genéricos), y la atención integral o asistencia coordinada entre agentes y niveles asistenciales.
En definitiva, unos indicadores halagüeños y otros no tanto. Pero aparte de indicadores, extraídos de datos, habría que sopesar la opinión de los intervinientes en el funcionamiento del sistema sanitario. Seguro que tienen algo que decir y que aportar, señalando debilidades y proponiendo actuaciones de mejora.
Las estaciones (1876) de Tchaikovsky, una joya musical que debiera ser más conocida, son doce piezas para piano, cada una de las cuales representa un mes del año. Una de ellas, «Noviembre» (Troika) era favorita de su compatriota Rachmaninov, y «Junio» (Barcarola) llegó a ser muy popular en diferentes arreglos instrumentales. Pero hay otras piezas exquisitas.
Mi padre nació en el mes de junio y murió en el de noviembre (el mismo mes que falleció Tchaikovsky, 99 años antes, y el mismo día: 6). No deja de ser curioso y, a la vez, para mí, emotivo. Disfruten como yo de estas bellísimas piezas.
Junio (Barcarola)
Noviembre (Troika)
Las doce piezas de Las Estaciones, por Valentina Lisitsa, AQUÍ
[Títulos y subtítulos en español con referencias poéticas AQUÍ]
Y como complemento audiovisual, Diciembre (Navidad), en un arreglo orquestal
**La voz poética siente la alegre primavera con tristeza, pues, hallándose en la mitad de la vida, le recuerda su juventud no vivida.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
La primavera besaba
***La voz poética dice que el mes florido no es igual para todos, que es alegre para uno y triste para otros, y que para ella trajo una corta dicha, pues pronto se fue.
Maio longo... maio longo, (Mayo largo... mayo largo,)
todo cuberto de rosas, (todo cubierto de rosas,)
para algús telas de morte; (para unos telas de muerte;)
para outros telas de vodas. (para otros telas de bodas. )
Maio longo, maio longo, (Mayo largo... mayo largo,)
fuches curto para min: (fuiste corto para mí:)
veu contigo a miña dicha, (vino contigo mi dicha,)
volveu contigo a fuxir. (volvió contigo a huir.)
Adivínase el dulce y perfumado
calor primaveral;
los gérmenes se agitan en la tierra
con inquietud en su amoroso afán,
y cruzan por los aires, silenciosos,
átomos que se besan al pasar.
...
No importa que los sueños sean mentira,
ya que al cabo es verdad
que es venturoso el que soñando muere,
infeliz el que vive sin soñar.
ROSALÍA DE CASTRO
Adivínase el dulce y perfumado..., Rosalía de Castro
*Este poema está ambientado en una melodía tradicional irlandesa (Aisling an Óigfhear, El sueño del joven), que a su vez inspiró a muchos compositores, entre ellos Beethoven, Mendelssohn, Glinka, Gounod, Reger, Hindemith y Britten.
**Un curioso soneto en versos trisílabos.
Frutales
cargados.
Dorados
trigales...
El otoño cae sobre las largas hojas que nos aman,
Y sobre los ratones que merodean las gavillas de cebada;
Amarillas, sobre nosotros, las hojas del serbal,
Y amarillas las hojas de las frutillas silvestres.
*La primera estrofa del poema ("Les sanglots longs / des violons / de l’automne
blessent mon coeur / d’une langueur / monotone") fue la contraseña de los aliados en la Segunda Guerra Mundial para dar la señal a la resistencia francesa de que se iniciaba el desembarco [o los desembarcos] de Normandía. Explicación en francés AQUÍ. Emisión de radio AQUÍ.