Ojeando un periódico portugués, llamó mi atención la noticia sobre una peluquera (cabeleireira) de 83 años de edad que seguía en activo. Llevaba 70 años trabajando, o sea, desde los 13, y en sus declaraciones se apreciaba una buena dosis de humor. Mi sorpresa mayor –o mirándolo bien, no tanto– fue la respuesta que le dio al periodista cuando le preguntaron por el secreto de su longevidad:
"El secreto está en no ir a médicos y beber vino tinto... del bueno."
Supongo que el no querer ver a los médicos es consecuencia de los excesos de algunos galenos, causantes de desconfianza. Y no sé qué vino acostumbra a beber la simpática peluquera portuguesa, si Vinho Verde, Douro o Alenjetano, pero es incuestionable que el humor es una buena medicina.
El elixir de la juventud (Resveratrol: efectos y controversia)
Afrontar una enfermedad o negarla marca la diferencia
entre una persona valiente y otra cobarde.
Siempre me he admirado de pacientes con enfermedades graves, incurables, debilitantes, dolorosas, destructivas, incapacitantes, terminales... que soportan el sufrimiento con extraordinaria entereza, con gran dignidad, incluso con alegría. Puede que sus creencias les ayuden, tal vez por la dulce energía infundida al alma, acaso por la fuerza de la esperanza. No lo sé. De cualquier manera, debo quitarme el sombrero ante ellos. He de aplaudirles con entusiasmo. Quisiera tener la mitad de su valor si me viese en un trance semejante a la de esos heroicos individuos, asombrosos seres, increíbles personas, admirables pacientes.
La dignidad con la que algunos pacientes llevan una enfermedad grave e incurable me hace empequeñecer. #admirablespacientes
— José Manuel Brea (@xoselbrea) octubre 5, 2013
Admiro la valentía de los pacientes con enfermedades raras, que nunca dan por perdida su batalla. #admirablespacientes
— José Manuel Brea (@xoselbrea) noviembre 27, 2013
José Luis Martín Descalzo* vivió sus últimos años la experiencia intensa del dolor, con una enfermedad cardiaca y renal que le mantuvo atado a la diálisis, pero ello no le hizo perder la esperanza, ni la alegría de vivir y servir.
La máquina nunca podrá sustituir al hombre en lo esencial y creativo. El hombre siempre estará por encima de la máquina, a juzgar por las Tres leyes de la robótica.
@doctorcasado Sería engañoso progreso: faltaría el aliento humano inherente a la Medicina. Igual que la Música ≠ simple lectura de notas
— José Manuel Brea (@xoselbrea) noviembre 24, 2013
Esto lo sabía bien Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes, de quien acabo de tener noticia de su fallecimiento. Como médico y paciente, sabía bien de la conveniencia de una buena relación humana. Descanse en paz.
Sí, el hombre prevalecerá siempre sobre la máquina...
"I Robot" – Alan Parsons Project
Inspirada en la obra I, Robot (Yo, Robot) de Isaac Asimov
La muerte es el fin de la vida biológica, pero no somos solo cuerpo.
Tew Bunnag
Nota preliminar.- Este tríptico sobre la muerte es mi aportación personal al tema "El derecho a bien morir" propuesto en #CarnavalSalud
1. La muerte próxima
No podemos evitar la muerte, pero podemos hacerla menos dolorosa.
Hace tiempo, sumido en la inquietud y las dudas, tuve la necesidad de hacer mi propia consideración sobre el paciente terminal:
Es imposible ponerse en el lugar del enfermo desahuciado, en espera de una muerte inminente de la que puede ser o no ser consciente. El paciente puede tener conciencia de muerte o ignorar lo que le está pasando. En ambos casos, seguro que estará
embargado por el temor humano, salvo que haya alcanzado el supremo estado de ataraxia. Pensemos en los pacientes oncológicos, en los que sufren enfermedades neurodegenerativas o en los que padecen otras dolencias graves en fases muy avanzadas, y acudirán a nuestra mente palabras apremiantes: resignación, esfuerzo, adaptación… Aunque no podamos curar, siempre podremos paliar. (…)
2. La muerte y la ética profesional
El médico no debe poner fin a una vida de manera activa; pero abstenerse de medidas desproporcionadas parece admitirse por la mayoría.
