Comentamos hace poco aquí los recortes sibilinos del Servicio Gallego de Salud (Sergas) en la parte salarial vinculada a la productividad (añadida al tijeretazo salarial por decreto a la mayoría de trabajadores públicos), y ahora la prensa recoge la queja en envoltura sindical:
…ha denunciado "recortes de dudosa objetividad" en los pagos correspondientes al segundo tramo del Complemento de Productividad Variable (CPV) de 2010 de licenciados sanitarios del Sergas.
En el caso de los médicos de Primaria el segundo tramo representa 1.200 euros, que suben a 1.500 en Especializada.
Recortes para todos, pero marcando diferencias entre médicos de atención primaria y hospitalaria. Y eso que los primeros asumen protocolos impuestos por los segundos, lo que supone más carga sin compensación alguna o, por encima, con castigo.
Que hace mucho que en Hispania los consumidores están siendo maltratados por empresas de telefonía, petroleras y eléctricas, casi nadie lo pone en duda.
Sobre el número creciente de reclamaciones a empresas de telefonía, por irregularidades, abusos, falta de transparencia y el calvario que supone darse de baja (frente a la facilidad de realización de los contratos), está todo al mundo al tanto, porque lo ha sufrido en carne propia. Los abusos de los operadores de telecomunicaciones han sido denunciados repetidamente con escasa respuesta, o pasividad, por parte de los ministerios competentes.
Respecto a las petroleras, lo que sorprende es que desde hace muchos años los medios anuncian que la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) está investigando si existen pactos de precios entre las diferentes empresas petroleras, sin que se concluya nada, y que ahora se produzca otro aparente ataque a las petroleras por sus precios, al criticar su presidente "la paradoja de que, cuando el petróleo se encarece, los precios de los combustibles suben como cohetes, y cuando baja, o no lo hacen, o lo hacen a la velocidad de una pluma".
Se tiene la sensación de que se nos ha tomado el pelo con la liberación del mercado, ya que los precios han ido continuamente al alza, sin justificación y en progresión cada vez mayor. Los consumidores están prácticamente indefensos ante los abusos de estas compañías. Visto lo visto, y comprobando la existencia de un oligopolio real, uno hasta llega a añorar el monopolio estatal.
A la soprano eslovaca Lucia Popp (1939-1993) se la recuerda por haber poseído un timbre cálido y cristalino como pocos. En 1963 hizo su debut profesional en Bratislava, su ciudad natal, y al actuar en la Ópera Estatal de Viena fue elogiada por la gran Elisabeth Schwarzkopf. Precisamente junto a ella realizó ese año una grabación mítica de La flauta mágica de Mozart, bajo la dirección de Otto Klemperer, en el papel de Reina de la Noche. Sus características vocales estaban más orientadas a personajes líricos que dramáticos, especialmente mozartianos, de la opereta austriaca y, por supuesto, de la ópera checa (Bedřich Smetana, Antonín Dvořák). Además, era una especialista en el género del Lied, particularmente de Schubert y Schumann. Actuó en los principales teatros de ópera del mundo y fue cantante favorita de importantes directores, entre ellos Leonard Bernstein, Carlos Kleiber y Wolfgang Sawallisch. Desgraciadamente su vida se truncó a los 54 años, al fallecer en Munich a causa de un tumor cerebral.
«Canción a la Luna» de la ópera Rusalka de Antonín Dvořák
Si leemos este artículo sin apasionamiento y libres de cualquier carga ideológica, quienes vivimos y sufrimos en el primer nivel asistencial, habremos de reconocer que lo que se recoge es lo tantas veces criticado desde diferentes flancos. Y las conclusiones que siguen parecen irrebatibles.
Que la Atención Primaria está moribunda y que, particularmente, los médicos de familia –sucesores de los médicos de cabecera– están en horas muy bajas.
Que nunca ha habido una visión global de esta atención básica, que ha fracasado la organización por defecto y por desinterés de quienes rigen los designios públicos.
Que si las voces de los profesionales llegan a entrar por los oídos de los políticos, por ellos mismos salen.
Que los propios médicos de familia se diluyen, lujosamente, en tres sociedades científicas, y se disgregan sindicalmente.
