El chiste puede ser exagerado, pero en Atención Primaria el médico trabaja solo, no dispone de un/a auxiliar que tome nota |
PUNTO DE PARTIDA. De que el verano es un punto y aparte en la asistencia sanitaria hispana ya hablamos el primer año de andadura de este blog médico-melódico. Lo hicimos bajo el título de "El verano y el sistema sanitario", sin música para la ocasión. De haber acompañamiento melódico no habría de hacerse con una marcha festiva, ni mucho menos, si acaso con una melodía triste. No referíamos entonces a la Atención Primaria que se brinda en los centros de salud, y a ella nos referimos en esta reflexión sanitaria. Ante la carencia de sustitutos para cubrir las ausencias por vacaciones, decíamos: las “urgencias” se multiplican... vemos al usuario inquieto y al galeno asfixiado... Es comprensible con menos médicos y el mismo número de pacientes: éstos no admiten esperas (no tienen culpa de las carencias) y aquellos no dan abasto (por mucho que se esfuercen, no pueden rendir adecuadamente). Y sin embargo, decíamos también: el sistema aguanta milagrosamente.
EL PRESENTE. Hoy la situación es aún peor por lo recortes aplicados, no sólo en las nóminas, también en las coberturas de ausencias que la razón aconseja. Pues observamos que no se cubre prácticamente ninguna ausencia por vacaciones (SUSTITUCIÓN CERO). Que alguien nos corrija si es incierto. ¿Y la música? De acompañar melódicamente la penosa realidad, sería apropiada una marcha fúnebre. Con o sin sonoridades, cabe una pregunta con respuesta: ¿Es de buen gestor dejar que la recortada plantilla se organice doblando consultas? ¡No! No sólo por eso de que “el que mucho abarca poco aprieta”, sino por la locura de ver enfermos ininterrumpidamente en doble jornada. Y si se establecen acortamientos en la jornada propia para poder acudir a la ajena, también redunda en perjuicio de quienes asumen otra carga añadida a la ya existente (la agenda no es cerrada: pueden añadirse citas forzadas que los usuarios solicitan). Con esta chapuza organizativa, ¿quién puede negar que aumenta el riesgo para los pacientes y para los sanitarios? Que nadie se lleve a engaño, con carencias no se pueden hacer milagros (y menos sin personal auxiliar en consulta). Las sobrecargas pueden inducir a errores (lo saben bien los cocineros) y el estrés laboral del médico puede repercutirle en su salud, en daños psíquicos (ansiedad, depresión, desgaste profesional) y físicos, especialmente problemas cardiovasculares. A lo mejor esto no le importa al político-gestor, pero, ¡ay!, sí le ha de importar el aumento del coste que supone una medicina acelerada frente a una medicina sin prisa.
EL FUTURO. Se dice que lo que está por venir siempre es incierto, pero en el caso que nos atañe parece que va a ser más de lo mismo. Y no debiera ser así, por el bien de los usuarios del sistema público de salud. Si en verano no hay personal suficiente que los atienda y el que está disponible no rinde adecuadamente, porque no puede mantener sus capacidades en estado óptimo, habrá que plantearse algunas estrategias convenientes. Y eso pasa por la organización externa, que incumbe a los gestores sanitarios. No se puede ignorar que la merma de personal cuando se atiende a la misma población es generadora de conflictos. No hay derecho a que, en Atención Primaria, el que regresa de sus legítimas vacaciones tenga que comenzar acelerado, por cuestiones que, sin haber sido posible darles respuesta, se han ido acumulado durante su ausencia (cuando no por novedades que se encuentra de repente, como la nueva gestión de la IT). Y, definitivamente, si el sistema sanitario hispano ya está fragmentado en diecisiete servicios autonómicos, imposibilitando una conveniente Sanidad Única, no la empeoremos todavía más con una particular y precaria Sanidad Estival.
¡Ah! Uno no puede callar ni en vacaciones. Ni dejar de acariciar melódicamente los oídos. Y para esta entrada nada mejor que el "Adagio lamentoso" de la Sinfonía Patética de Tchaikovsky.