Poco antes, tratando de clarificar los límites de la actuación médica en el caso de un paciente terminal, me había adentrado en los vericuetos de la eutanasia:
Cuando se plantea, llegado el caso, la posibilidad de soportar un inútil sufrimiento manteniendo una vida meramente vegetativa, se cuestiona la posibilidad de la palabra que encierra una doble significación antagonista, desprecio y compasión, dureza y dulzura, crueldad y misericordia: eutanasia. Rechazada o aceptada, según se vea o no la vida como valor absoluto. Referida a la muerte dulce y tranquila, a la muerte serena, sin grandes sufrimientos, sería la muerte deseada por todos.
Fue éste el primer razonamiento de mi frágil reflexión, concluyendo que no es fácil establecer el límite de lo correcto, ni ayudar a bien morir.
3. Vivir y morir
Si nos preocupamos por retrasar la muerte y no por vivir la vida, estamos viviendo la muerte o muriendo en vida.
No hace mucho, realicé una recopilación de aforísticos pensamientos en torno a la muerte, una realidad irremediable que ha hecho correr tanta tinta como el amor, en la eterna confrontación entre Eros y Thanatos. Si el poeta confesó que había vivido, muchos no viven, dominados por la angustia de vivir. Desgraciadamente, a los peor tratados por la diosa Fortuna no se les concede el tiempo necesario para vivir, pues son víctimas de una muerte adelantada: unos son llevados prematuramente por la parca; a otros se les priva de la vida por humana decisión; algunos deciden una muerte voluntaria. Ya dijo André Malraux que “la muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida”. Consideremos este aforismo y, sin renunciar al humor ni a la crítica mortuoria (¡ay, el negocio de la muerte!), pensemos que es un soplo la vida. Vivamos entonces el día a día, amorosamente, mientras podamos. Y con optimismo, pero sin negar el final de la vida, confiemos en nuestro derecho a bien morir. Algo más que un bello oxímoron.
Canto final: Último adiós (Cuando otra alma se va)
Como colofón, traigo la letra de una canción elegíaca que compuse hace un año, movido por el fallecimiento de un familiar y evocando la muerte de mi padre (fallecido en un mes de noviembre). Bien dijo Cicerón que "la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos."
Cuando otra alma
se va,
cualquier alma
bienquerida,
se tiene la
sensación
de que es absurda
la vida.
Todo parece
distante,
en nada hay
alegría,
las lágrimas de
tristeza
nuestro dolor
atestiguan.
Y sin embargo nos
queda,
tras la rabia
contenida,
lo mejor de su
presencia,
el dulzor de su
sonrisa.
Muerte y transfiguración (Tod und Verklärung)
poema sinfónico de Richard Strauss
***
La muerte es, de todas las certezas, la más absoluta.*
...en las actitudes hacia la muerte hay dos estadios antagónicos: la TANATOFOBIA (temor y negación de la muerte) y la TANATOFILIA (deseo enfermizo de morir), junto a dos niveles intermedios.
Sentimientos de paz, felicidad y bienaventuranza; visión de un túnel oscuro y de una luz o la percepción extracorpórea. Estos fenómenos podrían explicarse por la anoxia y la hipercapnia...
Hay dos hechos indiscutibles respecto a la Medicina y la Música. Primero, no existe sociedad sin Medicina, aunque sea rudimentaria; sin duda, la salud es lo más importante, lo que más preocupa a la gente. Segundo, no es imaginable una sociedad sin Música y no se conoce ninguna que no se exprese de alguna manera a través del arte sonoro; y es que sin música habría más razones para volverse loco (Tchaikovsky dixit). Esto lo puede subscribir cualquier persona sensible y sensata. Así que, ¡vida eterna a la Música y un canto perpetuo a la Medicina!
Parecen no acabarse las peticiones de certificados médicos para todo, aunque sean improcedentes -o ilícitos- y puedan comprometer a los profesionales de la medicina. Sigue sucediendo, por ejemplo, cuando la gente se olvida (?) de sellar la tarjeta del paro. En estos casos, ajenos a la asistencia sanitaria, sólo cabe la negativa. El médico no es culpable por ello, ni ha de sentirse como tal, pues se está negando honestamente a no mentir o a no certificar sobre lo que no tiene constancia. Y el usuario debe comprender que su médico no tiene dotes de adivinación. Por eso habría que evitar esta mala práctica, que ya debiera haber desaparecido hace mucho.
@xoselbrea además de no ser ético, te piden que te juegues la inhabilitación profesional durante AÑOS -conozco casos- 1/2
— Jose Ferrandis (@JoseFerranL) noviembre 20, 2013
Se piden certificados médicos injustificados con la rutina exclusiva de un país de pandereta. #certificadosmedicos
— José Manuel Brea (@xoselbrea) November 18, 2013
"Me dijeron en oficina de empleo que le pidiese a mi médico un certificado; me olvidé de sellar el paro. Ponga que estaba enfermo..."
