jueves, 17 de noviembre de 2016

Sobre la huelga médica


Asistiendo durante años a una progresiva degradación asistencial en el nivel primario de salud, no son pocos los médicos de familia que sugieren, desde la impotencia, “hacer una huelga salvaje”. No lo dicen irritados mohicanos, sino individuos civilizados, con estudios, bien formados para afrontar situaciones difíciles, curtidos en cursos de comunicación y para gestionar sus emociones. 

Se han hecho huelgas médicas, desde luego, por motivos laborales y salariales. Pero ateniéndose a la reglamentación establecida, de modo legal, no “a lo bestia”. Convocadas normalmente por sindicatos, con mayor o menor acatamiento, (casi) siempre con servicios mínimos abusivos, en general han servido de poco. Y con el tiempo, la desafección sindical ha ido creciendo paralela con la política. 

A nivel publicitario o divulgativo, desde los medios de comunicación siempre ha habido muy poco eco, teniendo en cuenta el número de sanitarios implicados. ¿Será porque no se queman contenedores ni se levanta el hacha de guerra? Compárese, por ejemplo, una huelga de médicos con otra de jueces. Éstos sólo con amenazar ya salen en la primera página de los periódicos. Y logran su propósito. 

Respecto a este ejemplo hemos de reparar en la unión de los jueces haciendo un frente común, independientemente de su ideología política. En cambio, la representación sindical médica es diversa, variopinta; la conforman diferentes asociaciones, “de clase” y específicas*, y para colmo se suma la disgregación organizativa hispana en materia de salud: 17 servicios de salud independientes.


Hace tiempo hablaba con una juez, compañera de coral polifónica, sobre los recortes de días de libre disposición aplicados a todos los trabajadores públicos. Ellos, los jueces, habían recurrido y conseguido un beneficio de días que se me antojó discriminatorio. Ella me respondió con cierta arrogancia: 
"Nosotros hemos sabido alcanzar lo que queríamos. Argumentamos que nos llevábamos trabajo para casa... Bien, sé que vosotros también. Pero hay una sutil diferencia: nosotros hemos sabido protestar. Y si los médicos estuvieseis unidos, otro gallo os cantaría. Presentando vuestros legítimos argumentos, cualquier juez os habría de dar la razón."
¡Ay!, me tocó el alma. ¡La unión de los jueces versus la desunión de los médicos! Basta reparar en noticias como ÉSTA, o ESTA OTRA, para comprobar cómo los jueces se rebelan. En cambio, los médicos parecen no saber ejercer su derecho, quizá porque, estando como aquéllos políticamente polarizados, no consiguen dejar a un lado sus diferencias ideológicas para converger en un interés común.

Recurriendo a una respuesta propia en una no lejana entrada sobre la sanidad estival, he de ratificarme en lo mismo y decir algo más. Nuestra desunión es manifiesta. Nuestras medidas de presión son muy pocas. Entre los médicos predomina la resignación. Y, por encima, cuando se piden mejoras profesionales no son bien vistas socialmente. El ámbito sanitario es muy sensible. 

En conclusión**, ¿a qué se debe la habitual ineficacia de la huelga médica? ¿A un mal planteamiento? ¿A las diferencias entre los profesionales sanitarios? ¿A que salimos poco a la calle? ¿A que los medios nos ignoran? ¿A que somos demasiado dóciles? ¿A que no mostramos nuestra parte más salvaje? ¿Al rechazo ciudadano a reivindicaciones que habrían de favorecer a los pacientes? ¿A todos estos factores?

Con independencia de la respuesta, ha de quedar clara una verdad:

La huelga médica no es contra los usuarios de la sanidad (aunque muchos la usen como producto de consumo), sino contra los políticos que la degradan.

Unos médicos se van jubilando y problema resuelto; otros ven que les queda poco y que ya no merece la pena luchar; quienes se encuentran en un punto medio tratan de aguantar como sea; los que empiezan carecen de referencias laborales y no saben a qué carta jugar. Entonces todo gira en torno a la resignación, o la inacción, del presente y la incertidumbre futura. La acción no se ve por ningún lado. 
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*Sindicato. Las 5 principales formas de organización sindical: 1-central (agrupa a trabajadores de todos los sectores), 2-sindicato de ramo (trabajadores de un sector), 3-sindicato de oficio, 4-sindicato de empresa, 5-sindicato de planta o tienda.
SINDICATO PROFESIONALAsociación para la defensa de intereses comunes a todos los asociados, económicos y profesionales. Pero, ¡ay!, o las buenas intenciones no logran sus frutos por causa de la desconfianza –“escepticemia”– o se recela de su eficacia.
**Y no olvidemos la particularidad del quehacer médico como causa de ineficacia de la huelga: la imposibilidad de dejar de atender todo lo que se presenta como urgencia, sea real o no... 
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Malos tiempos para la huelga médica…

Malos tiempos - Golpes bajos 
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Pensamiento adicional: La desunión médica
Tal vez la desunión del colectivo médico se deba a que cada cual antepone lo ideológico a lo profesional. De ahí que la fuerza se disperse, y más sin un liderazgo aglutinador, que debiera incumbir a los colegios médicos.

El autor del blog
con sed de cambio... para mejorar

2 comentarios:

  1. Buen post, por aportar algo: La condición de un ser humano, médico o animal que ha "aprendido" a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas se denomina impotencia o indefensión aprendida.
    Aquí un ejemplo https://youtu.be/bkxygUbwdN0

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    1. Muy interesante, Sergio. Esa impotencia o indefensión aprendida es el motivo de que nada cambie. Porque no hay voluntad ni arrestos para cambiarla. Triste...
      Saludos y gracias por tu valiosa aportación.

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