Que siguen -¿y seguirán?– sumisos a los mandatos de sus colegas hospitalarios.
Que viendo el desastroso panorama, nadie enterado quiere pasar sus días en una moderna esclavitud sanitaria.
Que la Atención Primaria bien merece una saeta.
Quizás sea exagerado el "RIP de la Atención Primaria", pero a falta de una saeta sanitaria valga el clásico moderno de Serrat sobre texto de Machado…
La Saeta - Antonio Machado & Joan Manuel Serrat
…y si le cambiamos algunos versos, sin irreverencia, con simple intención lúdica, podría servirnos para salir del paso.
La Saeta - Machado
(Saeta al médico de familia)
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
a ese sufridor galeno?
(Saeta Popular)
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
al siervo de los enanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
¡Cantar del pueblo avestruz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
al médico en su agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
a ese doctor del madero,
sino al que anduvo en la mar!
sino al que no ha de callar!
Nota
La saetaes un canto religioso sin acompañamiento, enraizado en el cante jondo andaluz, que se interpreta durante las procesiones de Semana Santa.
Cristo abrazando la Cruz -detalle-
El Greco, 1580-85
Para este tiempo de recogimiento podría traer aquí alguno de los grandes oratorios archiconocidos, como la Pasión según San Mateo de Bach o El Mesías de Händel. Pero para no reincidir en la escucha de estas obras cumbres de la música sacra, propongo ahora la de otras dos próximas a nuestro sentir, por ser respectivamente de raíz y de encargo hispanos. La primera es el sobrecogedor Tenebrae Responsories (Responsorios de Tinieblas) que Tomás Luis de Victoria (1548-1611) compuso para la Semana Santa. Un total de 18 responsorios, 6 para cada uno de los tres días principales (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo). La otra es Las Siete Palabras de Cristo en la Cruz* de Joseph Haydn (1732-1809), fruto del encargo que en 1785 le hizo al compositor austriaco José Sáenz de Santamaría, marqués de Valde-Iñigo y rector del Oratorio de la Santa Cueva de Cádiz (donde se conserva la tradición de interpretarla cada Viernes Santo), y que curiosamente se expresa instrumentalmente, sin palabras. Merece la pena entregarse a la escucha de la extraordinaria polifonía de Victoria y de la asombrosa representación orquestal de Haydn.
Primera Palabra
«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34) Segunda Palabra
«De cierto te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,43) Tercera Palabra
«Mujer, ahí tienes a tu hijo», y al discípulo: «Juan, ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26 s.) Cuarta Palabra
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46) Quinta Palabra
«Tengo sed» (Jn 19,28) Sexta Palabra
«Todo está consumado» (Jn 19,30) Séptima Palabra
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46)
Responsorios de Tinieblas - Tomás Luis de Victoria
Como muestra, el responsorio VIII, Tenebrae factae sunt (Se hizo la oscuridad)
The Sixteen, Dir. Harry Christophers
Responsorio VIII: Tenebrae factae sunt
(recoge las palabras cuarta y séptima)
Tenebrae factae sunt,
dum crucifixissent lesum Iudaei:
et circa horam nonam exclamavit Iesus voce magna:
Deus meus, ut quid me dereliquisti?
Et inclinato capite, emisit spiritum.
Exclamans Iesus voce magna ait:
Pater, in manus tuas commendo spiritum meum.
Et inclinato capite, emisit spiritum.
Se hizo la oscuridad
cuando los judíos crucificaron a Jesús,
y hacia la hora novena Jesús exclamó en voz alta:
Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?
E inclinando la cabeza, exhaló su espíritu.
Exclamando en voz alta, Jesús dijo:
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
E inclinando la cabeza, exhaló su espíritu.
(Mt 27, 45-46; Lc 23, 46)
Las Siete Palabras de Cristo en la Cruz - Joseph Haydn
De las siete sonatas que integran la obra, escuchemos la VII, es decir la última palabra («Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»)
Le Concert des Nations, Dir. Jordi Savall
[Nota. Vídeo eliminado. Añadimos post. este otro sobre la obra]
El Soneto a Cristo crucificado, de autoría anónima –aunque ha sido atribuido a Juan de Ávila, a Miguel de Guevara e incluso a Lope de Vega– y recogido en antologías de la poesía española, es uno de los mayores logros de la lírica en general, no sólo mística. Seamos o no creyentes, y celebremos o no la Semana Santa, hemos de reconocer que la fuerza de sus versos es irresistible.