Para prevenir los accidentes laborales, el empresario tiene
unas obligaciones dirigidas a garantizar la seguridad y la salud en el trabajo,
mediante la protección eficaz del trabajador. Por su parte, la Administración
tiene el deber de hacer cumplir la normativa en materia de seguridad
laboral. Y el trabajador debe asumir las medidas de prevención que se
dispongan en cada caso, por su propia seguridad.
Sobre las responsabilidades de cada parte podemos leer en
este enlace:
Si todo esto se cumpliese, no se verían imágenes como la que
ilustra esta entrada. Y si se siguiesen las recomendaciones propuestas en el vídeo ilustrativo que traemos aquí, otro gallo más seguro cantaría.
Una
asistencia médica de calidad exige fijar unos tiempos mínimos de consulta,
idealmente por el criterio profesional, para dar una respuesta adecuada a cada
paciente, según su necesidad individual; esto implica la eliminación de las tareas inútiles (de los burocráticos "ladrones de tiempo"). Y por la misma razón, la jornada diaria de un profesional de la
medicina debe tener un tiempo máximo de consulta (asistencial), razonable para mantener un
pleno rendimiento, teniendo en cuenta la fatiga y la carga mental que supone la
atención continuada a personas; esto implica un número máximo razonable de pacientes visitados por jornada. De modo que a la aptitud (capacidad) y
actitud (disposición) profesional, se le ha de unir el tiempo necesario y
conveniente, el preciso para cada usuario y el máximo por jornada para la
asistencia, pues es un factor determinante de la calidad en salud, objetivo
principal de la verdadera gestión clínica. El tiempo como recurso, fundamentado en su administración (o gestión), es un requisito ineludible para alcanzar la deseable efectividad/eficacia y la esperada eficiencia.
Time, Pink Floyd
***
PARADOJA PROFESIONAL
Un galeno decía no tener ni un momento para descansar durante toda su jornada laboral. Apenas lo justo para alguna necesidad fisiológica. Y lo decía casi complacido, con cierta satisfacción, con orgullo masoquista. No es lo habitual, pero tampoco es excepción. Aunque lo vocacional no implique absoluta renuncia.
La diferente respuesta de los padres a las malas calificaciones del hijo en distintas épocas
Education is not the filling of a pail, but the lighting of a fire (La educación no es llenar un cubo, sino encender un fuego). W. B. Yeats
Reflexión inicial: Se dice que tenemos los jóvenes mejor
preparados y, al mismo tiempo, las mayores tasas de fracaso escolar de la
historia. ¿Cómo se cuece esto? Yo, cuando menos, me quedo perplejo ante semejante paradoja.
Otras reflexiones necesarias: Lo que está destruyendo nuestra
enseñanza, y a nuestra sociedad en general, es una mezcla de dejadez, complacencia
y permisividad que, lejos de promover las libertades, lima los derechos de los
ciudadanos de bien, que resultan desprotegidos y humillados. Sin duda, falla la "educación en valores".
Se ha perdido el
principio de autoridad y se desprecian las normas de
urbanidad, conceptos con gran contenido que a algunos ven como retrógrados pero que simbolizan todo lo contrario, pues son bases de la libertad y
del progreso.
Hemos visto aumentar el número de niños (algunos
de más de treinta años) caprichosos, a los se les permite todo, que campean a
su albedrío y enarbolan la negra bandera del “hago lo que quiero”, no de una
necesaria y sana rebeldía.
Se ha constatado que la permisividad de los padres favorece la violencia de los hijos, porque desarrollan una intolerancia a la frustración. Y, junto a la permisividad, la sobreprotección de los niños conduce al fracaso escolar.
Ante el exceso de maleducados,
al amparo de un Estado falsamente garantista que ha perdido el norte, se plantea
una Educación para la Ciudadanía, beneficiosa entendida como Civismo
(comportamiento social respetuoso) y perniciosa como adoctrinamiento o pastoreo. Hay que educar, no pastorear.
Tampoco hay atención a lo que expresa el aforismo de Yeats que encabeza esta entrada. Educar implica estimular, motivar. Y los buenos maestros procuran descubrir las capacidades o potencialidades de los alumnos.
En definitiva, el fracaso educativo es
preocupante, y la carencia de formación cívica, para echarse a llorar. No debemos olvidar que fracaso escolar y violencia van de la mano. Sin demasiado optimismo, veo el presente desmadrado y vislumbro un futuro próximo demasiado turbio. Creo que tenemos un gran problema
humano.
