William Ospina |
La poesía puede ser una buena medicina, sanadora o paliativa.
El poeta, ensayista y novelista colombiano William Ospina —autor de un breve y gran poema que nos impactó en su momento: Nuestros muertos— dice en una conferencia sobre "Poesía y Salud":
¿Es necesaria la medicina para la vida de las especies? La respuesta que me parece más evidente es que no. Hasta ahora, todas las especies que han sobrevivido en el mundo, con la sola excepción de la especie humana, lo han hecho sin necesidad de una medicina como teoría y como técnica, recurriendo únicamente a sus reservas instintivas.
Sólo en las fábulas humanas es posible encontrar tigres, delfines o elefantes que ejerzan como facultativos. Esta observación es a la vez fácil y asombrosa.
¡Qué vértigo sentimos al pensar qué sería de nosotros si los médicos no existieran! Si no existieran las medicinas y los quirófanos; sobre todo en estos tiempos, cuando el imperativo de la salud y la necesidad de protección desvelan como nunca a la humanidad.
Hubo épocas extrañas de arrojo inverosímil y de desprecio por la muerte. Hoy casi todos queremos desesperadamente sobrevivir. Nunca parecieron tan necesarios para los seres humanos la Seguridad Social, el Seguro Médico, la garantía de tener a dónde acudir en busca de los primero auxilios, y también de los últimos.
¿Es verdad que todo el reino animal y todo el reino vegetal saben vivir sin médicos y sin medicinas? Resulta asombroso descubrirlo. Y podemos hundirnos en ensoñaciones de cuentos de hadas sobre hormigas laboriosas que no recurren nunca al quiropráctico, colibríes que no buscan jamás el internista, leones que no saben quejarse del lumbago... Pero no es que lo animales no enfermen, es que fatalmente no pueden luchar contra la enfermedad más allá de ciertos recursos elementales. (...)
[Fragmento reproducido del documento sonoro-visual.]
En un artículo titulado "El arte de la salud", declara un hecho ya constatado:
Es un error pensar que la medicina puede encargarse de resolver todos los problemas de la salud. La enfermedad suele tener una causa física, pero siempre revela un desajuste entre el cuerpo y el espíritu, entre la materia y el alma, entre el mundo y el lenguaje. Por eso son tan importantes los afectos, las palabras, los libros, como instrumentos poderosos en el proceso de reencuentro con la plenitud de la vida y del cuerpo. (...) La literatura es también un bálsamo cicatrizante, una pócima curativa, un gran remedio, mal que les pese a quienes temen que convertir estas cosas sublimes en instrumentos terapéuticos sea rebajarlas o degradarlas.
Y sobre la actual pandemia que trae de cabeza a nuestro mundo, en "Coronavirus: del miedo a la esperanza", considera que es un tiempo propicio para la meditación y la creación. Al fin y al cabo, la felicidad es salud...
William Ospina:
“Todavía no sabemos si la pandemia es una buena o una mala noticia”
Fue Chesterton quien dijo que la diferencia entre el mundo antiguo y el moderno es la diferencia entre un mundo que lucha con dragones y un mundo que lucha con microbios... Los dragones del futuro.