El pasado 2010, el Servicio Gallego de Salud (SERGAS) incluyó por primera vez objetivos de farmacia (de prescripción) junto a los clínicos habituales del médico de atención primaria, dentro del llamado “protocolo de actividad”, de cara a la evaluación de la productividad variable y, en consecuencia, de la percepción del complemento correspondiente: complemento de productividad variable o CPV (por cierto, de cuantía congelada desde el primer año de implantación, en torno a 1.200 € brutos anuales máximo).
Pues bien, el descalabro ha sido generalizado.
Salvo excepciones, las cantidades a percibir se han reducido mayormente a un tercio o menos de lo habitual en años anteriores. Y ello me lleva a hacer reflexiones en voz alta, cuestionándome los indicadores de valoración y el propio complemento como elemento de incentivación:
1) No se tienen en cuenta ni las características o peculiaridades de cada centro, ni la asunción progresiva de más funciones.
2) El diseño de objetivos, introduciendo la prescripción de farmacia por primera vez, es sospechoso. Porque en el pasado era un incentivo independiente, denominado "PICP": Programa de Incentivación a la Calidad de Prescripción.
3) No se tiene en cuenta la medicación diferida del especialista (aunque ahora puede hacerse constar como tal en la emisión de receta electrónica) y, por encima, primando porcentajes en vez de gasto real.
4) Lo perverso de todo esto es que uno puede doblar el gasto total de farmacia y, sin embargo, alcanzar objetivos porcentuales (% de omeprazol, simvastatina, etc.), siguiendo la estrategia de recetar más e irracionalmente, pero ateniéndose a los indicadores que se van a evaluar. En gallego vulgar, ¡manda carallo! En consecuencia, ¿a quién beneficia esto? (aparte de las oficinas de farmacia).
Se habla de aplicación del llamado “índice sintético”, otro nuevo concepto que al parecer aplican los teóricos de la gestión, con la pretensión de medir una supuesta “calidad de prescripción” y so pretexto de controlar el gasto en farmacia. Pero dudo mucho que haya bajado el gasto farmacéutico con su aplicación; es más, sospecho que no ha dejado de subir. Eses teóricos de la gestión (gestores políticos) eligieron en su momento los fármacos que había que medir y condicionaron hasta el momento la prescripción del médico de atención primaria de modo aberrante.
Ciertamente, no importa que se prescriba omeprazol para la faringitis o para proteger la mucosa gástrica de las agresiones del paracetamol, o dar envases de 14 cp en lugar de 28, o incluso indicarlo cada 8 horas; lo importante es aumentar el nº de prescripciones para elevar el índice de calidad de prescripción de IBP. Tampoco es censurable prescribir penicilina para viriasis, por la misma razón, con tal de elevar el índice de calidad de prescripción antibiótica, aunque se induzcan resistencias bacterianas. Ejemplos de los otros fármacos escogidos nos llevarán a parecidas conclusiones esquizofrénicas.
Lo único importante es subir el porcentaje respecto a otros del mismo grupo terapéutico señalados como desaconsejables. Con la fácil que sería dejar de financiar los nuevos medicamentos que no han demostrado ventajas sobre los precedentes. Pero, claro, lo habitual es poner el carro delante de los bueyes para producir el desastre. De modo que con el índice sintético han logrado adulterar definitivamente la actividad asistencial del médico de familia.
***
Sobre el gasto en medicamentos me remito a anteriores consideraciones:
He hallado en la Red un artículo que me sirve de base para elaborar esta entrada: “El médico de cabecera: Privilegio de todo paciente”. Ya he reiterado que la denominación de médico de cabecera es la que prefiero para referirme al médico general o de familia, alejada por otra parte de la fría denominación de médico de atención primaria resumida desde el medio hospitalario al acrónimo MAP. Pues bien, del citado artículo extraigo varias ideas generales, personalmente adaptadas:
El médico de cabecera es el referente de la atención integral; sus conocimientos abarcan las tres esferas del ser humano, física, psíquica y social.
