lunes, 7 de marzo de 2011

Tics del pensamiento fugitivo 6


Atendiendo a lo dicho en la presentación de los tics del pensamiento fugitivo, os presento aquí la sexta docena.

  • Quisiera estar conforme con mi trayectoria vital para enorgullecerme de mí mismo.
  • En desacuerdo con lo establecido, los poetas elevan su voz, aun sabiendo que nunca podrán enarbolar una victoriosa bandera.
  • La amistad no se demuestra con alharacas, sino con hechos.
  • El que reclama es tildado de rebelde, el que calla o asiente, de estúpido, quien opina, de polémico o peligroso, y quien halaga, de lameculos. ¿Cómo debemos obrar? Sin duda, como los impares.
  • El que confía en la justicia o es muy rico o muy bueno, o –lo más probable– está ciego.
  • Cuando la sangre hierve, la razón se hiela.
  • Dudar es inteligente si la duda no es perenne; de serlo, dudosa sería la inteligencia.
  • ¡Qué importante es la entonación al hablar! Se agradece la dulzura y suavidad del lenguaje, aun siendo las palabras de censura.
  • Hace preguntas el poeta sabiendo que no hay respuestas; y si alguien le responde, no las acepta.
  • Eterna busca de un remanso para no hallar sino infinita desesperanza.
  • Los hombres dados a la magnificencia no suelen ser pródigos en alharacas
  • El verdadero enfermo suele llevar su enfermedad con dignidad; el imaginario* no suele ser digno de estar sano.

*El enfermo imaginario, el protagonista de la comedia homónima de Molière, es un caso de hipocondría, condición que conlleva una inmadurez emocional.

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