Traigo una apasionada y polémica intervención del Dr. Juan Gérvas, en torno al uso y abuso de la prevención, de la que extraigo conclusiones –en parte adaptadas al lenguaje escrito–, que en todo caso se supeditan a su expresiva y matizada oratoria. Su exposición está basada en un sólido conocimiento que sin negar la prevención cuestiona su exceso. Saquen ustedes sus conclusiones.
- Los cribados –de cáncer o no– deberían llevar anunciada la advertencia de que producen daño para su salud.
- La prevención, como toda actividad sanitaria, tiene riesgo.
- La prevención se ha complicado con el “imperio de los factores de riesgo”.
- Los factores de riesgo se han convertido falsamente en enfermedades.
- La apuesta por la vacuna del papiloma humano puede hacer perder la credibilidad del conjunto de vacunas.
- Me producen risa los “consensos”, como el del cáncer de mama; los pocos ensayos clínicos son de extrema debilidad metodológica: fallan en la selección de la muestra y en la validez externa.
- Se olvida a los críticos porque éste es un mundo de intereses.
- Hay ejemplos de medicalización y exceso de prevención, como los “parches” de la menopausia, que se retiraron cuando cientos de miles de mujeres estaban muriendo.
- El cribaje de cáncer de mama no modifica la mortalidad general y el impacto en salud del cribado de cáncer de cuello es nulo.
- La prevención no retrasa en muchos casos la fecha de la muerte, sino que cambia la causa.
- Hay cánceres que desaparecen solos, cuya historia natural no conocemos bien.
- No tienen justificación tampoco los cribados de cáncer de próstata y colon, por peligrosos para la salud pública.
- Nuestras intervenciones son cada vez más feroces y precoces; el aumento del coste sanitario que se suele atribuir a la edad se produce por la “intensidad de atención” (para un mismo problema hacemos más intervenciones).
- El sistema sanitario ya es probablemente la tercera o cuarta causa de muerte, cuando nuestro principio es el primum non nocere.
- Es esencial la prevención cuaternaria: paliar los daños de las intervenciones sanitarias, y primeramente evitar las innecesarias... Nonsensus consensus.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo en todo, Gregorio, hemos de ser juiciosos. Si bien podemos rechazar los cribados sistemáticos por ineficientes y peligros, no debemos rehuir ninguna prueba diagnóstica cuando, individualizando, hay indicación para realizarla. Todos tenemos temores. Pero habría que evitar el miedo extremo, que no sirve más que para angustiarnos innecesariamente.
ResponderEliminarSaludos y gracias por tu comentario.