La figura del médico de cabecera entraña al profesional de confianza, en cierto modo confidente y amigo.
Convendría rescatar la tradición de la atención médica personalizada, sustentada en la calidad humana; de ella es representativo el clásico médico de cabecera.
La comunicación entre médico de cabecera y paciente debe ser óptima; para ello se necesita un medio adecuado y tiempo.
Las exploraciones complementarias (radiografías, tomografías, endoscopias, etc.) pueden ser necesarias, pero han de ser vistas como tales; siendo secundarias o no prioritarias, el médico de cabecera valora pros y contras.
Sobre los tratamientos caben similares consideraciones; el médico de cabecera sopesa la necesidad o no de fármacos, pues muchas veces bastan medidas generales o higiénico-dietéticas.
El médico de cabecera se halla en un lugar de privilegio, en el principal observatorio sanitario y social; y además es el centro donde convergen las decisiones de los especialistas hospitalarios.
No corren buenos tiempos para la medicina de familia y se celebra el Día de la Atención Primaria. Los profesionales de la salud instan al cambio, mientras procuran mantener alta su moral. Asisten desde hace mucho tiempo al deterioro del sistema sanitario hispano, e impotentes sufren en un primer nivel asistencial desnortado y degradado. Un hecho clave: “Los que mandan saben poco de centros de salud y de la sanidad pública porque no la usan”. En realidad persisten ambulatorios, llamados eufemísticamente centros de salud. En ellos: papeles, papeles y papeles. A menudo sobrecarga y caos organizativo, para enloquecer. Muchos dicen que esto no hay quien lo aguante, que es infumable. Imposible trabajar con sosiego. Sobra prisa e insensatez. Falta total de planificación, improvisación por doquier. Sin adecuados cauces de información. Insatisfactorio para profesionales y pacientes. Urge reformar o cambiar sistema. Bastaría imitar modelos de países sensatos. Necesaria una brizna de inteligencia. Por favor, ayuda. Socorro. Socorro. Socorro… ¡Salven la Sanidad Pública!¡Salven la Atención Primaria de Salud!
Hymn to the Fallen from Saving Private Ryan (Salvar al soldado Ryan),
music by John Williams
Atendiendo a lo dicho en la presentación de los tics del pensamiento fugitivo, os presento aquí la séptima docena.
El tener cierta edad es realmente tener una edad incierta.
El escritor, en ocasiones más metido en sus amados libros que en la anodina realidad, desprecia lo que no ha creado, irritado por la asfixiante vulgaridad.
Algunos que mandan emplean su caletre en “descaletrar” a los demás.
Hay quien se siente explotado, y cuando alcanza el estatus de pequeño capitoste no se acuerda.
Si las presiones del poder político impiden la imparcialidad informativa, parece evidente que no puede existir la libertad de prensa.
La expansión de la fe consiste en tratar de convencer a quienes no lo necesitan, para convencerse quienes la expanden de que en verdad creen.
Segundas lecturas iluminan: lo que ayer fue oro, quizás hoy ni plata; y lo más oscuro, tal vez agua clara.
No es fácil enseñar a los hijos a buscar por sí mismos los buenos caminos; ellos captan el más leve mal gesto y es preciso perseverar para que adopten actitudes deseables.
Algunos buscan el insulto como amparo de su propia inseguridad.
Trabajar con inseguridades y temores evita el desarrollo del potencial individual, coarta la facultad de obrar y de aplicar el conocimiento.
¿Personalidad ideal? Tal vez sanguínea con toques de flemática y colérica en los momentos precisos, y una pizca melancólica, con un fondo de melancolía creativa que no empañe la vitalidad.*
Si la vida es incomprensible, la muerte es inexplicable.
