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domingo, 31 de octubre de 2021
Femeninas voces
viernes, 29 de octubre de 2021
Sobre la imaginación
- La imaginación es el ojo del alma. (Joseph Joubert)
- El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo. (Gustavo Adolfo Bécquer)
- La imaginación tiene sobre nosotros mucho más imperio que la realidad. (Jean de La Fontaine)
- Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad. (Blaise Pascal)
- La imaginación abre a veces unas alas grandes como el cielo en una cárcel grande como la mano. (Alfred de Musset)
- La imaginación sirve para viajar y cuesta menos. (George W. Curtis)
- Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad. (Julio Verne)
- En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que en plena luz. (Immanuel Kant)
- En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. (Albert Einstein)
- La imaginación y la experiencia van de la mano. Solas no andan. (José Ingenieros)
- Las personas reales están repletas de seres imaginarios. (Graham Greene)
- El que tiene imaginación sin instrucción tiene alas sin pies. (J. Joubert)
martes, 26 de octubre de 2021
Albert Schweitzer, reverencia por la vida
Fuente: gettyimages |
Albert Schweitzer. El hombre como símbolo
Albert Schweitzer, el gran médico-misionero del siglo XX, poseía una personalidad versátil integrada en múltiples talentos, lo cual produjo la conjunción poco frecuente del pensador con el hombre de acción y del humanista con el científico y el artista.
Reproducimos su propio testimonio: «Era catedrático de la Universidad de Estrasburgo, organista y escritor, y lo abandoné todo por ser médico en el África Ecuatorial. ¿Por qué? Diversos escritos y testimonios orales de misioneros me habían revelado la miseria física de los indígenas de la Selva Virgen. Cuánto más pensaba en ello, más dificultades encontraba para comprender que nosotros, los europeos, nos preocupásemos tan poco por la gran misión humanitaria que nos incumbe en aquellas tierras lejanas».
- Un buen médico debe escuchar como un sacerdote, razonar como científico, actuar como un héroe y hablar como una persona normal. [1]
- El dolor es para la humanidad un tirano más terrible que la misma muerte. [2]
- El propósito de la vida humana es servir, mostrar compasión y tener voluntad de ayudar a otros.
- La gran tragedia de la vida no es la muerte. Es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos.
- La edad arruga la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma. [3]
- Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta, el que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.
- La felicidad no es más que buena salud y mala memoria. [4]
- A la pregunta de si soy optimista o pesimista, yo respondo que mi conocimiento es pesimista, pero mi voluntad y mi esperanza son optimistas.
Fuente: gettyimages
Al pie del vídeo, listado de obras y enlaces.La famosa Tocata y fuga en re menor AQUÍ***
—Evidentemente, Schweitzer se refería a un médico «libre», con entera capacidad de decisión, no a un «funcionario» condicionado (esclavizado) por el tiempo y la burocracia.
—Schweitzer propone el ideal de un médico humanista. Nuestra realidad convierte prácticamente su propuesta en un imposible.
domingo, 24 de octubre de 2021
Idea de la mortalidad
En definitiva, Saladino hallaba dos alternativas vitales extremas: dejar pasar el río terminable (que es sólo un instante para quienes divinizan la muerte como única verdad) o interpretar el curso de las aguas; de manera más prosaica, reír en lo posible antes del definitivo llanto o llorar a cada paso. Y una opción intermedia: mantener el equilibrio entre sonrisas comedidas. Se quedó con la idea de que no elegimos el nacer ni podemos impedir el morir. Y continuando con su introspección, comenzó a realizar el enfoque de cómo y dónde morir, yendo hacia las honduras de la bioética: «Nadie duda de su preferencia de morir sin dolor y en casa, en la propia cama y de manera digna. Nadie quiere sufrir una enfermedad terminal y morir en un hospital, alejado del ambiente familiar, de lo que es cercano y proporciona sosiego. Nadie cambiaría el calor del hogar por la frialdad de una clínica. Todo el mundo desearía morir de repente, sin darse cuenta…». Así que, en una dolorosa situación límite, sin más elección terapéutica que la paliativa, para mitigar el sufrimiento y mantener una vida vegetativa, uno podía plantearse una posibilidad que encierra una doble significación antagonista, desprecio y compasión, dureza y dulzura, crueldad y misericordia: la eutanasia.
(...)
Con previsión, Saladino Barreiros había dejado escrita su voluntad de que no prolongasen su vida ausente del mundo emocional; en su testamento vital se negaba a dilatar una agonía, lleno de tubos, dependiente de sondas, cánulas y catéteres. También dispuso su deseo de renuncia a honores desmedidos; nada de despliegues funerarios, de teatral boato, para honrarle. Procuraba abrazar la sencillez, no aspirando a tumbas exclusivas, a huesas desmesuradas, a sepulcros magníficos, a extraordinarios panteones o a suntuosos mausoleos; ni, por supuesto, a túmulos o a pirámides que revelan orgullo o terrenal supremacía y que, simbólicamente, acercan a un cielo ignoto e inmerecido. Le bastaba con que incinerasen lo que quedara de su cuerpo y sus cenizas se confundiesen con el viento o con las aguas de su mar inmortal y fascinante, de su querida bahía de Vizana. Se conformaba con dejar el recuerdo de un hombre honesto y sencillo, que rehusara el mal y la codicia, que marchaba en paz tras expirar con decencia.
viernes, 22 de octubre de 2021
El hechizo de la lluvia
Capítulo 30 de El último nocturno. Párrafos: El hechizo de la lluvia. [Saladino Barreiros contempla la lluvia al cobijo del hogar y evoca su pasado ultramarino.]
