jueves, 21 de septiembre de 2017

La melodía del último adiós

Primavera en Monfragüe (1)

La última primavera de Edvard Grieg (1843-1907) es una emotiva canción a la que ya hicimos referencia, como una de nuestras piezas musicales para la isla desierta. Según leemos en un espacio ajeno, “la composición está inspirada en un poema noruego en el que un hombre al borde de la muerte contempla, con resignación, la que sabe que va a ser su última primavera”. Y por lo visto en otro espacio [donde se recoge el audio de una formidable interpretación de Kirsten Flagstad], es el propio autor del texto, el poeta Aasmund Olavsson Vinje (1818-1870), quien, aquejado de un cáncer gástrico, intuyó que ya no vería el esplendor de otra primavera. 

Enno ein Gong fekk eg Vetren at sjaa for Vaaren at røma;
Heggen med Tre som der Blomar var paa eg atter saag bløma.
Enno ein Gong fekk eg Isen at sjaa fraa Landet at fljota,
Snjoen at braana, og Fossen i Aa at fyssa og brjota.
Graset det grøne eg enno ein Gong fekk skoda med blomar
Enno eg høyrde at Vaarfuglen song mot Sol og mot Sumar.

Eingong eg sjølv i den vaarlege Eim, som mettar mit Auga,
Eingong eg der vil meg finna ein Heim og symjande lauga.
Alt det som Vaaren imøte meg bar, og Blomen eg plukkad’,
Federnes Aander eg trudde det var, som dansad’ og sukkad’.
Derfor eg fann millom Bjørkar og Bar i Vaaren ei Gaata; 
Derfor det Ljod i den Fløyta eg skar, meg tyktest at graata.

Una vez más he visto al invierno dejar paso a la primavera,
al cerezo pletórico, he visto florecer de nuevo.
Una vez más he visto al hielo abandonar raudo la tierra,
fundirse la nieve en la orilla y a la corriente del río avanzar rápido.
Una vez más he contemplado la hierba verde entre las flores;
y he escuchado de nuevo a la alondra cantar al sol de verano.

Un día, yo mismo, en la niebla primaveral que llena mis ojos,
encontraré morada y puerto de refugio.
Todo lo que me dio la primavera y las flores que recogí,
creo que eran los espíritus de nuestros ancestros, que danzan y suspiran.
Entonces encontré entre los abedules y los pinos, el misterio de la primavera
y el sonido de la flauta que tallé me pareció un sollozo.

Inicialmente concebida para voz y piano, con el título del poema, Primavera (Våren), fue luego orquestada para cuerdas y renombrada con su título definitivo. No es extraño que, al escuchar La última primavera, y sobre todo recordando a algún ser querido que ya se ha ido, se nos escape alguna lágrima. Al parecer, Tchaikovsky también lloró al escuchar esta triste y maravillosa canción. 

Es como una melodía del último adiós que endulzara nuestra despedida. 

Våren (Primavera), para voz y piano
[Al pie del vídeo puede leerse el texto en noruego y su traducción al inglés.]

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Enlace relacionado en blog: 
Miradas a la muerte

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