La Sinfonía Del Nuevo Mundode Antonin Dvorak (1841-1904) es quizás la más popular después de la Quinta de Beethoven. No por melódica, pegadiza, agradable o fácil de comprender ha de ser despreciada, por más que algunos conocedores del sinfonismo la consideren apta para neófitos y superficial para oídos expertos. Sus valores musicales son incuestionables, aunque su discurso se distancie de otras sinfonías teóricamente portadoras de mensajes profundos que calan el alma humana. Dvorak no necesita del formalismo de Brahms, del misticismo de Bruckner o de las complejidades de Mahler. Basta la belleza sonora y la evocación americana -del Nuevo Mundo-, enmarcados en su espíritu checo, para hacerla permanecer en la memoria colectiva.
Alberto Oliveras presentando "Ustedes son formidables"
Muchos españoles de cierta edad, relacionarán los primeros compases de la Sinfonía del Nuevo Mundo con un popular programa radiofónico: "Ustedes son formidables", presentado por Alberto Oliveras y que tenía fines solidarios. Un primo de mi madre siempre me lo decía y últimamente me lo ha recordado el Dr. Francisco Doña, que de pequeño lo escuchaba con su padre. Nada mejor entonces que dedicarle la entrada a este médico amigo jerezano. Al fin y al cabo, también él es formidable.
No conozco mejor interpretación discográfica de esta sinfonía que la del húngaro Ferenc Fricsay al frente de la Filarmónica de Berlín. En concierto también es soberbia la de Sergio Celibidache y la Filarmónica de Munich, orquesta no tan renombrada como la de la capital alemana pero que a las órdenes del director rumano resplandece como una gema. Ambas son precisas y expresivas, de transparente sonoridad y contundentes en los clímax. Dejo enlaces a la fabulosa lectura de Ferenc Fricsay del movimiento final (Parte I, Parte II), y traigo aquí la de Sergiu Celibidache por el valor añadido de las imágenes.
La singular Sinfonía Turangalîla (del sánscrito, turanga y lîla, “canto de amor e himno a la alegría, tiempo, movimiento, ritmo, vida y muerte”), del compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992), además de organista, teólogo y ornitólogo, tiene entre sus particularidades el constar de diez movimientos y el uso de las ondas Martenot, un instrumento electrónico inventado en 1928 por el músico e ingeniero Maurice Martenot.
Como muestra traigo el movimiento nº 5 y un video sobre las referidas ondas.
Compositor, especialista en ritmos y ornitólogo francés. Estudió en el Conservatorio de París y de forma independiente otras materias musicales: la rítmica hindú, la métrica griega, el canto llano, la acentuación de Mozart y la rítmica de Debussy, Stravinsky y otros autores modernos. Además, estudió filosofía y ornitología, y llegó a realizar una notación de los cantos de los pájaros de distintos países, que por primera vez utilizó en el Cuarteto para el fin de los tiempos (Quator pour la fin de temps, 1940). Fue organista del gran órgano de la Trinité de París, profesor en la École Normale, en la Schola Cantorum y en el Conservatorio de París, e impartió clases de ritmo en Budapest, Darmstadt, Sarrebruk, Tanglewood y Buenos Aires. Fue uno de los fundadores del grupo Jeune France. Reconocido mundialmente, se le otorgó el gran premio musical de Renania-Westfalia (1963), la medalla de oro de la Royal Philarmonic Society (1976) y el premio de música L. Sonnig de Dinamarca (1976). Su producción puede clasificarse en cuatro grupos: obras religiosas y teológicas basadas en las Sagradas Escrituras (Trois petites Liturgies y Les Corps glorieux, entre otras); obras de investigación rítmica (Regard, Chronochromie); composiciones relacionadas con el mito de Tristán e Isolda (Harawei, [Sinfonía Turangalila,] Cinq Rechants); y obras escritas sobre el canto de los pájaros (Réveil des oisseaux, Sept Haïjaï). En 1965, el Ministerio de Cultura francés le encargó un obra en memoria de los muertos de las dos guerras mundiales, Et exspecto Resurrectionem Mortuorum, estrenada en la Catedral de Chartres.
Bondad/Maldad: calidad de bueno/malo; inclinación natural a hacer el bien/mal.