El cielo descargaba con violencia su inmensa vejiga; agua, agua, agua que no empapaba las ideas. Era un continuo lloviznar; monotonía de lluvia tras los cristales, que cantara Machado. El vertido acuático de las nubes llegaba a ser pesado en Vizana; había épocas en que parecía que no iba a parar nunca. Entonces perdía su singular encanto. Pero Saladino se empeñaba en perpetuar el hechizo de la lluvia, contemplando su discurrir como naturaleza hecha arte. Eran momentos para dejarse llevar, en los que la mente descansaba y se imponía el sentimiento. Le dieron ganas de encender una pipa o echarse un cigarrito, en un acto reflejo que ignoraba su abandono del tabaco hacía tres decenios. «Lástima que las bondades de ese producto vegetal no hagan olvidar sus perjuicios; el placer de su humeante compañía no excusa de sus asfixiantes consecuencias», sentenciaba en actitud de rechazo de los malos vicios. Seguía teniendo en su mente la visión del Nuevo Mundo, de la isla de Hacubey, de la ciudad de Sago.
Allá cuando llovía, también llovía de lo lindo...
miércoles, 20 de octubre de 2021
Atención primaria: algo sobra y algo falta
lunes, 18 de octubre de 2021
Ríos de la historia
Fuente: Pintarest |
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viernes, 15 de octubre de 2021
La jubilación médica
Todavía le quedaba distante la jubilación, cuyo umbral se iba a cambiar, pero Carlos Abré reparó en una realidad agria: el habitual desagradecimiento con quienes finalizaban su vida laboral. Aparte del olvido inexcusable de los que se jubilaban, quienes deseaban prolongar su vida laboral por sentirse con fuerzas y todavía útiles, ya no tenían esa opción. Otra torpeza. Era el caso del doctor Rilke, con quien había hablado del tema.
–Ahora en Hispania –decía Rilke–, los médicos tenemos que jubilarnos forzosamente a los sesenta y cinco años; antes podíamos esperar hasta los setenta. O incluso continuar como eméritos.
–Algunos médicos quemados –observaba Abré– querrían jubilarse antes de la edad reglamentaria y no los dejan. Y los más optimistas firmarían por permanecer en su puesto sine die. Ya sabes que nunca llueve a gusto de todos.
–Los médicos en edad de jubilación deben dejar paso a los jóvenes, y es cierto que muchos se anticiparían gustosos a su liberación. Pero los veteranos en buenas condiciones psicofísicas podrían ser útiles asesores. La experiencia médica es un valor.
–Médicos o no, los viejos…, y a ti Fernando no te considero entre ellos, están siendo arrinconados desde hace mucho. ¡Qué error verlos como un estorbo! No es bueno el desprecio de la vejez –el joven Abré la contemplaba entre comillas. Había reparado muchas veces en las diferencias de envejecer de la gente. Unos lo llevaban fatal, otros asimilaban los cambios naturales. Había jóvenes que aparentaban ancianos, y ancianos cronológicos que irradiaban juventud. Y al viejo Rilke, que no era un anciano, lo tenía por un ser eternamente joven.
miércoles, 13 de octubre de 2021
Soñando una medicina sensata
Cuántas veces soñara Abré una medicina sin prisa. No en el sentido de lenta, sino de sosegada, por la seguridad del paciente. Tal aspiración era legítima y posible; así lo entendía. Pero para hacerse realidad tenía que producirse una modificación en la agenda médica, unida al respeto de las normas de uso de los servicios de atención primaria (cumplir horarios de citación, no forzar citas injustificadas, avisar en caso de incomparecencia), dando fin a la «cultura de la inmediatez», lo cual habría de propiciar la consecución de objetivos; de objetivos racionales. La conveniencia de la calma en el ejercicio de la medicina propugnada por el doctor Bastos («Con prisa, ni el café», decía), y por cualquier galeno juicioso, era la reiteración de una eterna demanda; ningún individuo inteligente y responsable rechazaría esta propuesta sensata; cualquier usuario del sistema público de salud con dos dedos de frente habría de asumir esta idea razonable.
(...)
El pensamiento de Abré voló hacia la figura de una médica de familia, llamada Amanda Bianca, que era muy buena dibujante, ocupaba una interinidad en el ámbito de las urgencias hospitalarias y formaba parte de un comité de ética médica. La doctora Bianca expresaba su inconformismo con la situación sanitaria y profesional, mediante ilustraciones humorísticas que llevaban una gran carga satírica. Manifestaba así su sentir más allá de las palabras, no olvidando la crítica al apresuramiento, detonante del error. Una vez que Abré refirió en un tuit las tres circunstancias principales que, a su modo de ver, desea todo galeno (estabilidad profesional, encontrarse a gusto en el lugar donde trabaja y ser reconocido por la labor que se desempeña), ella respondió que carecía de las tres. Entonces, para consolarla de algún modo de su infortunio, él le escribió: «Aquí es difícil estar bendecido por una de estas tres circunstancias favorables; tener dos es gran fortuna; y el trío ya es milagro». Y Bianca marcó este tuit como favorito. El humor no estaba reñido con la medicina, ni mucho menos; al contrario, era una necesaria válvula de liberación.
domingo, 10 de octubre de 2021
Poemas escogidos en lengua española
A Garcilaso de la Vega se lo ha llamado «príncipe de los poetas castellanos».
Fray Luis de León: máximo exponente de la literatura ascética del Renacimiento.
(61 de Sexta Poesía Vertical)