¡Lo que pudimos haber sido y a dónde hemos llegado!
Cómo convertir a sus hijos en pequeños delincuentes Por Emilio Calatayud, juez de menores
***
La autoridad paterna pasó del autoritarismo a desvanecerse en la absoluta permisividad.
La caída del nivel educativo comenzó cuando el profesor se convirtió en ‘profe’ y la señora/señorita maestra en ’seño’. ¡Exceso de familiaridad, perdida la autoridad! El fracaso cívico comenzó con una transición política rupturista con las normas sociales: el civismo era cosa del pasado y lo moderno no entendía de cortesía ni de respeto. ¡Y del todo vale surgieron problemas de convivencia!
Sobre adoctrinamiento o pastoreo, valga una escena de la película Doctor Zhivago, que trata de la Revolución Rusa, sobre la Instrucción Cívica en las escuelas.
[Por cierto, impactante el personaje Strelnikov, marido de Lara, la protagonista femenina, y comisario político; dice que la vida privada y acabará suicidándose.]
Hoy he visto un posible caso de sarna, tras haberse anunciado en los medios un cuarto brote en Vigo. Era una maestra que venía alarmada, de urgencia, por la
actitud de otros compañeros que al verla rascándose las manos casi la habían echado del colegio como a una apestada. Al llegar a casa me acordé de un antiguo manual distribuido por el entonces Ministerio de Sanidad y Seguridad social. Lo busqué y lo encontré entre otros libritos prácticos de Salud Pública. Se trataba del Manual para el control de las enfermedades transmisibles en los centros docentes,
de Oscar Valtueña Borque, editado en 1980. Lástima que ahora no se distribuya este manual -u otro semejante-, para orientar, formar y sosegar, en este caso por mucho que imponga el monstruoso ácaro.
Hay mensajes institucionales que
merecen ser aplaudidos, y uno es éste de la Gerencia del Área de Salud de Plasencia
(Consejería de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura). Creo que es tan significativo que debería hacerse extensivo al resto de áreas
sanitarias de nuestro variopinto Sistema Nacional de Salud. Evidentemente, no
hay que recurrir a los fármacos para todo. Ni el desamor requiere
necesariamente antidepresivos, ni la preparación de un examen precisa ansiolíticos, ni un
resfriado común ha de tratarse con antibióticos. Hemos de impedir que el miedo atenace nuestras vidas hasta
el punto de hipotecarlas absolutamente con medicamentos. Hemos de afrontar la dureza de los cambios, pues aunque se haya dicho, crudamente, que la vida es un continuo dolor de cabeza, la vida no es una enfermedad.
**Tener una gran memoria era preciso para ser nomenclator, esclavo de la Antigua Roma cuya función principal consistía en memorizar los nombres de las personas influyentes de la urbe y de los clientes de su dominus, y servir de “apuntador” cuando éste tenía la necesidad de dirigirse a cualquiera de ellos por su nombre.
***El significado de memorial (etim.) va desde un escrito de petición de algo a un acto en recuerdo de alguien, pasando por un escrito (libro, cuaderno) de hechos pasados o un informe de asuntos políticos o administrativos. Sin.: escrito, instancia, solicitud, comunicación; memorias. [Memorial –Dicc. Panhispánico Jurídico]
*La memoria trae recuerdos que perturban a la poeta.
Cava lixeiro, cava, (Cava ligero, cava,)
xigante pensamento; (gigante pensamiento;)
cava un fondo burato onde a memoria (cava un hondo agujero donde la memoria)
do pasado enterremos. (del pasado enterremos.)
¡Á terra cos defuntos! (¡La tierra con los difuntos!)
¡Cava, cava lixeiro! (¡Cava, cava ligero!)
E por lousa daraslle o negro olvido (Y por losa le darás el negro olvido)
i a nada lle darás por simiterio. (y a nada le darás por cementerio.)
**El poeta muestra su deseo de olvidar el pasado y centrarse en el presente.
¡Quién supiera
dejar el manto, contento,
en las manos del pasado;
no mirar más lo que fue;
entrar de frente y gustoso,
todo desnudo, en la libre
alegría del presente!
La memoria
***Expresión poética de la memoria tactil o memoria háptica, parte de la memoria sensorial (las otras partes de esa memoria: visual, auditiva, gustativa y olfativa).
****El poeta señala lo que para él vale de la memoria.