Me quedo con la idea de que la bondad y la maldad forman una dualidad presente en cada cultura y en una misma persona. Estas dos inclinaciones naturales, a hacer el bien y el mal respectivamente, definen el comportamiento y marcan la conciencia. Siendo bondadosos, buenas personas, nos disponemos con ánimo amable a complacer y beneficiar a otros. Por el contrario, siendo malvados o malévolos nuestra voluntad irá derecha a perjudicar y dañar a los demás, con ánimo desagradable o fingidamente encantador.
Mucho se ha escrito en torno a los conceptos éticos de bondad y maldad, sobre los que giran todas las acciones humanas. Veamos a continuación algunos dichos escogidos, a los que habría que añadir los ya referidos de Don Juan Manuel.
La bondad es la inclinación natural hacia el bien.
La bondad consiste en estimar y amar a la gente más de lo que se merece. (J. Joubert)
La bondad es el principio del tacto, y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir. (H. F. Amiel)
Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. (Platón)
Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente, pero de lo que está mal uno siempre es consciente. (J. W. Goethe)
Para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos [de bien] no hagan nada. (E. Burke)
La alternativa a la que se enfrentan los seres humanos no es, por regla general, entre el bien y el mal, sino entre dos males. Podemos dejar que los nazis dominen el mundo: eso es malo; o podemos derrotarlos en una guerra, que también es malo. No hay otra alternativa, y sea cual sea la que uno elija, no saldrá con las manos limpias. (G. Orwell)
El diablo es la representación del mal.*
*El diablo en la tradición judeocristiana es sinónimo de demonio. También llamado Lucifer (o Luzbel, «ángel caído»), Satanás (Satán), Mefistófeles (demonio del folclore alemán), Belcebú (dios filisteo), Leviatán (bíblica bestia marina, relacionado con Behemot), Belial («príncipe de los infiernos»), maligno, anticristo. En la tradición legendaria hispana hay un diablo simpático y travieso: Diablo Cojuelo. Y hay palabras derivadas: diablura, endiablado; demoníaco, endomoniado; luciferino; satánico; mefistofélico.
**Una muestra de amorosa generosidad: el deseo del bien del otro, expresado por el yo poético, que, alejado de todo egoísmo, quiere que su amor sea más feliz que él.
Es cierto que la realidad de cada cual depende de la particular percepción mental. Pero la objetiva puede ser bien distinta. De hecho lo es en el caso de nuestra especialidad médica, centrada en todo, en la integridad del individuo, en la persona. Llamémonos médicos de familia, médicos generales o, como yo creo que nunca debiéramos haber dejado de llamarnos, médicos de cabecera. Porque si no estamos expresamente a la cabecera del enfermo, como en los tiempos heroicos de la medicina rural, estamos a la cabecera de las desdichas ciudadanas y situados en el observatorio principal de la comunidad que vive, goza, sufre y muere. Individuo y sociedad ante nosotros, cada día, en toda su grandeza y su miseria. ¿Qué más se puede pedir para una labor profesional humana, creativa, técnica, espiritual y de servicio? Sin embargo, no nos engañemos, plenos de entusiasmo y conscientes de nuestra grandeza. Continuamente estamos denunciando atropellos y vilipendios que dañan nuestro ego y degradan la imagen de la atención primaria, de modo que hemos de reconocer que no estamos desempeñando nuestra loable labor en las condiciones ideales, ni mucho menos. No hemos de venirnos abajo por las circunstancias que los politicastros nos imponen, pero tampoco debemos sublimar románticamente lo que no es, porque si bien la deformación de la realidad puede proporcionarnos bienestar, también puede llevarnos a la enajenación. En resumidas cuentas, que ningún recién llegado a esta maravillosa aventura de la medicina de personas espere el paraíso, pero que sepa que entra al principal terreno de juego sanitario desde el principio de los tiempos. Los demás son, inequívocamente, secundarios.
Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide , no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre. William Thomson
Cada vez más, uno se va convenciendo de que nuestra Atención Primaria de Salud no tiene posibilidad de enmienda, sobre todo al ver la indiferencia de los políticos de quienes depende. Porque lejos de buscarse una progresiva mejora de la calidad de los servicios, que sería lo lógico en un país desarrollado, se evidencia una extrema dejadez. Hay trabas burocráticas hasta para reponer material básico (p.ej. un fonendo) o de mobiliario (p.ej. una silla de trabajo).
Ya no es sólo que se carezca de las inversiones precisas para el desenvolvimiento del primer nivel asistencial, que es básico como puerta de entrada de los pacientes y al que cualquiera accede sin cortapisas, sino que se merma la autonomía de los profesionales de la medicina. La autogestión es una utopía, porque el médico no puede ni gestionar su propia actividad asistencial.
Yo que siempre he soñado con una agenda racional (en el sentido de programar el trabajo diario conforme a la razón, con la finalidad de dar respuesta satisfactoria a cada paciente o usuario), me veo en demasiadas ocasiones impotente ante una demanda excesiva, condicionada por una organización extremadamente rígida, planteada para acciones mecánicas o automáticas, no para el trato con personas. Son frecuentes las tensiones en los momentos de mayor agobio.
Las condiciones en los centros de salud no son las deseables, en cuanto obligan a trabajar a destajo, y más en los últimos años por la obligatoriedad de atender las consultas de compañeros ausentes. Para quien no conozca la realidad de nuestra Atención Primaria he de decir que hoy en día muy raramente se suple la falta de un médico (por vacaciones, baja por enfermedad u otros motivos), de modo que ha de hacerse cargo de su cupo de pacientes otro que ya tiene el propio.
Cierto es que la filosofía primera de los centros de salud implicaba el trabajo en equipo, independientemente de que constase de dos, diez o veinte miembros, pero esta consideración formal se ha ido reduciendo a la idea de “asumir las tareas de los que faltan”. Se podrá alegar que en determinados centros existe una perfecta comunión y un reparto de funciones, pero en general cada uno va a lo suyo, absorto en su particular carrera de obstáculos.
No hablemos ya del papeleo creciente, con tropecientos formularios que llegan sin previo aviso, cada cual más disparatado y casi siempre reiterativos ad nauseam. El médico de familia como oficinista muy cualificado, plantado ante la pantalla de ordenador y siguiendo las directrices de un programa informático que lo lleva como un idiota hasta el borde del descerebramiento o del desquiciamiento. A menudo dan ganas de largarse por piernas.
Y por si fuera poco, abarcando más campos de acción de lo razonable, ya por imposición, ya por prurito profesional (léase ansia de convencerse de su capacidad y valía), lo que dignificaría su labor si no fuera porque tarde o temprano estalla la burbuja del autoengaño. Se asumen programas que sólo pretenden descargar la atención especializada (*) y se abusa de las actividades preventivas, con lo que aumenta el número de citaciones e intervenciones y se genera más gasto inútil.
Por todo lo anterior, propondría la reconsideración de la labor sanitaria en el primer nivel asistencial, en pos de la excelencia y la humanización de la puerta de entrada del sistema sanitario. Y para eso me remito a los puntos clave de la Atención Primaria de Salud –tal vez con matizaciones–, incidiendo en la planificación y gestión adecuadas, la racionalización de los procedimientos, la delimitación de las funciones y, por supuesto, la desburocratización efectiva.
Manifestaba al comienzo mi escepticismo en las posibilidades de mejora. Y sin embargo aún veo un resquicio por donde quizás puedan entrar aires de sensatez; será porque amo mi profesión aunque odie el aberrante quehacer profesional. Puede que sea un ingenuo, pero a pesar de todo confío en la humana inteligencia y en la fuerza moral de los profesionales de la medicina, presas de un progresivo y comprensible desencanto. Es cuestión de vencer el cansancio emocional y rebelarse contra la indiferencia... Pero ¿qué digo? Para mejorar, primero hay definir y medir; si no es así, la degradación será imparable y progresiva.
(*) Nota.- Es importante hacer aquí una puntualización. Con la teórica intención de que el médico general/de cabecera/de familia (extrahospitalario o no hospitalario) mejore la derivación de pacientes al especialista (hospitalario), es decir que lo haga de manera justificada, se han establecido los denominados protocolos consensuados. Pero en realidad son protocolos hospitalarios, no por mutuo acuerdo entre las dos partes, sino impuestos a la atención no hospitalaria.